Cecilio Rodrigo

Resort de verano

− ¿Creéis que acabará pronto la guerra en Gaza?

− En Gaza no hay guerra. Solo hay un ejército, no se puede hablar de «guerra». Es exterminio.

− Eso es verdad.

− ¿Cuándo creéis que acabará el exterminio?

− En las cámaras de Treblinka morían envenenados con el gas en cinco o seis minutos.

− Ahora mueren de hambre, de sed, abrasados por las altas temperaturas. Les han robado sus casas y su mar. Antes pescaban y se bañaban en el mar. Ahora ni pisar la playa pueden. Es verano y el calor en las tiendas de los campamentos es asfixiante. Este exterminio es lento: es por hambre, por sed, por falta de medicinas, por altísimas temperaturas. No hay agua, no tienen agua: han bombardeado las tuberías y las instalaciones que suministraban agua. Es un exterminio lento, muy lento: tres años ya.

− En las cámaras de Treblinka morían envenenados con el gas en cinco o seis minutos.

− ¿Nadie hace nada?

− Trump ha diseñado un gran salón de baile para seiscientos con lámparas doradas, con puertas doradas, con los marcos de los espejos dorados, todo a juego con el color de su pelo recién teñido.

− ¿Nadie hace nada?

− Ni un pestañeo. Aquí no chista ni Dios.

− ¡No te desvíes! ¡Deja a Dios en paz!

− ¿Tú tienes fe?

− Sí.

− ¿En qué?

− En las siglas.

− ¡En las siglas!

− Sí, PNV, PSOE, PP, Vox, Junts, Sumar...

− No entiendo.

− Te lo explico. Cada cuatro años me hacen buenas promesas en las campañas electorales y yo creo en esas muy buenas promesas y les doy mi voto, yo les voto, tengo fe en ellos, soy creyente, ya os lo he dicho antes.

− ¿Nos tomas el pelo?

− Es mi realidad.

− Eso es la democracia del tonto del bote.

− ¿Qué bote?

− La urna, las urnas.

− ¡Tú no crees en la democracia!

− Sí, en la democracia digital, casi instantánea y con poder impugnativo, sí.

− Eso es imposible.

− No, al contrario. Sí, es posible, si es factible. Hoy hay medios digitales que recogen y evalúan en un solo segundo más de 500.000.000 millones de datos. Léete el libro de Rai Kurzweil: “La singularidad está más cerca”. En un solo segundo, 500.000.000 millones de datos. Imagínate que al pueblo se le ha preguntado: Empleamos el dinero público en A: gasto militar, o en B: en la agenda verde, en cuidados forestales, en investigación, en energía limpia, en sanidad, en vivienda.

− En cosa de cuatro minutos tendríamos respuestas. El pueblo no solo votaría, [introduciría el papelito en el bote], sino que entonces, y solo entonces, sí tendría poder para decidir e impugnar.

− ¿Cuándo creéis que impediremos el exterminio?

− Ya planean un lugar paradisíaco, un resort para los super ricos.

− ¿Dónde?

− En Gaza.

− ¡En Gaza!

− ¿Matarán a todos?

− Lo tienen en sus manos. Han montado una empresa ubicada estratégicamente para repartir alimentos como cepo. Los soldados israelíes salen en sus tanques a la llanura por la que corren los palestinos hambrientos para llegar los primeros al puesto/cepo/trampa donde la empresa −una empresa casualmente americana−, les reparte algo de comida. Los soldados vacían sus cargadores. Es como un deporte, lo practican cada día. Nadie pestañea. Aquí no chista ni Dios. Algunos gazatíes regresan con alimentos, algunos regresan heridos, otros caen en la llanura. Las cadenas de televisión llaman a todo esto «Guerra en Gaza, hoy han muerto X palestinos».

− ¡¿«Han muerto»?!

− ¡¿«Han muerto»?!

− Las cadenas de televisión tienen un candado en la boca, una mordaza, no pueden abrir la boca y decir: «matar», «asesinar», «masacrar».

− ¿Quién impedirá el exterminio?

− ¿La ONU?

− La ONU está vendida a los cuatro matones que tienen el privilegio, (lo llaman «derecho»), del veto.

− (¡...!)

− (¡...!)

− Tras el exterminio harán turismo en las playas de Gaza.

− Hay petróleo me cuentan, me cuentan que hay petróleo en el subsuelo de Gaza. Como en Irak, como en Libia.

Ez adiorik!


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