Elixabete Etxeberria y Sara Bujanda
Arabako Emakumeen Asanblada

Sobre farolas y el mapa de la ciudad prohibida

Desde Arabako Emakumeen Asanblada (Asamblea de Mujeres de Álava), como integrante de la Plataforma 25 de Noviembre que elaboró el Mapa de la ciudad prohibida para las mujeres en 2009, y ante las diferentes noticias que han aparecido en prensa sobre el tema de la inseguridad ciudadana para las mujeres, queremos hacer algunas aclaraciones.

La elaboración de este mapa respondió a una larga reivindicación del movimiento feminista de la ciudad, ante el inmovilismo por parte de los y las responsables políticos en ese momento. Parte del principio de que el diseño y la dinámica de una ciudad no son neutrales. Existen lugares que pueden ser disuasorios o facilitadores de la violencia sobre las mujeres en el espacio público. Con esto no sugerimos que las mujeres debamos tener miedo ni que una mayor iluminación evitará agresiones. La violencia machista es estructural, por lo que la respuesta ha de ser, asimismo, estructural. Es decir, desde la educación, la familia, los valores, instituciones políticas y económicas...

Por tanto, identificar ciertas zonas y repensarlas para su modificación es sólo parte de un proceso necesariamente más amplio. De hecho, entendemos la elaboración de un mapa de la ciudad prohibida no como un fin, sino como un medio, una herramienta para generar un proceso participativo de debate sobre cómo es la ciudad en la que vivimos, cómo nos relacionamos en ella y por qué el mismo espacio no opera de la misma manera sobre mujeres y hombres.

Es esto, precisamente, lo que nos parece interesante. Marcar puntos «peligrosos» en un mapa puede hacerse desde un despacho a puerta cerrada, pero esto, sin embargo, omite el proceso reflexivo en la que queremos que se haga hincapié. ¿Es esta ciudad inclusiva o excluyente? ¿Se visibiliza o se expulsa a los márgenes a ciertos colectivos? Inmigrantes, prostitutas, lesbianas... ¿ocupamos la misma centralidad en esta ciudad? ¿En calle Dato, por ejemplo, paseamos de la misma manera todas las personas?

En este sentido, en 2011 rechazamos participar en el Diagnóstico local de seguridad del Ayuntamiento porque vinculaba «seguridad» a «delincuencia», mezclando variables en sí no relacionadas, dando lugar a una identificación de «zonas inseguras» muy alejada de lo que reivindicamos.

En el tiempo en el que el tema se ha tratado en prensa, diferentes agentes se han referido a la Plataforma 25 de Noviembre y al mapa que elaboramos. Sin embargo, ningún grupo político municipal ha contactado con nosotras al respecto. Asimismo, los términos utilizados por medios de comunicación para referirse a este mapa nos parecen desacertados. Tildarlo de mapa del miedo o hablar de puntos negros genera alarmismo y dificulta el análisis crítico del tema.

Consideramos que el dinero invertido por el Ayuntamiento en iluminación es un parche, necesario quizá, que sin embargo desvirtúa el espíritu del debate que queremos promover. Ni con toda Gasteiz iluminada como un campo de fútbol dejará de haber agresiones. Y este es el quid de la cuestión. A nivel político, no obstante, parece más interesante multiplicar farolas que poner en marcha un verdadero plan de reflexión, permanente y abierto a la ciudadanía, que es justamente lo que reivindicamos.

Quien gobierna tiene los medios económicos, técnicos y humanos, así como la responsabilidad de hacerlo. Sin embargo, si no hay voluntad política nos quedaremos en debates superficiales sobre qué parque está más o menos iluminado... sin ir a la raíz del problema.

Desde la Asamblea de Mujeres tenemos la mano tendida a trabajar en común en la elaboración de un mapa que nos haga reflexionar, repensar y modificar la ciudad en la que vivimos para que sea inclusiva e igualitaria.

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