Los recortes también buscan ahogar a los colectivos de mujeres
Las organizaciones de mujeres han sido las promotoras de los cambios habidos en la participación de las mujeres en la vida pública en los últimos 150 años. Por su acción han sido promulgadas leyes que intentan paliar las desigualdades de género, han convertido en un movimiento planetario las reivindicaciones de las mujeres para obtener la titularidad de todos los derechos individuales y de ciudadanía y han logrado remover algunos pilares del sistema patriarcal.
Ligadas a la lucha por el derecho al voto nacen las primeras asociaciones de mujeres en el Estado español a finales del siglo XIX. Sudesarrollo se vio frenado de golpe por un sistema político antidemocrático que silenció la mayor parte de las asociaciones. En los años 60 una tímida apertura hace que comience a moverse el mundo asociativo de las mujeres y en Navarra empiezan a trabajar grupos a partir de 1962 con los Centros de Cultura Popular (Colectivo Alaiz) y ya en 1976 con la creación de la Asamblea Feminista de Navarra, los movimientos y Asociaciones de Mujeres empiezan a desarrollar una notable actividad en los barrios de Iruña, Andraize...
En los años 90 los compromisos de los Estados con la CEDAW y los acuerdos de Beijing hacen que los Gobiernos de cada ámbito territorial empiecen a introducir en las políticas públicas Planes de Igualdad, leyes que la promueven, Programas que favorecen el empoderamiento de las mujeres y la participación de estas en el ámbito público. A principio de los 90 en Navarra empieza a gestarse el Instituto de la Mujer, elConsejo Navarro de la Mujer, los Consejos municipales de Pamplona, de Tudela… Pretendíamos que estos fueran espacios en los que las asociaciones de mujeres y/o feministas pudieran tomar contacto con el ámbito público, empoderarse y relacionarse en entornos con sus mismas inquietudes, desarrollar actividades que incidan en los cambios necesarios y beneficiosos para las diferentes entidades y la sociedad navarra como el avance hacia una sociedad libre de violencia hacia las mujeres; superación de la pobreza; desarrollo equilibrado y sostenible; aprovechar todas las capacidades humanas; aumentar la eficacia y la eficiencia de las políticas públicas gracias a la transversalidad de género; desarrollo de la democracia o prevenir conflictos procedentes de la socialización de género.
Y otra vez los avatares políticos desviaron el camino y colocaron todo lo referente a las mujeres en el cajón de las ‘Políticas sociales’ y no en la posición de actuar como un asunto transversal de todas las políticas públicas. Aún así los Consejos han seguido funcionando con desiguales resultados.
De la mano de los programas europeos, como el Futura, también se promovió la creación de asociaciones de mujeres en muchas localidades de Navarra, viviendo el mundo asociativo un desarrollo notable. Así nos encontramos hoy con una gran variedad de Asociaciones de mujeres (según su origen, sus intereses, sus objetivos, sus opciones políticas, su conciencia de género, su trascendencia territorial, etc.). Para una gran cantidad de mujeres han supuesto la oportunidad de poder visibilizarse en lugares y ámbitos en los que estaban claramente ocultas; han sido los espacios puente para una nueva socialización, en palabras de Teresa del Valle (‘Modelos emergentes en los sistemas y relaciones de género’); una posibilidad de participación; el lugar de contacto con las reivindicaciones de género; un espacio de ocio propio y el lugar por excelencia de una formación permanente.
A pesar del enorme trabajo realizado, del esfuerzo de tantas mujeres poracceder a su participación en la vida pública, por remover las situaciones de desigualdad, por promover cambios personales y sociales, las asociaciones de Mujeres, después de 20 años, se quedan sin subvenciones. El recorte presupuestario ha sido del 100% y además la partida ha sido borrada del presupuesto, lo que nos convierte en invisibles. Esto supone ignorar los movimientos y asociaciones de mujeres y/o feministas de Navarra y su aportación social a lo largo de la historia de Navarra de las últimas décadas , demuestra una total falta de sensibilidad por parte del Gobierno y un desprecio evidente a la aportación de las organizaciones de mujeres al bienestar de la sociedad.
Conviene recordar que La Convención para la eliminación de todas las formas de discriminación contra la Mujer (CEDAW) de 1979 afirma que “..la máxima participación de la mujer, en igualdad de condiciones con el hombre, en todos los campos, es indispensable para el desarrollo pleno y completo de un país, el bienestar del mundo y la causa de la paz”. Y denunciamos que los recortes brutales en las políticas de igualdad, incluidas las subvenciones a los movimientos de mujeres, suponen un retroceso de muchos años en el camino de la consecución de la igualdad efectiva y un claro ejercicio de discriminación hacia las mujeres.