Siamak Khatami
Politólogo

La «Nueva Bipolaridad» Mundial

En la segunda quincena de agosto de 2022, China, Rusia e Irán hicieron maniobras militares conjuntas en Venezuela. Dichas maniobras militares se dirigieron a demostrar su poderío conjunto para confrontar a los Estados Unidos.

Creo que tras décadas desde los años 1990, que tras la caída del sistema soviético, el mundo estaba en un flujo, hemos vuelto a un sistema mundial bipolar. No exactamente como la división que existía antes, entre un bloque capitalista y otro socialista, con los países no alineados en una situación intermedia. Ahora seguimos teniendo un bloque capitalista y,como su nuevo rival, un grupo anticapitalista. Podemos considerar Rusia, China, Venezuela e Irán como los «principales países del eje anticapitalista», aunque varios otros estados también pertenecen a dicho eje –Cuba, Vietnam, Laos, Camboya, Nicaragua, Bolivia, Argelia, y algunos más–. Estos países no tienen regímenes ni políticas iguales, pero se unen en contra de la predominancia de un campo liderado por los Estados Unidos. Además, hay distintos tipos de populismo, desde el caso de Venezuela bajo Chávez y Maduro, hasta incluso los Estados Unidos bajo Trump, que aunque es de extrema derecha, también es populista. Aquí no vamos a profundizar tanto en el tema del populismo, sino enfocarnos en la nueva bipolaridad, entre el bloque capitalista y el bloque que denominamos «anticapitalista».

Rusia y China son aliados, pero también rivales. El 21 de marzo de 2014, los dos países firmaron un tratado para el suministro continuo de gas natural ruso en grandes cantidades a China por 30 años. El contrato fortalece a Moscú en su conflicto con Occidente. Pero la alianza entre Rusia y China enfrenta obstáculos tanto históricos como vinculados a la actual geopolítica asiática y global, que genera incentivos para un acercamiento, pero también numerosas susceptibilidades mutuas. Rusia bajo la presidencia de Putin y China con el presidente Xi Jinping, están entre las mayores potencias mundiales, y hay debate respecto a cuál de ellas va a rivalizar con los Estados Unidos para la supremacía mundial. Mientras, Venezuela bajo Hugo Chávez y Nicolás Maduro es el país más importante de América Latina con un sistema populista de izquierdas.

No fue por la crisis en Ucrania que apareció una gran preocupación, pero es por ella que esa preocupación crece en todo el mundo: En caso de que Rusia y China formen una alianza, ¿de qué naturaleza sería? ¿Sería capaz de causar movimientos de poder global? Ya en 2014, alentados por las señales provenientes de China, Rusia no solo envió bombarderos de gran alcance a Alaska en una advertencia a Estados Unidos, su verdadero rival. Se denunció que bombarderos rusos también se dirigieron a Guam, la principal base naval de la Séptima Flota Norteamericana, que protege a Japón.

Ahora hay un tándem entre Rusia y China, ambas potencias aspirantes a tener derecho a intervenir en caso de un cambio en el orden geopolítico que está encarnado en EEUU y Occidente. Pero tanto Rusia como China se esfuerzan para no dar la impresión de que se ha creado una alianza para enfrentarse a la OTAN. Pero los puntos fuertes de Rusia y China son complementarios, y son países amigos.

Bolivia bajo la presidencia de Evo Morales también ha profundizado sus relaciones tanto con Rusia, China, y Venezuela como con Irán. Desde que Morales asumió la presidencia en 2006 ha habido varias reuniones entre él y sus homólogos ruso, venezolano e iraní. Incluso ha llamado a Putin «el mejor presidente del mundo», y le consideró «nuestro aliado, nuestro amigo». También ha habido reuniones entre el ministro de energía de Bolivia y su homólogo iraní en Teherán, capital del estado persa. La petrolera boliviana YPFB y la rusa Rosneft tienen un memorando de entendimiento para estudiar las oportunidades de trabajo conjunto en exploración y producción de hidrocarburos. Desde 2007 Bolivia e Irán mantienen relaciones a nivel de embajadores, e Irán financia en Bolivia varios proyectos de cooperación. Pero ahora que el gobierno boliviano ha cambiado de mano desde 2021, hay que ver cómo se desarrollan las relaciones con países como Rusia, Irán y Venezuela.

En cuanto a China, es el segundo socio comercial más importante de Bolivia. Bolivia también se ha hecho miembro del Banco Asiatico de Inversiones en Infraestructura, un proyecto propuesto por China. Claro, aunque eso reduzca la dependencia de Bolivia de los Estados Unidos, solo lo hace sustituyendo los EEUU por China. Productos primarios bolivianos como café, quinua, soja y carne bovina se exportan a China y, a cambio, decenas de empresas chinas, de las 500 más importantes del mundo, participan en proyectos bolivianos de infraestructura, comercio, minería y alta tecnología. Es una relación típica de dependencia contra la cual muchos teóricos de la Izquierda se quejan. Así que esas relaciones existen no solo entre países avanzados de occidente y estados subdesarrollados del Sur, sino también entre China y estados del Sur.

Nicaragua, otro país del bloque anticapitalista, también ha mejorado sus relaciones con Irán, especialmente las económicas: por ejemplo, con la exportación de carne bovina nicaragüense a Irán. Los dos países están interesados en profundizar sus relaciones bilaterales en beneficio del desarrollo económico de los dos. Nicaragua e Irán también han firmado acuerdos de apoyo mutuo en temas científicos y educativos. Además, intentan mejorar sus relaciones en la medicina, la ciencia, la tecnología y la industria.

