Félix Placer Ugarte
Teólogo

Sínodo para la Amazonía: ¿signos de innovación en la Iglesia?

Reconociendo la decisiva importancia de la mujer en la Iglesia, se propone «conferir ministerios de forma equitativa».

Ha concluido el Sínodo de la Amazonía, iniciado hace tres semanas en el Vaticano, con un documento titulado “Nuevos caminos para la Iglesia y por una Ecología integral”. Se han aprobado propuestas de gran envergadura tanto para su organización pastoral, como para su implicación y compromiso con aquella región, con amplio alcance para toda la Iglesia.

Tal vez la más llamativa sea la del celibato no obligatorio que abre las puertas de sacerdocio a hombres casados, superando una ley restrictiva desde hace muchos siglos. También, reconociendo la decisiva importancia de la mujer en la Iglesia, se propone «conferir ministerios de forma equitativa». «Si la Iglesia pierde a las mujeres en su total y real dimensión, la Iglesia se expone a la esterilidad», se afirma, citando al papa Francisco. Se pide que pueda ser «dirigente de la comunidad», pero su ministerio se queda en el diaconado; todavía no se atisba el sacerdocio para ellas, así como una participación igualitaria. De hecho en la votación que ha aprobado este documento no han tomado parte las mujeres.

Sin embargo, a mi entender, este texto sinodal entregado al papa, quien hará públicas sus decisiones definitivas, esperamos que en breve plazo, le compromete decisivamente para abrir nuevos caminos juntos, sinodalmente. No solo en temas pastorales internos. Sobre todo, en lo que implica el compromiso liberador de la Iglesia en una «ecología integral».

En efecto, el documento sinodal propone «impulsar un estilo de vida en armonía consigo mismo, con la naturaleza, con los seres humanos y con el Ser Supremo, ya que hay una intercomunicación entre todo el cosmos, donde no hay excluyentes ni excluidos, y donde podamos forjar un proyecto de vida plena para todos escuchando el clamor de la tierra, el clamor de los pobres, de sus culturas colonizadas y anuladas; escucharlas y aprender de ellas... del pensamiento de los pueblos indígenas que ofrece una visión integradora de la realidad, que es capaz de comprender las múltiples conexiones existentes entre todo lo creado».

Esta actitud y acción inculturadoras, propuestas ya por el Concilio Vaticano II, pueden tener decisivas consecuencias en una la Iglesia que quiere ser servidora en la Amazonía y en el mundo.

Este documento y sus conclusiones, de relevancia mundial, también debemos escucharlo en Euskal Herria, en nuestra tierra, en nuestra cultura euskaldun, para construir una Iglesia vasca-euskal Eliza que, unida a quienes luchan por sus derechos integrales, responda desde el evangelio a sus problemas caminando hacia la paz desde la justicia.

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