Manifiesto razonable para una pandemia de irracionalidad
No deberíamos olvidar la cantidad de veces que el compromiso, la disciplina y la caridad cristiana han sido utilizados por los poderosos para manipular a las masas y conducirlas a la quema de brujas, a la guerra contra el infiel o a la persecución de herejes, judaizantes e ilustrados.
El sueño de la razón produce monstruos, decía Francisco de Goya hace doscientos años y me temo que la imagen de su aguafuerte, en la que el ilustrado dormitaba sobre una mesa mientras los monstruos de la irracionalidad proliferaban ocupando el espacio, está volviendo a ser una buena metáfora de la realidad.
En las últimas semanas, gran parte del discurso oficial sobre las vacunaciones de la covid se está quedando sin argumentos racionales que lo sustenten ante la evidencia de los datos: tanto países muy vacunados como menos vacunados vemos subir el número de casos con la llegada del invierno. Esto confirma lo que los estudios científicos y los datos de Israel y UK mostraban ya desde hace unos meses: la vacuna no frena el contagio porque las personas vacunadas y no vacunadas transmiten igualmente la enfermedad.
Ante estos datos tan obvios, la imposición de pasaportes sanitarios y vacunar a los niños de una enfermedad que apenas los afecta para «proteger a los mayores» se han vuelto medidas carentes de lógica. Sin embargo, el plan de vacunación sigue adelante haciendo oídos sordos a los datos y la presión para forzar a la vacunación alcanza una violencia inusitada. Los medios de comunicación masivos bombardean mensajes que tildan de insolidarios, estúpidos y peligrosos a los «antivacunas», pero son mensajes que han abandonado toda argumentación racional y recurren a argumentos incoherentes y visceralidad pura.
Durante todos estos meses de pandemia, los valores morales se han usado mucho más que los argumentos racionales en los discursos políticos. Se ha hablado de solidaridad, de responsabilidad, del elogiable sacrificio de algunos colectivos, de compromiso, disciplina, respeto, etc. Todos ellos valores, no cabe duda, de enorme importancia para cualquier sociedad, pero que se convierten en algo muy peligroso cuando no son guiados por la razón. Si la mente lógica no es usada para valorar la realidad de forma equilibrada y global, no podemos distinguir qué es lo moral y qué lo inmoral, o qué es lo solidario y qué lo insolidario.
Sin la guía de la razón, podemos caer fácilmente en perversiones y locuras colectivas como las que ha visto tantas veces nuestra historia. No deberíamos olvidar la cantidad de veces que el compromiso, la disciplina y la caridad cristiana han sido utilizados por los poderosos para manipular a las masas y conducirlas a la quema de brujas, a la guerra contra el infiel o a la persecución de herejes, judaizantes e ilustrados. Cuando la humanidad deja de usar la razón entra en procesos de locura colectiva.
Esa es la razón por la cual un grupo de personas, vinculadas en su mayor parte al ámbito de la ecología, hemos redactado un manifiesto por una salida razonable a la crisis de la covid. En él denunciamos la irracionalidad de justificar la vacunación infantil y la implantación de pasaportes sanitarios, sin negar la gravedad de la enfermedad. Conscientes de que el aumento de casos puede hacer duro el invierno, pedimos que se refuerce la sanidad pública, se salga de enfoques centrados únicamente en la vacunación y se apruebe el uso de tratamientos tempranos que han sido utilizados con éxito en otros varios países para ayudar a los enfermos a superar la enfermedad desde los primeros días y evitar el colapso de los hospitales.
En estos momentos, el manifiesto ha conseguido recoger más de 20.000 firmas, lo que representa ya un número más que suficiente como para ser escuchado por nuestras autoridades y por la sociedad en general. Esperemos que sirva para transmitir esa idea de sensatez que, creemos, es imprescindible para gestionar este momento tan delicado que vivimos.