Josu Naberan
Escritor

¿Qué se ha conseguido con iruña-veleia?

En todo este tema hay unos prejuicios profundos, difundidos a propósito por lo que alguien ha llamado con acierto «la industria de la ignorancia». Industria muy engrasada por el sistema colonizador, cuyos tentáculos llegan bien llegados a la UPV y a ETB, por ejemplo.

Somos y seremos insistentes, sí, hasta cansar al personal; no porque «lo de Veleia» nos parezca «bonito o ilusionante». No somos tan románticos. Es porque no hay derecho a que se destruya un gran patrimonio de Euskal Herria con razones tan fútiles y endebles, así como interesadas.

En primer lugar, las razones interesadas. ¿Qué ha conseguido cada protagonista de este gran espectáculo? La jueza se ha escabullido con una sentencia salomónica, pero dañina al fin y al cabo para nuestro patrimonio. La Diputación de Araba no sé si se sentirá resarcida después de su denodada caza de brujas. En lugar de demandar un análisis arqueo-métrico serio e independiente, que es lo que tocaba, se fiaron de las conclusiones del nada independiente Instituto del Patrimonio Cultural de España, que pregona precisamente lo de la «vasconización tardía», tesis que el descubrimiento de Iruña-Veleia contradice de raíz.

No es el único dogma que el descubrimiento de Veleia ponía en entredicho; también ponía en entredicho algunos dogmas patriarcales del Vaticano, bien lo sabe Fabrizio Bisconti, presidente della Pontificia Comissione de Arqueologia, que seguía atentamente (e intervenía bajo manto) todo el proceso. ¡Mira que aparecer María Magdalena de la mano de Jesús en la Última Cena! Y otras cosas inadmisibles. La Iglesia se habrá sentido también aliviada.

¿Más intereses? Cada uno sabrá, pero los arqueólogos del equipo que testificaron contra Eliseo dirigen otros sitios arqueológicos. ¿Más intereses? No desde luego los de Eliseo Gil y su grupo Lurmen, que no tenían ninguna necesidad de este embrollo ni nada que ganar. Fueron tan inocentes como los que grabaron los grafitos de Veleia en el siglo IV; si se hubieran percatado de lo que les llovería, hubieran sido más precavidos. Hubieran trabajado con luces y taquígrafos. Su imprevisión les ha costado casi la vida: su reputación, su oficio… y un daño y sufrimiento incalculable durante una docena de años. ¿Por qué pedía Eliseo Gil pruebas arqueo-métricas una y otra vez, y se le denegaban una y otra vez? Si se hubiera sentido culpable: y no creo que sea un masoca.

Tampoco son masocas los implicados de la UPV. El único que salió beneficiado económicamente fue el Departamento de Arqueología de la UPV (Universidad Pública): tras desalojar a Lurmen, cobró más de 1.500.000 euros, y su jefe, como primera medida, se apresuró en destruir el sitio arqueológico con una excavadora. Queda la foto para la posteridad. Y la Diputación de Araba dijo que se trataba de «unas obras de reforma».

Y ¿qué cosa tan importante ha conseguido la Diputación, que parece que le iba en ello la vida? Hizo caso a los primeros listillos no arqueólogos que se presentaron clamando falsedad. Los jefes del Departamento de Lingüística de la UPV, amigos del arqueólogo citado de la excavadora. Y a la Diputación le pareció tumbativo el argumento lingüístico que traían: que en los grafitos aparecía profusamente el «artículo –A», por lo cual eran «totalmente falsos», porque dicho «artículo –A» no apareció en euskera hasta dos o tres siglos después.

Pues bien, un lingüista aplicado debería saber que los -A finales de ATA, AMA, NIIBA, RIIBA, SABA, SIIBA (aita, ama, neba, arreba, osaba, izeba) son orgánicos , procedentes en este caso de la matriz ABA (linaje), que existe tanto en euskera como en ibérico.
Quedan las palabras NAIA, URA, LURA, ARAINA, POLITA, que según dichos lingüistas tienen el condenado «artículo –A». Pues bien. otr@s tenemos muchas razones para pensar que dichos –A no son «el artículo», sino una desinencia (una marca o rastro de una palabra entera): por ejemplo, POLITA, la más denostada, es una desinencia de ITA, que es un diminutivo conocido tanto en euskera como en hispano (Garita, Zorita, Zengotita...) Si a eso añadimos que nombres como ILUNNA e IBARRA aparecen hace en lápidas de hace dos mil años...

Por ello, lo que son falsos son los argumentos de dichos lingüistas. ¿Es posible que, basándose en eso, se sepulte un patrimonio con el que se puede erigir un museo monográfico? Por lo que toca al RIP famoso, al Descartes, etc., más vale que se obtenga información antes de hablar, sobre todo si se es periodista.

En todo este tema hay unos prejuicios profundos, difundidos a propósito, claro está, por lo que alguien ha llamado con acierto «la industria de la ignorancia». Industria muy engrasada por el sistema colonizador, cuyos tentáculos llegan bien llegados a la UPV y a ETB, por ejemplo.

Lo de la «vasconización tardía»: una campaña basada en Martín Almagro (un anti-euskera conocido) y transmitida por Santano en ETB… un árbol que oculta la verdadera historia (la científica) del euskera. Y decir, como se dice, que el «hispano viene del latín», es otra aberración. El hispano viene de la lengua ibérica, cuyos escritos sobre tablillas de plomo y bronce son de hace 2.300 años por lo menos. O sea, de cuando el latín estaba todavía en el limbo.

Y volviendo a lo mundano, en Euskal Herria ha faltado un poco de sentido común. Cuando el internacionalmente conocido Edward Harris, creador del método de registro arqueológico «Harris Matrix», vio lo descubierto en Veleia, tan profuso como diverso, dijo que era imposible falsificar todo aquello. El sentido común de un gran científico. En efecto, Eliseo. Ni Yaveh habría sido capaz de ello.

La falta de información y las medias verdades difundidas ha sido clave para crear confusión entre la gente. Y también, todo hay que decirlo, un tanto de desinterés y flojera por parte de la población más culta y dinámica de Euskal Herria.

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