Koldo Morras Alzugaray
Y 80 trabajadores del Servicio Extrahospitalario de Urgencias

Por encima de los aplausos, compromiso profesional con la población

Tenemos que estar ahí de forma responsable y profesional, atendiendo y viendo a los pacientes que lo requieran. Entonces si seremos merecedores de los aplausos y reconocimiento social

Ahora que hemos pasado «lo peor» de la primera oleada del coronavirus, los trabajadores y trabajadoras del Servicio de Urgencias Extrahospitalaras (SUE) de Pamplona, queremos hacer pública nuestra reflexión. Han sido muchas las incidencias perfectamente identificadas que hemos remitido a nuestros superiores sobre las deficiencias que hemos detectado en el sistema de atención a los pacientes en los Centros de Salud, durante este periodo tan convulso. Somos conocedores de que a su vez las han transmitido a los responsables sanitarios sin que hayamos visto ningún cambio. Al final y por desgracia, después de varias semanas de espera, en silencio, seguimos comprobando que la atención a los pacientes en muchos de los Centros de Salud de nuestra comarca de Pamplona, sigue siendo francamente deficiente. No se ven pacientes de forma presencial.

Son frecuentes los comentarios que oímos en nuestra labor diaria en los Servicios de Urgencias de: «no me dejan ni entrar en el Centro de Salud», «si se encuentra mal, vaya a urgencias»... Expresiones que ponen de manifiesto la falta de voluntad de muchos Centros de Salud para recibir y ver a los pacientes físicamente.

Resulta curioso que puedas ir a los bares y consumir en un restaurante. Puedes ir de compras, al cine o la playa, pero no puedes ir al Centro de Salud a recibir atención.

Esta forma de actuar de determinados Centros de Salud está perfectamente documentada y pensamos que la administración era y es conocedora de la situación por las quejas de algunos pacientes y familiares que las sufrían. El personal de esos Centros en concreto, es perfectamente consciente de sus quejas y no han tenido voluntad ni valentía para resolverlas.  

Si en un primer momento podría estar justificada la prevención en la atención directa en todos los centros sanitarios (Urgencias y Atención Primaria), ahora después de 2 meses del momento crítico de la pandemia, no tiene ninguna justificación que no se atienda de forma presencial en los Centros de Salud a los pacientes haciendo uso de la medidas de protección adecuadas que también nosotros, en los Servicios de Urgencias, empleamos. Solo de esta manera se puede evaluar correctamente la situación clínica del paciente. Por cierto, no todo en atención ha sido por coronavirus, sino que hemos estado atendiendo todo tipo de patología y clínica que, sin ser urgente, necesitaba ser valorada y en muchos casos poner el tratamiento adecuado: cólicos renales, infecciones urinarias, dolores de oídos, traumatismos… Y no entramos a valorar la falta de atención, cuando no negligencia, que ha supuesto la no intervención directa de los profesionales del Centro de Salud tras avisar el paciente o familiar de «un dolor en el pecho…».
 
Vemos importante también hacer alusión a los pacientes crónicos. En estos días, hemos atendido úlceras de grandes dimensiones sin que les hayan realizado cura alguna desde hace meses. Pacientes «olvidados» a su suerte por los profesionales de cabecera.

Desde el primer momento hubo Centros de Salud ejemplares, que prepararon un sistema de atención que incluía todo el abanico posible en este momento de crisis. Otros muchos por desgracia, amparándose en las recomendaciones de los gestores de la administración, hacían seguimiento casi exclusivo por vía telefónica, con el consiguiente deterioro en la atención. Nos preguntamos ¿por qué esta situación no se ha vivido en las zonas rurales? ¿Por qué en esas otras localidades, la atención ha sido y está siendo más directa?

No negamos la efectividad que ha tenido el seguimiento telefónico en la mayoría de casos covid-19, pero también es necesaria la visualización de los pacientes cuando se presenta un deterioro. En ese momento es necesario valorar al paciente físicamente… y no escudarse en la famosa frase de «que no nos dejan citar a los pacientes y que tenemos que llamarles por teléfono…».

Una situación especialmente lamentable se ha vivido durante el confinamiento y la falta de atención domiciliaria a los paciente mayores y con limitaciones de movilidad. Al final, son los familiares los que acaban llamando al 112 por las tardes o en fin de semana para que pasen los compañeros del SUE a valorarlos. Es frecuente que se responda «…que mejor llame por la tarde al 112, que ahora, no va a poder acudir…». Incluso cuando el cupo que atiende es por la tarde.

Por cómo se está afrontando el tema de la desescalada en Atención Primaria, nos tememos que vamos a seguir cayendo en los mismos errores. Se está dando prioridad a la llamada telefónica, e incluso se está barajando la posibilidad de video-llamadas…, todo menos ver pacientes. Por cierto que se cita en los esquemas que «se verán pacientes de forma presencial si son urgentes». Tenemos que decir claramente que la mayoría de las citas que solicitan los pacientes son por temas «agudos», que sin ser urgentes, tienen que ser valorados en el momento… porque si no estaremos otra vez saturando los Servicios de Urgencias, y empleándolos para otras cosas que no son la urgencia real.

No es miedo lo que hay que tener frente al coronavirus, sino respeto. Todos los profesionales estamos expuestos, pero eso no nos excusa para hacer dejadez de nuestras funciones. Tenemos que estar ahí de forma responsable y profesional, atendiendo y viendo a los pacientes que lo requieran. Entonces si seremos merecedores de los aplausos y reconocimiento social.

Al margen de lo que circunstancialmente opinen nuestros responsables sanitarios, tenemos una obligación moral y código deontológico que atender para que estas situaciones se superen en beneficio de la atención a los pacientes y familiares. En el fondo son a los que también les estamos exigiendo responsabilidad en sus comportamientos sociales.

No queremos acabar sin recordar a los verdaderos responsables de esta situación: los que durante años han realizados recortes en todos los niveles de la sanidad pública y la administración en general, dejando a los trabajadores y a los centros con plantillas reducidas y sin sustituciones. Esta reducción de personal ha generado unas cargas de trabajo que solo la buena disposición de los trabajadores ha conseguido compensarlo en parte.

Pidamos pues a nuestros políticos y exijamos a nuestros responsables sanitarios que gestionen los recursos de la sanidad pública en consecuencia y con responsabilidad. Esta es sin lugar a dudas, la mejor manera de defender una sanidad pública que todos queremos y hemos visto que necesitamos.

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