Ibon Cabo Itoiz
Presidente del Comité Vasco de Fútbol Sala

La arena que busca el desierto

Querer ser parte del opio del pueblo pero con personalidad propia es simplemente una necesidad de supervivencia. Si el fútbol en Bizkaia no es motor sino freno al respecto, ¿podemos plantearnos que tan político es querer la oficialidad como no quererla?

En los últimos tiempos, hemos vivido con estupor como en las Juntas Generales de Bizkaia se producía un hecho insólito en la historia del deporte vasco: el presidente de una federación vizcaína se veía obligado a aclarar algunas cuestiones sobre su gestión ante los grupos políticos del territorio. "Malos tiempos para la lírica" cantaba el grupo Golpes bajos inspirados en un poema de Bertolt Brecht en los años ochenta. La crisis ha llegado y hay quién no parece querer enterarse.

A pesar de esto, el titular de la prensa ha estado centrado en la millonaria inversión en un campo de fútbol playa que parece se va a instalar en el bilbaíno barrio de secano de Zorroza. Una pregunta que surge podría ser si la cantidad asignada al nuevo estadio de la Copacabana del norte, pretende desviar el debate sobre la justificación de ayudas públicas o si verdaderamente se trata de una buena iniciativa para expandir otra modalidad deportiva en Bizkaia. Conocidas las vías de agua producto de la crisis que afectan al fútbol, no parece que se trate de arena playera que busque la expansión del ocio sino, más bien, granitos que se dirigen a convertir en desierto alguna especialidad deportiva pre existente. El fútbol sala no se puede permitir que le recorten sus ingresos mientras se invierte en faraónicos proyectos.

Cuando los abusones pelean en los colegios lo hacen siempre con mayoría aplastante. Primero comienzan pegando los más grandes y después aparecen las ratas escondidas en el callejón para tratar de aparentar ser parte del exitoso linchamiento. En ocasiones, cuando los liderazgos se ejercen de una forma despótica, se producen situaciones parecidas. Hace pocos días un club de fútbol sala que preguntaba por una subvención fue mandado «a Madrid» para preguntar por la misma. Si los clubes vizcaínos no pueden informarse y ser ayudados por quién ejerce funciones públicas por delegación en este territorio, ¿tendrán que afincar sus domicilios sociales fuera del Ebro y del Adur para poder progresar deportivamente?

Y claro entre el Ebro y el Adur hay un pueblo orgulloso que vive con pasión algunas cuestiones deportivas que le definen como pueblo. El remo, la pelota vasca, el rugby, el ciclismo... Y como no el fútbol. El Athletic y la Fundación ciclista Euskadi son también dos buenos ejemplos sobre como afianzar un proyecto con modelos diferentes. Si no podemos defender lo nuestro dentro de lo que es considerado el deporte rey y poner en valor lo que Euskadi hizo durante la post guerra en Latinoamérica, en Mexico o en Rusia, ¿cómo vamos a poder mirar hacia delante? ¿Cómo vamos a poder decir quiénes somos al mirarnos al espejo? Querer ser parte del opio del pueblo pero con personalidad propia es simplemente una necesidad de supervivencia. Si el fútbol en Bizkaia no es motor sino freno al respecto, ¿podemos plantearnos que tan político es querer la oficialidad como no quererla? «Nire aitaren etxea defendituko dut» reivindicaban en los setenta quienes recitaban a Gabriel Aresti desde el salón de casa. Hoy lo queremos hacer desde la cancha de fútbol sala.

Pero para defender la tierra propia siempre aparece el papel de la madre, de la mujer que nos dio vida. Por lo que podemos leer al respecto parece que el fútbol femenino va viento en popa. Parece pues cumplido el objetivo de acercarnos a la igualdad según contaban en la comisión antes mencionada. A pesar de esto, según explicaron, si cada vez más jugadoras forman parte de esa federación y cada vez menos mujeres quieren ser parte de la dirección, ¿podemos plantearnos que existe de facto un muro invisible que impide el acceso a puestos de dirección por parte de las mujeres? «Tu madre con anteojos volverá a tejer» cantaba golpes bajos. Ellas siempre están allí para nosotros. ¿Debe el fútbol otorgarles un papel más digno a las mujeres? A estas alturas parece algo imprescindible. Y cuando pasamos la vista por el fútbol sala femenino el panorama es desolador. El papel de absorción no ha supuesto una doble vía de regreso para cuando los tiempos cambien o de captación cuando los números aprietan. Muy al contrario ha supuesto ahondar más en la expansión del desierto del sala femenino.

Así pues, a pesar de que haya gente que crea que esa arena playera tiene más que ver con sueldos y justificaciones fallidas, la realidad es que se trata de una khalima que trata de arrasar con lo que queda del fútbol sala. No se dejen engañar por el titular y aparten de sus ojos la visión idílica de la playa. Terrenos contaminados, un barrio donde falta inversión social y vivienda pública, un polideportivo que necesita renovarse... En breve vendrá algún evento para esconder la inversión pero la realidad es que esta arena surgió de un recorte: el recorte al fútbol sala en la subvención del CSD sobre los derechos audiovisuales.

Así pues, malos tiempos para la lírica. El fútbol sala se juega su supervivencia en esta tierra de gigantes con pies de arena.

Search