Oskar Moreno

Navidad: ¿fechas para estar en familia? (ser feliz por decreto)

Las Navidades nos venden el cuento de que lo importante es ser feliz. Los anuncios que nos ponen en los medios de comunicación van todos encaminados a lo mismo: «amor», «solidaridad», «felicidad». Todos y todas nos «queremos» y somos «dichosos». Este derroche de buenismo nos oculta una de las grandes lacras de nuestra sociedad: la soledad no deseada, una soledad que mayoritariamente afecta a los viejos y viejas (aunque a esta sociedad no le gusta la palabra «viejos» y prefiere ponernos números, como tercera edad o incluso cuarta edad).

Para quitarnos la mala conciencia se preparan actos como el EITB Maratoia, con la idea de recoger fondos para un supuesto «envejecimiento saludable», cuando un envejecimiento saludable sería mucho más efectivo con unas pensiones mínimas iguales al salario mínimo. Y resulta especialmente grave que esta propuesta surja de un ente público que depende del Gobierno Vasco, un Gobierno Vasco que hace apenas un mes se negó a debatir la ILP impulsada por el movimiento de pensionistas, avalada por 145.142 firmas y con el apoyo de todas las centrales sindicales vascas, además de una inmensa mayoría de movimientos sociales y de la sociedad vasca. 

Este EITB Maratoia no es más que un lavado de cara y una pretensión de aparentar una preocupación por la «vejez», una preocupación que no se plasma en el día a día, porque ni el Gobierno Vasco ni EITB hacen nada real por ayudar a los «viejos». Este maratón servirá para que algunos y algunas realicen aportaciones «solidarias» –y sobre todo para desgravar–, pero muchos seguirán dejando a sus viejos y viejas, solos y solas en estas fechas tan especiales de supuesto «amor y felicidad». 

Estas fechas, que tanto «amor» destilan, no pueden tapar una triste realidad: la enfermedad de la soledad no deseada, una soledad de la que nadie parece preocuparse por erradicarla: ni Osakidetza, ni el Gobierno Vasco, ni las diputaciones forales, ni los municipios. 

Según datos de entidades especializadas como Mensajeros de la Paz o betiON, Madrid, Andalucía y el País Vasco son las comunidades con más casos de soledad no deseada. Según el Mapa de la Soledad no Deseada en España, realizado por la Fundación Social Padre Ángel y Mensajeros de la Paz, del total de los casos registrados, la Comunidad de Madrid concentra el 21,5%, Andalucía el 19,7% y el País Vasco el 10,4%. 

Estos datos son a nivel estatal, pero de forma más concreta en Euskadi resultan especialmente alarmantes: entre el 70% y el 90% de las personas usuarias de betiON utilizan el servicio para hablar con alguien, al menos de forma periódica. Entre 55.000 y 70.000 personas usan betiON no solo como botón de emergencia, sino como contacto humano y acompañamiento social. 

Estos datos dibujan un panorama espeluznante: un abandono del que todos y todas somos culpables y responsables, en una sociedad que sigue elogiando la juventud, el físico y al «triunfador» o «triunfadora», y que deja al viejo como algo malo y despreciable. 

Vivimos en una sociedad en la que tenemos que aparentar felicidad y amor, aunque estemos rodeados de tristeza, soledad y abandono. Y lo que es aún más triste: esta soledad y este abandono afectan muchas veces a nuestros aitites, amamas, aitas y amas, y todo por una única razón: son viejos.

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