Los Caídos. Diálogo de sordos
Recientemente, y en rueda de prensa ofrecida por Joseba Asiron y Joxe Abaurrea, se daba a conocer la composición del «comité de expertos» que van a trabajar en la resignificación del Monumento «Navarra a sus Muertos en la Cruzada», conocido popularmente como «Los Caídos». Posteriormente, han vuelto a la palestra los defensores a ultranza del mantenimiento íntegro del nefasto monumento, promotores, en su interior, de un «Museo de la Ciudad» y ha aparecido un nuevo colectivo, «Caídos Irauli. Ni derribo, ni resignificación», que, según leo, «busca fomentar en Iruñea un debate sosegado y en profundidad sobre el futuro del Monumento a los Caídos de Iruñea».
Son muchas las palabras que me salían, las sensaciones sentidas y las impresiones que estas tres noticias me ocasionaron, y la mayor parte de ellas quedaron reflejadas en el escrito que firmé, junto con otros miembros de grupos memorialistas y que fue publicado el pasado 2 de junio. Pero hubo un par de ellas, que se quedaron en el teclado del ordenador y que me gustaría dar a conocer.
1. Entre los miembros de las personas que van a formar parte de ese llamado Comité de Expertos aparecen conocidas personas estudiosas de la memoria histórica y de la represión franquista o de la violencia de Estado, procedentes del Estado español y de más allá de las fronteras del mismo: Nafarroa, Chile, Argentina, Gernika, Galiza, Mauthausen... Nada que objetar a su curriculum, por supuesto, y no dudo de la categoría profesional de todos y cada uno de ellos, cada cual en su campo. Pero creo que se parte de un principio que lleva a la confusión, mezclando términos como memoria histórica, lugares de memoria y resignificación de monumento.
Chile, Argentina, Galiza sufrieron en las carnes de sus habitantes todo el dolor de la represión ejercida por regímenes militares fascistas o/y totalitarios, con miles de muertos, torturados, violados, desaparecidos... Gernika soportó unos 2.000 muertos al ser destruida la ciudad por la aviación alemana, a las órdenes de Franco. Mauthausen fue el lugar donde se instaló uno de los campos de concentración más sanguinarios de todos los que construyó el nazismo hitleriano... Cada lugar, cada país, tendrá sus lugares de memoria, donde se recordará, para que no caigan en el olvido y no se vuelvan a repetir, las barbaries que en esos lugares se cometieron.
En Nafarroa también soportamos un golpe militar contra un Gobierno republicano legalmente constituido. Hubo represión: unos 3.700 asesinados, siendo como era un territorio donde, no me cansaré de repetirlo, no hubo frente de guerra. Y tampoco me cansaré de repetirlo: el Monumento a los Caídos no es lugar de memoria. No ha presenciado ni en su construcción ni en su contenido, asesinatos, violaciones, torturas, represión... Ha sido en su conjunto, no solo en su contenido, es decir, en su totalidad, un monumento al franquismo, tal y como se ha insistido desde siempre por las asociaciones memorialistas y así está reconocido en la reciente Ley aprobada en el Parlamento de Navarra. E insisto en que el ocultamiento, que no eliminación, que se hizo de las placas e inscripciones en el exterior y su reconversión en, fallida, sala de exposiciones, hace ya 25 años; o el sacar a Mola y Sanjurjo de la cripta; o el no realizarse las misas por parte de los fascistas en la misma cripta no le quitó su carácter de monumento al franquismo. No es, ni puede ser, por mucho que se «resignifique», un lugar de memoria. Será el Monumento a los Caídos, en el cual se instale un centro contra el fascismo o un garaje para los vecinos de la zona.
2. No voy a entrar en el tema de la llamada a las asociaciones memorialistas a colaborar en darle contenido al centro a crear. Las asociaciones tendrán algo que decir. Solo haré un pequeño inciso: El centro, en un principio y según el acuerdo del tripartito, se iba a llamar «Centro de Interpretación Maravillas Lamberto». En la presentación del «comité de expertos» se habla de «Centro de interpretación de memoria democrática y contra el fascismo», sin el añadido del nombre de la, sin duda alguna, la víctima más conocida, muy a su pesar, de la represión franquista en Nafarroa. ¿Desaparece esa primera denominación? ¿Un guiño a las asociaciones memorialistas indignadas por lo que suponía de insulto a su memoria?
3. También quiero sacar a colación un tema que pasa totalmente ignorado: El coste de la resignificación. Un coste del cual no se ha hablado nada y que me gustaría conocer, y supongo que también a todo el mundo, ya se sea partidario del derribo, de su mantenimiento o de su resignificación, puesto que uno de los argumentos esgrimidos en ocasiones por los defensores de su resignificación o mantenimiento es el, presunto, «alto coste del derribo», sin dar ninguna cifra concreta, pues, que yo sepa, no hay ningún estudio que lo valore, así como tampoco existe un estudio que valore la posible recuperación de materiales del actual monumento, piedra, tejado, mármoles...
Las preguntas que me hago: ¿cuánto nos cuesta el equipo de expertos? ¿Cuánto costará el nuevo concurso de ideas? (Aquí tenemos, sí, una cifra orientativa: los más de 200.000 euros que se llevó el anterior concurso y que terminó en el baúl de los recuerdos o directamente en la papelera). ¿Cuánto costarán las obras de maquillaje del monumento? ¿Cuánto costará el llenar de contenido material el edificio resultante? ¿Cuánto su mantenimiento?
4. A los promotores del presunto museo de la ciudad, defensores a ultranza del mantenimiento del monumento argumentando presuntos valores arquitectónicos y/o artísticos, les preguntaría si el contenido del mismo, con el cual pretenden, según terminan su publicación, «construir una ciudad más justa, reconciliada, inclusiva y consciente de su historia», contempla la colocación en lugar preferente de ese museo un recordatorio a que el monumento fue levantado para honrar la memoria de los que mandaron asesinar a centenares de sus convecinos, y, en total, a más de 3.500 ciudadanos de toda Nafarroa, y trajo la represión sobre varios miles más en forma de cárcel, torturas, exilio, expropiación de bienes...; que en esta ciudad, también cientos de mujeres fueron violentadas, humilladas, paseadas públicamente con la cabeza rapada tras haber sido obligadas a ingerir aceite de ricino... Y que ese monumento continúa en pie a mayor gloria del franquismo/fascismo.
5. El Colectivo Irauli considera que el contenido del proyecto del Ayuntamiento «al centrarse en las víctimas y el victimario de la guerra del 36 y la dictadura franquista, se ha quedado corto». Esto, y que me perdonen la comparación, me recuerda a las tortillas de patata a las que les meten más ingredientes: al final es una tortilla de patata... con más ingredientes. No por más contenido, el continente cambia de significado. El Monumento sigue siendo el Monumento.
También, destacan en la prensa, Irauli opina que «por medio de «una intervención irreversible», ese inmueble debe convertirse en un centro de interpretación del fascismo en su conjunto». Me parece que la mejor o/y única «intervención irreversible» es el derribo. Lo demás son parches. En definitiva, no veo la diferencia con «resignificación».
6. Redactado este escrito leo la buena noticia de que «el Ayuntamiento de Pamplona quita el blindaje de los Caídos». Al tener menos blindaje será más económico su derribo... (je, je...).
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