Miren Aranoa
Secretaria Territorial de EA en Nafarroa

Paz y normalización

En Eusko Alkartasuna, que siempre hemos mantenido y mantenemos una actitud firme frente a toda vulneración de los derechos humanos, constatamos la importancia de nuestra apuesta política para llegar a esta situación de avance en materia de pacificación; en la que sin embargo se evidencia con claridad la moral de situación de UPN.

El Gobierno foral, no solo no cumple con la obligación que como tal tiene de contribuir a la buena convivencia de las navarras y navarros, sino que por el contrario, continúa fomentando una política de confrontación que en nada contribuye a asentar ese nuevo escenario de convivencia pacífica y respeto entre diferentes que la ciudadanía anhela.

La pacificación y la normalización política es un tema que debemos construir entre todas y todos, pero hay quienes, por su cargo o relevancia política y social, tienen un mayor grado de responsabilidad en la resolución de un conflicto que tanto dolor ha generado a nuestra sociedad a lo largo de las últimas décadas.

Sin embargo, vemos como día a día el Gobierno de UPN marcha en el camino contrario a la normalización. Sus iniciativas institucionales en torno a la doctrina Parot, sus declaraciones sobre una supuesta maléfica influencia de la izquierda abertzale en la educación, su actitud ante los símbolos abertzales, peticiones de cárcel descomunales por los tartazos, etc., demuestran que UPN, que la derecha foral y española, están a la deriva.

Los importantes avances en materia de pacificación han dejado a UPN sin su principal argumento para sacar rédito político de un conflicto que ha generado muchísimo dolor en nuestra sociedad. UPN ha iniciado una campaña desesperada basada en una radicalidad propia de la ultraderecha, realmente preocupante. Una radicalidad que está poniendo en evidencia más si cabe, su nulo talante democrático, y el poco interés que tiene en alcanzar una paz definitiva y una normalización política plena.

La UPN de Barcina, al estilo Sayas, está quedando en evidencia con esa actitud quisquillosa, desesperada, que raya, cuando no sobrepasa, lo ridículo. Nada de responsabilidad institucional, de compromiso con la democracia, de talante serio y comprometido con los anhelos de nuestra sociedad. UPN no demuestra más que sinrazón, y desquicio. UPN actúa a golpe de pataleta y es que se está dando cuenta de que ha perdido su gran baza política, que no es otra que la de la crispación social y la confrontación bajo la ‘amenaza’ de ‘¡qué vienen los vascos!’.

De esta manera la derecha pone una y otra vez en evidencia que lo que realmente le ocurre es que tiene miedo a la paz, miedo a un escenario sin violencia, miedo a perder los argumentos de los que durante años ha sacado rédito político, miedo a que el foco mediático y social se dirija a sus políticas caducas, antisociales y retrógradas. Miedo a que quede en evidencia que su modelo ha fracasado.

Me repugna que haya quien pretenda sacar rédito del dolor, de tantísimo dolor que ha padecido nuestra sociedad. Decía en un artículo publicado ya hace varios años que la derecha «habla continuamente de las víctimas y tienen razón en que el reconocimiento y reparación de las víctimas es clave en todo proceso de pacificación. Pero solo reconocen a una parte de las víctimas, las que pueden utilizar en beneficio de sus propios intereses. No les interesan las víctimas, todas ellas, sino sólo las útiles. Es perverso». Está claro que todo sigue igual.

No ha habido una verdadera transición democrática. Porque en una verdadera democracia no se cierran medios de comunicación, ni se aplican sobre-condenas a quien ya la ha cumplido su pena, ni se prohíben símbolos, ni se ilegalizan partidos, ni se obstaculiza el derecho a manifestación... todo eso, y mucho más, es propio de dictaduras. Todas ellas son leyes de excepción impropias de una democracia real.

¿Y ellos pretenden dar lecciones de democracia? ¿Ellos que siguen sin condenar los crímenes del franquismo, ni el terrorismo de Estado? Pretenden criminalizar a quienes amamos a nuestro País, a quienes nos sentimos abertzales, por el simple hecho de serlo. Pero no lo van a conseguir. Señores y señoras de UPN lo decimos alto y claro queremos una sociedad en paz, sin violencia. ¿No lo entienden?

El problema es que no lo quieren entender, ya que se quedan sin argumentos para atacar a quienes creemos en otro modelo que no es el suyo. Y ahí subyace el problema de la derecha, en su propio fracaso: en sus propias vergüenzas. Les aseguro que si miran en su propio espejo se asustarán.

UPN y la derecha pretenden crear crispación social contra el mundo abertzale con el único objetivo de tapar sus fracasos, evitar que se hable de sus sobresueldos, de sus caprichosas macro-infraestructuras en las que han dilapidado millones y millones de euros de las arcas públicas (que bien podrían servir para financiar la sanidad o la educación), pretenden esconder que han sido ellos los responsables de tanta especulación, quieren tapar su incapacidad para sacar adelante unos presupuestos… En definitiva, prefieren dificultar el camino hacia la paz y normalización política con tal de que no se hable de su fracaso político y social. Utilizarán para ello todas las herramientas a su alcance. Y eso es vil, mezquino, interesado y perverso. Todo con tal de mantener su chiringuito.

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