Tasio Erkizia
Militante de la izquierda abertzale

La agenda vasca y los derechos de los presos/as

Están invitados tanto organismos populares como los partidos políticos u organizaciones sindicales. No es contra nadie, es la apuesta por una convivencia basada en el respeto mutuo

Siempre que el PNV negocia algo en Madrid, utiliza como contrapartida lo que ellos denominan «agenda vasca», y que teóricamente vendría a equipararse con la defensa de los intereses de la mayoría de la población del tercio autonómico. Y sin embargo, se concreta, según sus propias declaraciones, fundamentalmente en las partidas para financiar el TAV y las transferencias pendientes del Estatuto de Autonomía. Es decir, temas relacionados con los intereses económicos y las parcelas del poder del propio partido. Parece que la conculcación sistemática de los derechos humanos de las presas, la libertad de expresión gravemente amenazada en la ley mordaza o la reformas laborales que conllevan la desaparición de derechos sociales y laborales poco o nada preocupan a dicho partido y a las instituciones que las controlan, por lo que no forman parte de su denominada agenda vasca.

En los últimos 8 años, desde que ETA anunciara el cese definitivo de la lucha armada, la dirección de este partido ha negociado muchas veces los presupuestos del Estado o la investidura del presidente de turno. El último, hace pocos días. Y se sigue repitiendo el mismo esquema: olvido absoluto de la normalización política en Euskal Herria, en general, y de las presas vascas, en particular.

Para satisfacción de una derecha ultramontana, disfrazada de organizaciones de víctimas, es muy persistente en su «exigencia» a la izquierda abertzale de una autocrítica que hace años ya hemos realizado. Y mientras tanto, es evidente su falta de escrúpulos en mirar hacia otro lado ante los atropellos cometidos diariamente contra los presos y la falta de denuncia de la política de venganza establecida, por el Estado español. Resulta sonrojante constatar sus «miedos» a enfrentarse, o tan siquiera molestar, a un sistema injusto y cruel. La dispersión sigue en los parámetros de los peores años. Y a más de 30 niños, hijos e hijas de reclusas, se les obliga a viajes de más de 2.000 kilómetros, con la consiguiente conculcación de sus derechos infantiles.

Esa falta de absoluta sensibilidad hacia los derechos de una parte de la ciudadanía vasca contrasta curiosamente con la enorme preocupación y exquisita sensibilidad que muestran hacia las víctimas de ETA. A tenor de su actuación, sus portavoces acuden con prontitud y diligencia a los constantes homenajes o se unen a la denuncia, realizada por asociaciones que actúan con marcado interés partidista.

Muestra de esa hiriente parcialidad, son entre otras la intervención pública del portavoz del Gobierno de Gasteiz, Sr. Erkoreka, pidiendo a la corporación municipal de Galdakao que retire una exposición de pinturas del preso Bienzobas, expresamente autorizada por la Audiencia Nacional, argumentando supuestas razones éticas. O cuando todavía más recientemente, el mismo portavoz se atreve a pedir públicamente en representación del Gobierno que un preso que ha salido de la cárcel por grave enfermedad suspenda una charla, previamente autorizada por la Universidad, y que tenía como objetivo precisamente exponer la crueldad y la ilegalidad que supone tener en la cárcel a personas gravemente enfermas. Sr. Erkoreka, puede decir en alto, que esas declaraciones se fundamenta en los principios éticos o no es más verdad, que actúa por evidentes intereses partidistas?

Sobra recordar que un cambio radical en la política penitenciaria, no depende en exclusiva del PNV. No tiene competencias sobre las prisiones ni poder político suficiente para «obligar» a los poderes del Estado para hacer cumplir su propia legalidad. Pero es evidente que el olvido premeditado de un tema tan primordial y  la marginalidad a la que le somete no solamente no ayuda nada sino que le da todo el respaldo y apoyo tácito, a la política inhumana de los respectivos gobiernos de Madrid y París. Resulta hiriente que un partido que constantemente apela a la ética lleve años ofreciendo cobertura al desprecio sistemático hacia los derechos humanos de las presas vascas.
El 11 de enero próximo, en Bilbao y en Baiona de manera simultánea, hay una nueva cita por los derechos de las presas vascas. Toda la ciudadanía está invitada a mostrar su firme y contundente exigencia para un cambio radical de la política penitenciaria. Están invitados, así mismo, todos los organismos populares como los partidos políticos u organizaciones sindicales. No es contra nadie, es la apuesta por una convivencia basada en el respeto mutuo.

¿Entrará esa masiva movilización, por primera vez este año, en la agenda vasca? No es suficiente con «dejar libertad a los militantes». No podría ser de otra manera, ante una manifestación por los derechos humanos. Es hora de implicarse abiertamente. Los derechos humanos son importantes cuando ETA actuaba, pero también ahora. ¿O lo de los derechos humanos era casi una coartada para actuar contra la organización armada? Quiero pensar que no. Pero es el momento de demostrar, con hechos y actitudes valientes y sin ambigüedades. que mis miedos no corresponden con la realidad.

Para la mayoría de este país, sí es de urgencia cambiar la política penitenciaria y por lo tanto entra dentro de nuestras preocupaciones diarias. La aspiración por terminar con la pesadilla de la dispersión y ver a nuestros presos en libertad entra de lleno en la agenda vasca, es una de las preocupaciones más acuciantes y que más dolor produce. Esa agenda vasca centrada en las personas y no en el negocio para unos pocos. Esa agenda vasca que recoge todos los derechos de todas las personas, más allá de razas y clases sociales. Es hora de activar a esa mayoría y convertir en tractor determinante.

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