Begoña Alfaro
Candidata a la Coordinación Autonómica de Podemos-Ahal Dugu Navarra

Reiniciar Podemos, ensanchar la izquierda

Debemos recordar dónde estábamos, de dónde venimos, porque la voz que en 2014 canalizamos era la voz de la ciudadanía, ilusionada e indignada a partes iguales. Y ese fue nuestro papel y nuestra grandeza: que la voz de la calle se convirtiese en un partido que la representase, con unas siglas.

En el momento de escribir estas líneas, ha pasado casi dos semanas desde que hice pública mi intención de aspirar a la Coordinación Autonómica de Podemos Ahal Dugu Navarra. Y quiero agradecer públicamente todas las muestras de apoyo recibidas, que me han llegado desde compañeras y compañeros del partido... y también de personas de esos movimientos sociales de los que provengo, con las que he compartido tanto en estos últimos años y con quienes quiero seguir compartiendo mucho.

Son ánimos que dan fuerza de cara a este proceso, que concluirá (o mejor dicho, comenzará de veras) allá por el 19 de marzo.

Podemos Ahal Dugu Navarra celebra su Asamblea Ciudadana. Es un momento clave para todas las personas inscritas que compartimos un proyecto que, hace solo siete años, nació de la ilusión de la calle. Volvemos a encontrarnos (aunque ahora sea virtualmente) para decidir qué queremos ser, cuál queremos que sea nuestro futuro. Y yo lo tengo claro: quiero que sigamos siendo Podemos, y quiero que sigamos siendo ilusión de la calle. Y todo eso es posible serlo de forma simultánea.

Porque Podemos, en apenas siete años, ha nacido, ha crecido, ha entrado en gobiernos (tanto en el estatal como en gobiernos municipales y autonómicos), y se ha mostrado como un actor clave para que las políticas de izquierdas se conviertan en realidad. En siete años, insisto. Pocos partidos pueden lucir un crecimiento y madurez tan rápidos; haberse convertido, en tan poco tiempo, en palanca de cambio político.

Bien sabemos en Navarra que Podemos es agente de cambio. Sin Podemos, no hubiera sido posible conformar el gobierno de 2015, la alternativa a UPN y al «más de lo mismo». Sin Podemos, no hubiera sido posible conformar un gobierno progresista en 2019 en el que, además, entramos con responsabilidades, a hacer política desde las instituciones. A hacer política donde se pueden plantear soluciones reales, estructurales y duraderas a los problemas de la ciudadanía.

Pero, atención: no debemos olvidar dónde estábamos hace siete años. No solo por una cuestión de autocrítica, o de reconocer que, igual que se sube, se puede bajar. No solo por eso. Creo que debemos recordar dónde estábamos, de dónde venimos, porque la voz que en 2014 canalizamos era la voz de la ciudadanía, ilusionada e indignada a partes iguales. Y ese fue nuestro papel y nuestra grandeza: que la voz de la calle se convirtiese en un partido que la representase, con unas siglas.

Con ese partido, con el esfuerzo de muchas y de muchos, se ha ido creciendo, y se ha llegado a donde estamos ahora. En los Parlamentos y en los Gobiernos se escucha la voz de Podemos. Ahora, debemos asegurarnos de que la voz de Podemos siga siendo... esa voz de la calle.

Por eso, propongo recuperar partido, recuperar territorio, trabajar desde los municipios y trabajar estrechamente con los movimientos sociales. Unos movimientos sociales que han tratado de dar respuesta a problemas reales de la ciudadanía mientras veían a la política alejarse de la calle.  

Es el momento de que Podemos sea un partido que traslade desde la calle y hasta las instituciones los problemas de verdad de la gente; que traslade la sensibilidad y la fuerza de los movimientos sociales; y que trabaje para que las leyes respondan a todo lo anterior. Es eso lo que me mueve, y es eso lo que mueve al equipo que me acompaña.  

Y, para conseguirlo por completo, no me olvido de esas personas que me han dado ánimos, desde los movimientos sociales. Porque muchas son de otros partidos, pero como activistas, nos encontramos y trabajamos sin otra bandera que la ciudadanía. Así que espero volver a encontrarme con ellas, ahora en la política. Porque, si los partidos nos guiamos por los problemas reales como única bandera, si ponemos en primer lugar a las personas de la calle y no a las siglas, si tenemos como objetivo claro dar voz a esa gente, y no tenemos como objetivo ningún reparto de cromos de última hora... entonces sí, seremos capaces de generar espacios compartidos de trabajo desde la izquierda. Espacios útiles, duraderos, con vocación de continuidad. Auténticas confluencias que, las he visto y las he vivido, se producen con toda naturalidad y a diario en los movimientos sociales.

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