Víctor Moreno
Profesor

La escuela militar de Osasuna

Causa perplejidad que un club como Osasuna, nacido del pueblo y para el pueblo, era lo que decían sus directivos, cayera en la trampa de un Estado más recaudador que nunca.

En 1912, la duración del servicio militar activo pasó de seis a tres años. Por presión popular, el Gobierno suprimió los sistemas de sustitución y redención en metálico. La redención consistía en entregar una cantidad de dinero al Estado para evitar dicho servicio. En la sustitución, el mozo pagaba a un sustituto para que fuese a la mili por él. Suprimiendo estos odiosos privilegios, el Gobierno quiso congraciarse con el pueblo, pero no estaba dispuesto a renunciar al botín de los ricos, dispuestos a pagar lo que fuera con tal de librar a sus vástagos del servicio a la Patria, máxime si había que hacerlo en África.

Se creó así la figura del «soldado de cuota», quien reduciría el tiempo de mili a ocho meses, pagando mil pesetas o cinco meses por 2.000 pesetas. Lo decía el refrán: «Si te toca, te jodes / que te tienes que ir, /que tu madre no tiene/ seis mil reales pa ti».

Pero no bastaba tener dinero para ser soldado de cuota. Había que cumplir un requisito sin el cual no era posible disfrutar de tal prerrogativa. El mozo debía acreditar una formación militar. Para ello, existían «escuelas militares especializadas», encargadas de garantizar ese conocimiento, como exigía la Real Orden relativas al funcionamiento, régimen y dependencia de las escuelas de preparación militar fuera de filas (1925).

Aunque en Iruña existían dos escuelas militares oficiales que cumplían este cometido, la Escuela de Tiro Nacional y la Escuela Militar de Pamplona, Osasuna solicitó en mayo de 1928 establecer una Escuela Militar. Su junta directiva, presidida por Aurelio Álvarez, lo hizo. Los periódicos publicaron la noticia como un acontecimiento: «el popularísimo club navarro acaba de establecer una escuela de preparación militar, concesión que le ha sido hecha con arreglo del Real Decreto del 8 de mayo de 1925, al reunir dicho club los requisitos reglamentarios establecidos» ("El Pensamiento Navarro", "El Pueblo Navarro" y "Diario de Navarra", 26 y 27. 5.1928).

"Diario de Navarra" aseguraba que «la importancia de esta Escuela saltaba a la vista y la comprenderán los lectores tan fácilmente. Solo dedicaremos unas líneas par hacer resaltar las facilidades y beneficios que en la nueva escuela del Club rojo han de encontrar los mozos navarros que precisen de la instrucción militar, bien para acogerse a la clase de soldados de cuota o bien para que les sea concedida la rebaja del tiempo de permanencia en filas». La escuela contaba «con un brillante profesorado militar». Añadía que «el Club disponía de un campo de instrucción, campo de tiro, gimnasio y un médico Director y todo cuanto acredita que la enseñanza ha de responder cumplidamente a los fines para que ha sido creada la escuela». La edad mínima para el ingreso era de diecinueve años.

Completaba la noticia con el siguiente reclamo: «los mozos que no piensen hacerse de cuota también pueden obtener notorias ventajas asistiendo a esta escuela, pues adquiriendo la instrucción necesaria tendrán derecho a una rebaja en el tiempo de permanencia en filas». En conclusión: «Vaya nuestra enhorabuena a Osasuna por tan importante concesión y nuestros votos por que la escuela responda lo más ampliamente posible a los fines para que se ha creado» (27.5.1928).

Informaba que «las tareas específicamente militares de la escuela estaban a cargo de un suboficial, don Manuel Alemán, de la junta de Clasificación y Revisión de reclutas de Navarra, en la Ciudadela, y el capitán director don Jerardo Imaz». Las oficinas de la Escuela estaban ubicadas en la Plaza Constitución, 31, entresuelo (7.6.1928), que eran las de Osasuna.

En 1929, su junta directiva comunicaba que «de las escuelas militares de las existentes en Pamplona, la de Osasuna fue la que más alumnos tuvo el año pasado y todos fueron aprobados en sus regimientos». Añadía que, además de «fijar honorarios más reducidos que otras, concede entrada gratis durante un año en los partidos de fútbol» (24.2.1929). En efecto, en 1928, la junta, al anunciar los precios de las entradas para presenciar el partido entre Osasuna y Tolosa, precisaba que «la entrada de los alumnos de la Escuela Militar de Osasuna será gratis» (23.9.1928).

En 1930, la directiva de Osasuna anunció la fusión de su escuela militar con la Escuela de Tiro Nacional, las cuales «funcionarán en adelante como una sola escuela y proporcionarán a los mozos que acudan indistintamente a cualquiera de ellas las ventajas interesantes a las dos, a ser socio de Osasuna y del Tiro con todos los derechos de los socios ordinarios». Añadía que «para informes y matrículas en ambas escuelas militares tenían que dirigirse indistintamente a don Manuel Alemán o don Lorenzo Poyatos en la Zona de Reclutamiento (Ciudadela); de seis a nueve de la noche en las oficinas de Osasuna» (20.7.1930).

Hasta aquí este breve resumen de una historia olvidada del club. No me consta el directivo de Osasuna que propuso la creación de esta escuela. Cabe suponer que su intención sería prestar un servicio desinteresado a la Patria, pues, conociendo la evolución económica del club, era evidente que el dinero recaudado por este cauce no suponía ningún alivio a sus arcas, siempre al borde del precipicio.

Y, puestos a pensar de manera más crítica, causa perplejidad que un club como Osasuna, nacido del pueblo y para el pueblo, era lo que decían sus directivos, cayera en la trampa de un Estado más recaudador que nunca. Pero peor aún que aceptase la creación de una institución que consagraba unos privilegios a favor de los ricos. Al hacerlo, repudiaba el trato igualitario entre las clases sociales a la hora de afrontar el servicio militar obligatorio y se colocaba del lado de los ricos y de un poder político que seguía tratando a los pobres de un modo tan vejatorio como injusto en el terreno del servicio militar. Que Osasuna, tan amigo del pueblo, según su propaganda, se prestara a ello, resulta paradójico.

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