Quiero alzar mi voz a favor de los y las monitoras de Bernedo
No conozco a nadie del campamento, ni monitores, ni niños y solo sé del conflicto por lo que me ha llegado por los medios de comunicación. Bien, pues ya la primera vez que oí la noticia intuí que se trataba de un ataque a los y las monitoras por transmitir unos valores donde primaban la naturalidad ante las relaciones entre iguales sin diferencia de sexo. Sentí que se quería confundir sus actuaciones con delitos de índole sexual. Y la bola fue agrandándose. Las siguientes noticias sobre el tema me han reforzado en esta primera impresión. Las acusaciones no dejan de ser irrisorias. ¡Que las duchas eran comunes! Pues creo que es más sano el desnudo con naturalidad que los tabús con los que tuvimos que campear nuestra generación. ¡Que los y las monitoras se metían desnudos en las duchas! Es la forma adecuada, según yo lo veo, para ver todo con naturalidad, y practicar con el ejemplo. Tengo 70 años y todo esto me ha recordado lo vivido en la infancia, cuando las aulas estaban separadas por sexos y comenzamos con las aulas mixtas, compartiendo aulas y pupitres. Mucho hemos avanzado en estos años, pero estas denuncias nos retrotraen a épocas que deberían estar superadas.
Es saludable ver y conocer con naturalidad los cuerpos, es sano desprenderse de complejos y aceptarnos como somos. Es posible que sea la forma de reducir actuaciones sexistas, violaciones o acosos.
He leído posteriormente la carta de los educadores y efectivamente veo la sensatez y valentía en su proyecto educativo. He leído también la carta de 137 padres y madres, donde muestran su apoyo a la forma de llevar los udalekus y considerando una injusticia que se pague así al esfuerzo educativo que han llevado a cabo.
Que sepáis que no todo el mundo se cree el morbo de las noticias y somos muchos los que vemos las intenciones de ciertos bulos que basados en hechos reales son tergiversados con intenciones malsanas, para hacerse con la opinión pública.
Mi solidaridad, apoyo y admiración por vuestra valentía enfrentándoos a la moral establecida. Aurrera!