Pero las relaciones de Nicaragua con Rusia tienen mucho más importancia. Desde la década de 1980, recién terminada la Revolución Sandinista, la URSS prestó apoyo político, militar, económico y diplomático a Nicaragua, unas relaciones que han continuado después de la caída de la URSS y la emergencia de Rusia como el estado sucesor de la URSS. Nicaragua también obtuvo sin costo armamentos como helicópteros de ataque y helicópteros de transporte. Nicaragua consistentemente vota a favor de Rusia en la ONU.

Las relaciones de Nicaragua con China han sido intermitentes. Hay un largo período, desde 1990 hasta 2021, en el que Nicaragua reconoció el gobierno en Taiwán como el gobierno legítimo de China.

Pero hay muy buenas relaciones entre Nicaragua bajo la presidencia de Daniel Ortega y la Venezuela bolivariana, especialmente en economía y energía, y constante apoyo mutuo en la ONU y la Organización de Estados Americanos (OEA).

Venezuela, bajo la presidencia primero de Hugo Chávez y, después, de Nicolás Maduro, ha seguido la misma línea de Bolivia de contar con Rusia como un aliado estratégico-militar y con China como un aliado comercial. Maduro respalda los movimientos de Putin en relación con otros países, y ha planteado: «¿Y qué pretende el mundo, que el presidente Putin se quede de brazos cruzados y no actúe en defensa de su pueblo?». El presidente de Venezuela acepta la versión de su homólogo ruso respecto a la política internacional y relaciones con otros países casi sin reservas, lo que también implica considerar a occidente y la OTAN como amenazas, y Ucrania como un ejemplo del egocentrismo europeo, unido ahora a Estados Unidos «para buscar el mismo objetivo: destrucción». Venezuela también ha mejorado bastante sus relaciones con Irán. Tanto Irán como Venezuela tienen el petróleo como su principal producto para exportar a otros países, e interesa a los dos países coordinar el precio por el que pueden vender su petróleo en mercados extranjeros. En junio de 2022, el presidente Maduro visitó Irán, además de Turquía y Argelia, en un giro que incluyó también varios países europeos. Argelia pertenece al mismo campo anticapitalista que Venezuela e Irán, mientras Turquía, bajo la presidencia de Recep Tayyip Erdogán, aspira a demostrar su independencia y no-pertenencia a ningún campo ideológico, lo que se interpreta como una meta de Erdogán a no someterse a los deseos del gobierno estadounidense. En caso de Irán, Maduro y Ebrahím Raisí, el presidente del país persa. proclamaron su deseo de profundizar sus relaciones diplomáticas y comerciales, en campos desde la industria hasta la agricultura, turismo, y cualquier campo que sea factible desarrollar relaciones mutuas entre las dos naciones. La idea fundamental, es respeto mutuo y respeto a la independencia y soberanía de cada nación.

En julio de 2022, el presidente ruso Putin también se reunió con sus homólogos de Irán y Turquía en Teherán, la capital iraní. Esta reunión continuó un proceso que empezó en 2019. Los objetivos principales de aquel proceso incluyeron la búsqueda de soluciones a la guerra en Siria y el conflicto entre Rusia y Ucrania. Además. Turquía se ha ofrecido como mediador entre Rusia y Ucrania. Si tenemos en consideración que Turquía sigue siendo miembro de la OTAN--además, después de los Estados Unidos, es el miembro de la Alianza con el ejército más grande –es obvio que Turquía no tiene intención de alejarse de los aliados occidentales–. Más bien, quiere demostrar su independencia de cualquier bloque, haciendo su propia política al margen de sus aliados.

En la segunda quincena de agosto de 2022, China, Rusia e Irán hicieron maniobras militares conjuntas en Venezuela. Los cuatro países estando en el campo anticapitalista, dichas maniobras militares se dirigieron a demostrar su poderío conjunto para confrontar a los Estados Unidos. China tiene el ejército más preparado de los cuatro países en cuestión, con tecnología avanzada que mejora cada vez más. Mientras, Rusia intenta recuperar parte del reconocimiento internacional suyo que se ha cuestionado desde el comienzo de la actual guerra en Ucrania. Para Irán y Venezuela, ha sido una oportunidad inmejorable para demostrar su capacidad para confrontar a los Estados Unidos y, de ese modo, mostrar las diferencias del régimen bolivariano venezolano y el régimen islámico de Irán, con los regímenes que solían existir en Venezuela antes de 1998 y en Irán antes de 1979.

Varios otros países se han unido a Rusia, China Irán y Venezuela en el campo anticapitalista, desde las socialistas Cuba, Camboya y Laos hasta la neutral Argelia, entre otros. Incluyen también Turquía, que sigue siendo miembro de la OTAN pero quiere ser reconocida como un país no dependiente de los Estados Unidos. Y podemos añadir, en caso de los estados del campo anticapitalista, argumentos parecidos a los que ya hemos enumerado en los casos de Venezuela, Bolivia, Nicaragua, etc.: la importancia de relaciones militares con Rusia como rival militar de los Estados Unidos; la primordialidad de relaciones tanto económicas como militares con China como país mejor preparado que Rusia para rivalizar con los EEUU como superpotencia; y la importancia de relaciones tanto diplomáticas como comerciales con Venezuela e Irán como potencias anticapitalistas que ayudarían a otros países del Tercer Mundo a seguir caminos diferentes a la sumisión ciega a los Estados Unidos y occidente. Los estados en el campo anticapitalista tienen regímenes diferentes. Pero objetivos que tienen en común incluyen respeto mutuo, respeto a la soberanía de cada nación, rechazo a la injerencia extranjera en sus asuntos internos, y el deseo de seguir un camino de desarrollo como naciones independientes que aman desarrollarse en libertad, y como iguales que otras naciones, en un mundo sin la dependencia de unas naciones de otras.

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