Gladys Giraldo y Sandra Estébanez López de Subijana
Asamblea de mujeres de Alava

Nosotras defendemos los derechos de las mujeres

En estos últimos meses, las feministas de Vitoria-Gasteiz hemos estado reflexionando, debatiendo, buscando información y tratando de visibilizar otras voces diferentes a las hasta ahora escuchadas, y que tienen mucho que decir, pero que difícilmente han tenido cabida en los medios de comunicación.

Lo sucedido recientemente en nuestra ciudad ha sido un concadenado de diferentes acusaciones dirigidas al colectivo magrebí que abrieron un fuerte debate, especialmente con el último suceso, que interpela al colectivo feminista. Nos referimos al del conductor de autobús que denegó la entrada a una mujer que llevaba niqab y a su criatura, alegando razones de seguridad. La  noticia ha tenido eco porque se enmarca dentro de una campaña racista y xenófoba en la que se dice defender los derechos de las mujeres para tratar de sostenerla. (ver artículo “Obligar a llevar Burka es maltrato”, el pasado 21/12/14 publicado en “El Correo”).

En palabras de Brigitte Vasallo, periodista especialista en islamofobia e integrante de la red musulmana de feminismo islámico, “En los debates sobre la cuestión del velo hay una enorme confusión sobre el objeto mismo del debate: Al centrarnos en la prenda de ropa generamos una cortina de humo que nos impide ver con claridad el fondo de la cuestión, que no es otro que los derechos civiles y el derecho al propio cuerpo, específicamente de las mujeres”.

Queremos recordar que una mujer con pañuelo, velo, niqab o burka  es ante todo y sobre todo una mujer con derechos. Lo dice la Constitución que nos rige:

Artículo 16 de la Constitución:
 1.Se garantiza la libertad ideológica, religiosa y de culto de los individuos y las comunidades sin más limitación, en sus manifestaciones, que la necesaria para el mantenimiento del orden público protegido por la ley.

Es necesario mirar más allá de la indumentaria para ir a la raíz del asunto. El  hecho de que a una mujer no lepermitan acceder a un medio de transporte público y que además se de legitimidad al discurso que defiende el conductor  que no la deja subir alegando hacerlo en pro de la defensa de sus derechos, nos retrotrae de nuevo al mandato de que todas las mujeres, indistintamente, necesitamos un tutor que defienda nuestros derechos.

Deberíamos preguntarnos cuántas mujeres de las comunidades magrebí, paquistaní o de países musulmanes africanos, residentes en Vitoria-Gasteiz han sido entrevistadas y las posibilidades que  han tenido de ejercer el derecho de expresión y opinar puesto que son ellas las principales afectadas.  

Quizá si fuéramos capaces de ver  tantas desigualdades en nuestra cultura como en otras; Tantas posibles discriminaciones en el uso del niqab como las que se generan con  las políticas de los países receptores y con las leyes de extranjería. Y es que… ¿Qué hacen estas políticas públicas para conseguir que estas mujeres mejores sus condiciones de vida y accedan a un estatus de ciudadanía en estos países? Llegan para ocuparse de la parte de los cuidados de nuestra sociedad que aún nos cuesta negociar y llevar a cabo en una igualdad real. Y unido a esto, ¿cómo y en qué términos está estructurada la participación de las mujeres en nuestra ciudadanía? ¿En esta participación  basada en el  sistema sexo/género, no existen discriminaciones y desigualdades?

Así como que las mujeres de aquí y de otras partes del mundo recorremos un largo camino para nuestra emancipación; nos manifestamos en contra de la violencia machista, trabajamos  para prevenirla, denunciamos y exigimos a los hombres, a la sociedad en general y a las instituciones más implicación en promover la justicia, la libertad y la  igualdad de oportunidades. De la misma manera  las mujeres venidas de otras partes, con otras ideologías y culturas, están tomando conciencia de sus derechos. Ellas, y no otros, exigirán sus derechos, que también son los nuestros, en nuevos contextos de interculturalidad, libertad e igualdad de género.

Por último, decir que creemos que la solución pasa por el diálogo, la convivencia,  la accesibilidad al empoderamiento, la formación, la identificación y lucha contra el patriarcado que impera en nuestra sociedad y que la solución no es la invisibilización, el silenciamiento, la alarma social y el desconocimiento.

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