Joseba Azkarraga
Portavoz de Sare

¿Rajoy a Cartagena de Indias?

El 26 de setiembre, es la fecha fijada por el Gobierno de Colombia y las FARC, para rubricar el acuerdo de paz, alcanzado en Cuba tras cuatro años de intensas y por lo que se ve fructuosas negociaciones. Diferentes mandatarios, de prácticamente todos los continentes, han anunciado su presencia en un acto de tal importancia, que pone fin a más de cinco décadas de enfrentamiento armado, con más de 200.000 muertos y miles de desplazados. Y entre estos mandatarios parece que está Rajoy, presidente en funciones del Gobierno español. Sinceramente me cuesta creer que tenga la cara dura de aparecer por allí.

Se puede entender que los mandatarios de varios países europeos y americanos, que han venido apoyando activamente este proceso, quieran estar presentes y con esa presencia, realzar la importancia del acuerdo. Pero difícilmente se entiende que quien en su propia casa, no ha querido poner fin, de manera dialogada al conflicto armado vasco, pretenda convertirse en adalid de la negociación, el dialogo y el acuerdo. Porque no es así.

Mientras países atravesados por una violencia de carácter político, han logrado la paz a través del dialogo con sus oponentes, en el Estado español esto no solo no ha sido posible, sino que este Gobierno, acompañado por una parte de la justicia muy sumisa, ha impedido cualquier acuerdo que posibilitara una paz justa y definitiva. Y este es el panorama con que nos encontramos, tras cinco años desde que ETA anunció el fin de la práctica de la violencia armada.

Un Gobierno, un presidente y una parte de la oposición política, instalados en la pasividad, viendo pasar el tiempo, y creyendo que el simple paso de las hojas del calendario, será suficiente para cerrar el conflicto vivido en nuestro pueblo.

No será así. Se estará cerrando en falso y lo que es más grave se estará consiguiendo que las consecuencias de este conflicto, que también lo son la presencia de cerca de 400 presos y presas vascos en las cárceles españolas y francesas, se enroque de tal forma que haga imposible el tránsito hacia la convivencia que anhela la inmensa mayoría de nuestro pueblo.

Un Gobierno que se niega a aceptar la invitación realizada por ETA, de manera pública y entiendo que también de manera privada, de iniciar un proceso verificado, pautado y calendarizado de entrega y destrucción de las armas, es un Gobierno que se siente cómodo en esta situación y que desprecia la mano tendida, porque sus intereses políticos están más cercanos al mantenimiento del conflicto, que a la búsqueda de la paz.

Un Gobierno que practica una política penitenciaria que vulnera sus propias leyes y reglamentos, para infligir un mayor castigo que el impuesto por los tribunales al colectivo de presos y presas vascos y al colectivo familiar, que es quien sufre más directamente las consecuencias del alejamiento, no es un Gobierno que pueda estar en Cartagena de Indias sin que le saquen los colores.

Un Gobierno, con el apoyo de una parte de una justicia encantada de su politización, que mantiene en prisión a presos gravemente enfermos, sin aplicarles la ley que posibilita la prisión atenuada de estos presos y su tratamiento médico fuera de los muros de la prisión, no puede estar presente en un acto de la importancia de la firma de paz entre la guerrilla colombiana y el Gobierno de aquel país.

Un Gobierno que hace caso omiso a las indicaciones de la Justicia europea, que en varias ocasiones les ha dicho que debe poner en libertad a aquellos presos que ya cumplieron su condena en prisiones de otros estados, antes de ser extraditados a las cárceles españolas, no puede ser admitido junto a aquellos otros países democráticos que estarán presentes en Cartagena de Indias.

En definitiva, un Gobierno que apuesta por la confrontación no puede aplaudir los procesos de paz que otros países han llevado a cabo mientras en el suyo miran hacia otro lado, cuando Europa les acusa, constantemente, de la vulneración de los derechos que sufren el colectivo de presos y presas vascos.

Por ello, Salatzen dut. Yo denuncio, a un Gobierno vulnerador de derechos. A un Gobierno que apuesta claramente por la vulneración de los derechos humanos de los presos y presas vascos.
Pero también a quienes desde la oposición política a este Gobierno no les interesa denunciar este atropello a los derechos humanos.

Salatzen dut. Yo denuncio, a quienes desde los medios de comunicación, con excepciones, no denuncian esta vulneración de derechos, porque consideran que no es políticamente correcto.

Uno que tiene toda una vida por detrás y no se cuanta por delante, no se si lo llegaré a ver, pero confío que más pronto que tarde, veamos sentados en el banquillo, a quienes en el ámbito de la política han vulnerado, conscientemente, tantos derechos. Y a quienes desde el ámbito de la justicia, han permitido tantos atropellos y por tanto han prevaricado.

No se si al final Rajoy viajará a Cartagena de Indias. Si así fuere, espero que algún país le recuerde su actitud tan alejada de lo que en aquel acto se va a celebrar. Pero mientras tanto, en Euskal Herria, seguirá existiendo una sociedad civil, que no se cansará de alzar su voz, a favor de la paz y la resolución.

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