Jokin Revilla González

La apostasía es un derecho y un deber

Si estás convencida no esperes, hazlo, la Iglesia católica no se merece que continuemos en su «seno»

Yo nací en 1946 en un pueblo pequeño de León. Me bautizaron a los 12 días. A los dos años me llevaron unos tíos a Mansilla de las Mulas, conocida ahora por la cárcel. En 1958 vine a los Paulinos a Zalla Bizkaia. En aquella época era la única forma de estudiar para hijos de familias pobres. Estuve hasta 1970, me salí porque no me gustaba lo que veía. Mucha pobreza humana, falta de ideales y vida monótona girando alrededor del futbol. Estuve un año en Otxarkoaga dando clase en los «barracones de los curas» donde se impartía bachiller. Al año siguiente empecé teología por mi cuenta. En Otxarkoaga vivía con seminaristas. Cada año que pasaba creía menos, y al acabar el último año, eran cuatro, dejé de creer totalmente y me llevaron a la mili.

Nos bautizaban sin que nos enteráramos, nos confirmaban porque era la costumbre, y si nos descuidamos, aunque no creamos, nos llevaran a la Iglesia después de morir porque es el deseo de la familia. Por eso es importante ser consecuentes y apostatar. No es nada nuevo, la Asamblea de Mujeres de Bizkaia hizo una campaña en 2.008, en la que apostataron muchas mujeres. Es ser consecuentes con lo que pensamos y borrarnos de la Iglesia. Es sencillo de hacer:

1º. Solicitar la partida de bautismo en la parroquia donde te bautizaron. Si ya no hay sacerdote pedirla en el obispado de esa provincia.

2º. Hacer una solicitud de apostasía, con nº de DNI y tus señas exponiendo los motivos por los que quieres apostatar. (Fui a las oficinas sin la denuncia y la rellené allí mismo. Puse mis datos y luego el texto: «Hice Teología y por tanto tengo bien fundamentada mi decisión. Respeto a las personas creyentes de buena fe, pero no comparto nada con la jerarquía eclesiástica, con su historia al lado de los poderosos y su misógina. Por tanto solicito la apostasía cuanto antes»).

3º. Llevar la partida de bautismo, la solicitud y una fotocopia del DNI, o mandarlo todo por correo, a las oficinas del Obispado que están a la derecha de la Basílica de Begoña, C/Virgen de Begoña nº 38, 48006 Bilbao. Teléfono 944667979, Fax 944667971.

Te mandan a casa una carta certificada con una declaración jurada para firmar. La acompañan dos folios en los que explican que supone la apostasía. Para acabar dicen: «Por último, queremos reiterarle el hecho de que su personal decisión no modifica la voluntad de la Iglesia de estar siempre dispuesta a acoger en cualquier momento a cuantos quieran vivir y morir en su seno. Además, tenga la seguridad de que en la Iglesia encontrará siempre las puertas abiertas, si algún día desea modificar su firme resolución actual».

Si después de leídos los dos folios, continuas con la misma idea envías la declaración jurada firmada a las mismas señas o la llevas en mano.

Te contestan que te mandarán una carta en la que te certifican que «ha abandonado la Iglesia católica libre y voluntariamente asumiendo los efectos canónicos que dicho abandono producen y los cuales conoce, y por ser conforme a la verdad de su vida».

Entregué en mano en las oficinas la partida de bautismo y la solicitud con copia del DNI a primeros de septiembre y el 27 de octubre recibí el certificado de apostasía o baja definitiva. Como veis es bastante sencillo. Si estás convencida no esperes, hazlo, la Iglesia católica no se merece que continuemos en su «seno».

Otra opción es hacer el llamado «Testamento Vital», oficialmente conocido como «Registro Vasco de Voluntades Anticipadas», Departamento de Sanidad, C/ Donostia-San Sebastián nº1 01010-Gazteis, Teléfono de contacto 945 01 92 54.

En el  dispones como quieres ser tratado en tus últimos días y si quieres donar el cuerpo «todos aquellos órganos y tejidos que puedan ser de utilidad para la asistencia sanitaria, con intención terapéutica, y en su defecto dono a la universidad para enseñanza e investigación».

También con familiares, o personas  muy cercanas, puedes dejar escrito cómo quieres que te traten después de muerto. Aunque hayas donado los órganos y el cuerpo, si has estado muy medicado, puede que no sirva la donación y lo tengan que incinerar. Entonces merece dejar escrito lo que dispones. Yo he dispuesto que no quiero esquelas, ni tanatorio, ni despedida de ningún tipo. Lo único que deseo es que con algo dinero que deje quienes quieran se junten a tomar algún pote «a mi salud», nunca mejor dicho.

Sin duda lo disfrutaré.

Soy de los que creen que lo que le tengamos que decir y hacer a quienes queremos lo tenemos que hacer en vida. El cuidarnos es la eterna asignatura pendiente. En vida, que una persona palpe la soledad en su último periodo de existencia, y después de muerto nos deshagamos en elogios es…(poned vosotras el adjetivo). Por tanto en vida hay que besar, amar, acariciar decirle a las personas lo que las queremos y demostrárselo siempre que podamos, aunque ahora con la pandemia no nos lo permitan hacer y tengamos que aplazar muchas manifestaciones de cariño. No dejemos nunca a familiares, amigas y personas cercanas sin acompañamiento, sin afecto. Que ninguna persona esté sola y luego en el funeral y/o homenaje, si lo hacen, vaya un gentío cuando ya esa persona ni lo ve ni lo siente. ¿Es solo un acto social más?

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