Martin Rezola y Jonio Agirre
Traductor y técnico de euskera, respectivamente

¿Qué pasa con el euskera?

«La encuesta constata que no ha crecido la proporción de bilingües que utilizan el euskera. 
Este dato, que no invita al optimismo, tiene su explicación y sus causas, que no se abordan en la encuesta. Por una parte, la mitad de las personas bilingües viven en localidades mayoritariamente erdaldunes hoy en día, y por lo tanto no disponen de la red de hablantes ni de las ocasiones necesarias para hablar euskera habitualmente.»

Recientemente se han  presentado los resultados de la V. Encuesta Sociolingüística de la CAV, Navarra, e Iparralde, o dicho más sencillamente, de Euskal Herria. Junto a la representación del Gobierno Vasco, ocuparon un lugar preferente el representante de Euskaltzaindia y los representantes de L'Office Public de la Langue Basque (OPLB) y del Gobierno de Navarra (Euskarabidea). 
No hubo representación de entidades de iniciativa social, como viene siendo habitual.

Nos preguntamos cuáles han sido los méritos de OPLB y de  Euskarabidea. 
¿Quizás no disponer ni de los medios ni del personal necesarios para llevar a cabo una política minimamente eficaz? ¿Su triste papel en el entramado de las administraciones francesa y Navarra? Y es que las políticas lingüísticas del Estado francés y del Gobierno navarro están más dirigidas a hacer desaparecer el euskera que a otra cosa.
Por el contrario, quienes más han trabajado y trabajan por la recuperación del euskera, los organismos de iniciativa social, no aparecen por ningún lado… gajes del oficio.

En la presentación echamos a faltar la «fotografía» del contexto sociocultural, sin la cual difícilmente se pueden extraer conclusiones de la encuesta, y es que el uso de la lengua está íntimamente relacionado con la realidad socioeconómica y cultural imperantes.

Por ejemplo, al hablar de la transmisión familiar del euskera se nos dice que una alta proporción de las parejas bilingües y mixtas transmiten el euskera a sus hijos e hijas, pero no sabemos cuántas parejas son bilingües, cuántas mixtas y cuántas monolingües, de modo que no podemos saber en qué medida se está dando dicha transmisión, y así, la lectura del dato aislado puede resultar engañosa.


La encuesta constata que no ha crecido la proporción de bilingües que utilizan el euskera. 
Este dato, que no invita al optimismo, tiene su explicación y sus causas, que no se abordan en la encuesta. Por una parte, la mitad de las personas bilingües viven en localidades mayoritariamente erdaldunes hoy en día, y por lo tanto no disponen de la red de hablantes ni de las ocasiones necesarias para hablar euskera habitualmente. 


Las actividades de ocio, deportivas y culturales que se ofertan en la CAV lo son muy mayoritariamente en español. Ni qué decir tiene, en Navarra e Iparralde, la oferta en euskera bascula entre testimonial e ínfima. 

La oferta de radio y televisión en español y francés es amplísima: son decenas las cadenas de televisión en ambos idiomas a las que tenemos acceso por TDT. La oferta televisiva en euskera sigue siendo reducidísima, y ETB1 ofrece los peores resultados de audiencia de su historia. 
Con la prensa escrita e internet ocurre algo parecido…

En estas condiciones  es casi milagroso que haya una parte de la población de la CAV, Navarra e Iparralde (o sea, Euskal Herria) que siga apostando por utilizar el euskera, cuando hacerlo en español o francés le va a suponer mucho menos esfuerzo, y disgustos, que aun hoy sigue habiendo personas e instituciones a las que el euskera les provoca una suerte de varicela.

No se puede obviar la realidad en la que estamos inmersos si se quiere explicar la evolución del uso del euskera en esta sociedad. De hecho, habría que subrayar que much@s bilingües siguen empleando el euskera a pesar de leyes y prácticas discriminatorias que otorgan al español y al francés un estatus superior, más en unos territorios “del euskera” que en otros, pero relegando al euskera a una posición secundaria en todos ellos.

Se nos ocurren unas cuantas cuestiones que deberían ser abordadas paralelamente a la Encuesta sociolingüística, para poder hacernos una idea aproximada de qué está ocurriendo y porqué.  Habría que explicar, por ejemplo:


Cuáles son las posibilidades reales de utilizar el euskera en las distintas poblaciones de Euskal Herria, en función de la densidad de euskaldunes, la legislación y el comportamiento de las instituciones, la oferta educativa, la oferta cultural, de ocio, mercantil y  laboral, la evolución demográfica, la política urbanística, etc… Y por supuesto en función de la facilidad de l@s hablantes de expresarse en uno u otro idioma.

Cuál es el idioma preferente en las instituciones, partidos, agentes económicos, y en otros ámbitos de poder.  Qué uso hacen del euskera unos y otros (es más bien evidente…).

Cuál es el panorama lingüístico de la oferta cultural, deportiva, de ocio, y medios de comunicación en general (oferta y consumo).

Cuál es la imagen del euskera que partidos políticos, medios de comunicación y otros poderosos agentes hacen llegar a la población.

Con esa información, que no entendemos (o quizás sí)  porqué no se recoge y publica periódicamente, conoceríamos muchísimo mejor las razones del lento progreso del euskera en unos casos y de su agonía en otros. 
Con esa información, las instituciones y diversos agentes que realmente tengan interés en la recuperación del euskera para la sociedad de Euskal Herria, podrían actuar con muchísima mayor eficacia que hasta la fecha. 
Querer es poder.

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