José Manuel Corpas Santolaria

Religión o laicismo en Sortu

Ante la deriva ultracatólica del gobierno del PP, he estado revisando la Ponencia Política de Sortu y me he dado cuenta de que en ningún momento está definida en sus principios la posición del partido ante la cuestión religiosa; y si la izquierda abertzale quiere construir un proyecto político integral y alternativo para Euskal Herria debería fijar una posición clara en este tema clave, por lo que, como militante sortzaile me gustaría abrir un debate al respecto.

Siendo Sortu una organización revolucionaria socialista lo natural sería abogar firmemente por una concepción del mundo racional, sin dioses ni otros entes que, además de no estar sujetos a ninguna prueba empírica, han sido tradicionalmente utilizados para socavar la libertad de pensamiento y de acción humanas.

Sin llegar a este extremo ateísta, lo mínimo que deberían estipular sus estatutos es la posición en favor del laicismo para la futura República Vasca, separando de una vez por todas el Estado y la religión, como de hecho ya propuso EH Bildu en su programa electoral (página 8). ¿Acaso es este un tema coyuntural sujeto a las circunstancias que marcan unas elecciones? En mi opinión merece el rango de objetivo estratégico a la altura de la independencia y el socialismo. Hay que aclarar que laicismo no significa ateísmo, tampoco imposición ni persecución al creyente. Es el lugar común en el que todos podemos encontrarnos y respetarnos; con más razón en una sociedad que cada vez acoge una mayor variedad de credos y también gente que no profesa ninguno. Las creencias deben formar parte del ámbito individual. En el terreno público (institucional, educativo, sanitario, etc.) las creencias personales deben ser respetadas pero no deben tener respaldo legal. Tenemos ejemplos de sobra para llegar a esta conclusión. Ahí están la ley del aborto, la negativa a expender la píldora postcoital en algunas farmacias, la imposición de la religión en la escuela, los escandalosos convenios del Estado español con el Vaticano, la apropiación unilateral de tantos espacios públicos por parte de la Iglesia en Nafarroa, por no hablar de las ridículas alusiones a la Virgen del Rocío de la ministra de empleo.

Definitivamente no resulta ni ético ni pragmático mantener el statu quo en esta materia. No obstante, estos y otros son objetivos puntuales y mi propuesta tiene dos vertientes. Si la primera se refiere al laicismo como objetivo para el futuro Estado Vasco, la segunda tiene que ver con el escepticismo o pensamiento crítico asumido como metodología para nuestra forma de actuar, algo que debería ser un tema transversal en política y que, a todas luces hoy es una quimera. El método es tan importante como los objetivos, ya que el primero define cómo se alcanzarán los segundos. ¿Vamos a permitir que nuestro método no sea el mejor, el más pulido racionalmente?

Siempre que la izquierda abertzale ha encarado un cambio lo ha hecho en base a parámetros científicos, analizando críticamente las causas, los métodos y los resultados obtenidos en su acción política. Por eso creo que, con un poco de pedagogía y escepticismo, podemos llegar a ser más eficaces y más precisos en las respuestas y soluciones que demos a los problemas de nuestro pueblo día a día, en la calle y en los despachos.

Pero no solo eso; también deberíamos hacer una reflexión en cuanto a la necesidad de socializar el pensamiento racional frente al pensamiento mágico, tratando de extender esa filosofía por todos los barrios de Euskal Herria. Con ello y buenas políticas en materia educativa contribuiríamos a fomentar una sociedad con mayores conocimientos en Ciencia, cuyos hombres y mujeres podrían analizar la realidad libres de mitos y falsas creencias, por lo que tomarían decisiones más acordes a sus intereses como individuos y como pueblo, llevando a la práctica el ‘pertsona askeak herri askean’. Quizá de primeras perdamos algunos votos pero, igual que ocurre con los presupuestos en Ciencia e investigación, es nuestro deber invertir hoy para ganar mañana.

Cuando el amor que sentimos por nuestro pueblo y nuestra lucha está fuera de duda, todo lo demás debe ser explicado con argumentos racionales. Por eso, desde mi humilde punto de vista, Sortu debería definirse como Independentista, Socialista, Laico y Euskaldun.

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