Asier Pradera
Miembro del Movimiento Socialista

Respuesta a Iñaki Egaña acerca del veto en las txosnas

A las puertas de las fiestas de Bilbao, Iñaki Egaña escribía un artículo en este medio en el que, entre otras cosas, hacía referencia al tema del veto en las txosnas. Con el fin de justificar indirectamente que se le niegue a Luberri el derecho a participar como comparsa en el recinto festivo del Arenal por su relación con el Movimiento Socialista, esgrimía una serie de razones que bien merecen un poco de atención. Cuando en lugar de analizar los hechos en profundidad, la argumentación se basa en apelar al público afirmando que nadie se cree a la otra parte o que si lo hace es fruto del engaño, suele darnos pistas de su escasa consistencia.

Egaña empieza preguntándose si realmente alguien se cree que existe un veto a la comparsa Luberri en Bilboko Konpartsak. Acto seguido, se saca de la chistera que pretendemos «desplazar a 27 comparsas para hacernos un hueco en el recinto festivo original» y nos invita a seguir la estela del PNV, PSOE y PP y a colocar la txosna fuera del recinto festivo popular.

Realmente Iñaki juega al despiste, ya que sabe perfectamente que hay mucha gente que es consciente de las razones políticas que hay detrás de la exclusión a Luberri en Bilboko Konpartsak. Él es conocedor de la carta que publicaron el año pasado más de 150 artistas, algunos de ellos muy cercanos a la izquierda abertzale, denunciando el veto. También sabe que el propio Fermin Muguruza, artista icónico del MLNV, volvió a expresarse en el mismo sentido en las pasadas fiestas de Gasteiz; y que, dicho sea de paso, fue tachado de loco por un buen séquito de perfiles anónimos en redes sociales. «Nadie se cree esto, y el que lo hace es porque ha perdido la cabeza» parece el argumento estrella que quieren emplear.

Alguien podría preguntarse por qué queremos tener un espacio en el Arenal y no en otro sitio. Desde luego, no es para «desplazar» a ninguna comparsa, ya que otros años ha habido más de 27 txosnas y Bilboko Konpartsak nunca nos ha indicado la falta de espacio como un argumento para dejarnos fuera. Queremos un espacio en el Arenal porque desde el origen de la Aste Nagusia ese ha sido el lugar que han compartido los colectivos sociales, políticos y vecinales del movimiento obrero y popular, del que somos parte. El historiador Egaña debería saber que las comparsas y el recinto festivo del Arenal surgieron por la iniciativa Txomin Barullo de la organización política EMK, que se plantó en el ayuntamiento, creó la primera comisión de fiestas desobedeciendo al consistorio, y abrió aquel espacio a la participación popular de diversas tendencias políticas. Compararnos con los partidos políticos que siempre se han opuesto a este tipo de iniciativas es una broma de mal gusto. Por no olvidar que consiguen sus espacios gracias a su poder institucional, opción descartada para una organización militante e independiente como el Movimiento Socialista.

Por otro lado, para deslegitimar la opinión favorable a nuestra participación, Egaña nos atribuye algo que realmente no hemos dicho: que es la izquierda abertzale quien controla todos los espacios festivos. Evidentemente, esta afirmación exagerada no es cierta; hay decenas de pueblos en Euskal Herria donde la izquierda abertzale no hegemoniza las fiestas, y en las que, por cierto, comparte espacios con colectivos del Movimiento Socialista. En Bilbo también, por ejemplo, hay varias comparsas que no están ligadas a la izquierda abertzale. Ahora bien, esto no implica que esté exenta de responsabilidad. Así llegamos al quid de la cuestión.

El tema no es que la izquierda abertzale controle todos los espacios festivos, sino que, impulsada por razones de cálculo político, ha adoptado la decisión de tratar de vetar la participación del Movimiento Socialista, y aboga por esa postura allí donde puede. Mientras se comparte el txosnagune en infinidad de pueblos, es sabido que, en Gasteiz, 4 de los 6 votos en contra de incluir a GKS y al Sindicato de Vivienda en las txosnas pertenecen a colectivos vinculados a la izquierda abertzale. En Bilbo, no hay más que preguntar en unas cuantas comparsas para saber quiénes han impulsado la desconfianza hacia Luberri desde su creación, quiénes han propuesto cambios de última hora en los criterios de ingreso de nuevas comparsas y quiénes han generado un clima de tensión que ha conducido a una situación de bloqueo. ¿Cómo se explica que compartamos recinto festivo en decenas de pueblos y esto no sea posible en Gasteiz o en Bilbo?

Ya es hora de dar solución a este conflicto. Recuperemos el carácter participativo de las fiestas populares y sigamos haciendo fuerza para que este año sea el último de este veto sin sentido.


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