Txuss Alfonso
Miembro de la iniciativa Aukerak Sortzen

La Isla de los Faisanes o la isla de las tentaciones

Después de ver la película «La Isla de los Faisanes» reflexionaba sobre cómo era posible que existiera una situación tan cruel que sucede al lado de nuestras casas y sin quererlo ver. Vivo en Errenteria/Orereta y muchas veces paso por la isla de los faisanes, de tránsito para visitar los pueblos de Lapurdi.

Por otro lado, también nos encontramos con «la isla de las tentaciones», un reality show de la cadena T5 que, según las encuestas, parece ser de máxima audiencia en las televisiones de nuestras casas.

Sobran las palabras, pues «casi» todo el mundo cree que lo que pasa en la Isla de los Faisanes es un atropello contra la vida, y una desgracia que muera gente pasando el río Bidasoa. Así mismo, «casi» todo el mundo piensa que la isla de las tentaciones es una mierda de programa, y que no merece verlo. Pero la cruda realidad es que siguen muriendo personas en la Isla de los Faisanes y seguimos viendo en nuestras televisiones la isla de las tentaciones.

Reflexionaba acerca de la isla en que me encuentro, en cuál no me gustaría estar y en qué isla estamos como comunidad, y como sociedad en general. Y sobre estos pilares me gustaría exponer algunas de mis consideraciones:

Encuentro a nuestra comunidad sin ilusión, sin confianza y sin compromiso, incapaz de generar emociones para llevar a cabo acciones de innovación social que puedan revertir la realidad anteriormente descrita.

Veo a los partidos políticos como meras subcontratas dentro del sistema neoliberal impuesto en la sociedad, y lo peor, es que ellos se sienten a gusto: su principal misión es gestionar, pero se olvidan de gobernar. Creen que su cometido es «solamente» el de decidir el color de las farolas, y parecen no entender que una de las funciones más importantes de la política es generar una sociedad crítica y responsable, de personas y ciudadanos con espíritu crítico, y a su vez, con capacidad para decidir como sociedad la mejor opción en esta batalla de las ideas. La política, por tanto, debe generar pensamiento crítico.

Encuentro al mundo educativo, más preocupado por satisfacer las «pataletas» de los padres que por liderar proyectos vitales que, de cara al futuro que se nos avecina, eduquen a las nuevas generaciones en competencias y capacidad analítica. No les hemos explicado a los padres que son parte del producto y no proveedores de material. La escuela debe ser algo más radical en un mundo tan radical como aconseja Albert Bosch en su libro «El explorador del futuro», pues es un error mantener un sistema de formación estable en un mundo tan inestable. Todavía se trasmite que con disciplina y esfuerzo conseguiremos el premio de una vida tranquila, cuando lo que necesitamos es liderar proyectos vitales con responsabilidad y proactividad para los retos que nos depara el futuro.

Y, por último, nos ponemos las bufandas de nuestros clubs deportivos como remedio para canalizar nuestras emociones y frustraciones. Está claro que el deporte está de moda y los gimnasios se abren las 24 horas del día porque la demanda existe. Pero como espectáculo y diversión que es para espectadores y protagonistas, también debería ser un laboratorio de ensayos para desarrollar acciones que mejoren la vida de las personas y aporten mayor valor a la sociedad. Necesitamos, por tanto, que el deporte sea así mismo generador de cambios en la sociedad.

El futuro va a ser apasionante e imprevisible y para ello necesitamos ciudadanos con capacidad de análisis y competencias en responsabilidad social, pues de todos dependerá el futuro. Entramos en una época de aportación de valor y no podemos permitirnos el lujo de dejar el futuro solamente en manos de los políticos y las multinacionales de turno.

En definitiva, y desde mi humilde opinión, es urgente y necesario «parar» para reflexionar sobre el futuro de nuestra comunidad. Necesitamos generar un triángulo eficaz entre instituciones públicas, entidades políticas y sociales, agentes público-privados, culturales, deportivos, personas, etc., que desemboque en un proyecto de activación social.

Un proyecto que origine oportunidades en innovación social y que desarrolle iniciativas, ideas, sugerencias, etc. ; que se transforme en un proceso de mejora continua y que suscite ilusión, confianza, emociones, compromiso y beneficio propio para las personas de la comunidad.

Para poder desarrollar un proyecto social de tal envergadura, y que verdaderamente resulte impactante, debemos diseñar un Plan de Gestión, donde se deberán definir los diferentes aspectos que son importantes y necesarios a la hora de llevar a cabo una iniciativa de este calado. Nos falta seguir reflexionando sobre el propósito, concretar una metodología, convocar a los ausentes, motivar a los desanimados, consensuar retos estratégicos y precisar indicadores. Son apartados necesarios a la hora de buscar la eficacia de cualquier proyecto.

La innovación no solo significa hacer cosas nuevas o diferentes, sino también aportar valor a la sociedad. Creo que existe un sentimiento de «sálvese quien pueda», y lo que estoy diciendo es que, igual que en el cuento, el rey está desnudo. Creo que es mejor fallar intentando hacer cosas interesantes que tener éxito haciendo cosas mediocres. Seamos radicales en su verdadero sentido. A quien se sienta interpelado.


Podéis enviarnos vuestros artículos o cartas vía email a la dirección iritzia@gara.net en formato Word u otro formato editable. En el escrito deberán constar el nombre, dos apellidos y DNI de la persona firmante. Los artículos y cartas se publicarán con el nombre y los apellidos de la persona firmante. Si firma en nombre de un colectivo, constará bajo su nombre y apellidos. NAIZ no se hace cargo de las opiniones publicadas en la sección de opinión.

Search