La «otra novela» de Gernika
Leo "La novela de Gernika" (Ediciones Artola, 2001), obra del famoso coleccionista de arte francés Paul Haim (1921 - 2006), marchante de Pablo Picasso y de otros muchos genios de la pintura contemporánea, y al que entrevisté para Zazpika en enero del 2002. En ella, Haim recrea los días previos, así como los posteriores al bombardeo de Gernika por parte de la aviación nazi aquel trágico 26 de abril de 1936.
Con todo lujo de detalles, Paul Haim trenza un relato vinculado al cuadro de Picasso y al drama individual y colectivo que refleja el horror de la destrucción total de la villa vasca por orden de los golpistas que se alzaron contra la República.
Desde entonces han pasado casi nueve décadas y ya apenas queda nadie con vida de quienes sufrieron las consecuencias de aquel terrible ataque. Tampoco de los que perpetraron aquella masacre que, como tantas otras, ha quedado impune. Y claro está, ya no sobrevuelan los cielos del estuario de Urdaibai los aviones de la “Legión Condor” para lanzar sus bombas y metralla infame.
Ahora, de vivir Paul Haim, o cualquier otro escritor-a con pluma fina y luces de largo alcance, podría actualizar aquella historia a las circunstancias de hoy día, tan extremadamente diferentes y de magnitudes nada comparables con aquel horror tan execrable. Hacer "La otra novela de Gernika" o buscarle un título más rimbombante, de esos que tanto les gusta a las grandes editoriales. Por ejemplo: "Venganza en Murueta"; "Un infierno en el estuario"; "El Museo de los horrores"; "Esperando al paraíso"; "Salvar al soldado Gorroño", etc.
Sí, una nueva novela o, mejor aún, un cuento, o incluso, un relato de ciencia ficción. Gernika, Busturialdea, Urdaibai... dan para mucho, más aún en estos tiempos en los que todo, absolutamente todo es posible, y en los que una conversación entre amigos (¡una simple ocurrencia, oye!), pues hasta puede llegar a convertirse en un proyecto de envergadura por parte de unas autoridades cuando menos irresponsables.
El tema central, sin ir más lejos, de este digamos sainete, bien pudiera ser esa especie de broma que nos quieren vender como si fuera una ganga nada despreciable, con tintes un poco macabros, eso sí, para instalar no uno sino dos Museos Guggenheim-2 en Busturialdea, con dos escenarios que resultan increíbles: el primero, en la antigua fábrica de Cubiertos Dalia, de Gernika; y el otro, en los Astilleros de Murueta, en plena marisma de la Reserva de la Biosfera de Urdaibai. ¡Ni a James Cameron, guionista y realizador de "Titanic" se le hubiera ocurrido peor emplazamiento!
Sí, puede ser una novela, un vodevil, una fantasía, un relato de ciencia ficción, pero también, una película o una historia tremebunda que se puede adaptar a cualquier género y a gusto del consumidor: comedia, melodrama, tragedia, farsa o tragicomedia. El material no falta: una comarca abandonada por décadas de inacción política y económica por parte de las autoridades; unas autoridades desconectadas de las necesidades reales de la población; nocturnidad y alevosía, por no decir oscurantismo total; falta total de escrúpulos a la hora de modificar y saltarse normas, planes, ordenanzas y restricciones medioambientales, así como una más que furtiva complicidad con el «padre padrone» del invento, la Fundación Solomon R. Guggenheim de Nueva York, que es la que mueve los hilos tras el escenario.
Los personajes estelares de esta "La otra novela de Gernika" completan el clásico perfil de cualquier obra que se sustenta en el engaño: charlatanes del tres al cuarto, traficantes de esperanzas, especuladores, embaucadores de ideas, tramoyistas de la palabra. En definitiva, ilusionistas que disfrazan de cultura y desarrollo lo que no es sino un mero negocio privado para unos pocos a costa de un enorme gasto inicial de más de 130 millones de euros que pagaremos todos los ciudadanos a tocateja.
Habrá, seguro, quien se trague esta novela o este relato para ingenuos que ahora nos quieren escribir otros. Y habrá, también, quien piense en sacar algún provecho o beneficio propio. Pero somos muchos, muchos más, los que vamos a defender que no se lleve a cabo este proyecto loco.
Decía que leo la novela de Paul Haim sobre el bombardeo a Gernika y, en cada página, me viene a la memoria el cuadro de Picasso, que aparece ante mis ojos. «Todo está ahí. ¡Lo ha pintado todo!», escribe Haim. «Todo lo que miro gimiendo se vuelve reconocible, familiar. Incluido el pájaro. Aquel cuyo vuelo se acompañaba de un grito humano, anunciando sin ninguna duda, aviones que destruirían mi ciudad. Como un niño que descubre que sabe leer, veo los demás rostros, perfiles vueltos hacia la izquierda o hacia el cielo. Perfiles macilentos, gesticulando ante la muerte. Antes de la muerte».
Ahora, noventa años después, vida y muerte se siguen contraponiendo como desde el inicio de los tiempos, tal y como ocurre también en la Literatura. Eso sí, en este caso ya no es la muerte en forma de bombas incendiarias contra una población civil indefensa. No, ahora, y esto no es una cuestión baladí, es un atentado a la biodiversidad de una Reserva de la Biosfera que, incluso, ya antes de la eventual instalación de este macroproyecto, y desde hace muchos años, está sufriendo una pérdida creciente de Vida en su entorno.
Decía Karl Marx en su obra "El 18 Brumario de Luis Bonaparte" que «la Historia ocurre dos veces: la primera como una gran tragedia y la segunda como una miserable farsa». No dejemos que a la gran tragedia del bombardeo de Gernika le siga ahora la gran farsa de la instalación del Museo Guggenheim-2 en Urdaibai.