José Luis Úriz Iglesias
Afiliado al PSC viviendo en Navarra

The End

Una de las canciones más brutales de toda la historia del rock es sin duda “The end” de The Doors. En ella Jim Morrison se vació física y emocionalmente.

¿Quién no la recuerda ligada al inicio de otra película para el recuerdo como Apocalypse Now de Copola? La escena en la que Martin Sheen escucha tumbado en la cama de su cuchitril en Vietnam el sonido de las aspas de un helicóptero, mientras mira el girar de un ventilador sujeto a su techo al mismo tiempo que Morrison se desgarra y nos desgarra por dentro es simplemente inolvidable. Quizás sea una de las escenas más impactantes de la historia del cine.

¿Qué tiene que ver esa música con la situación política hoy? Puede parecer que nada, pero quizás si Pedro Sánchez y Pablo Iglesias las recordaran, recordaran su letra «Es el fin mi única amiga, el fin de nuestros elaborados planes… el fin de las risas y las dulces mentiras…», esta obra de teatro no acabaría en desastre.

También si leyeran “El corazón de las tinieblas” de Joseph Conrad sobre la que se basa la película, las reflexiones de Kurtz, en el cine el inolvidable Marlon Brando, les serviría para entender el inmenso error que van a cometer y evitarían este suicidio. Quizás si reflexionaran sobre ¿has pensado en las autenticas libertades? ¿Ser libre de las opiniones de los otros (Ibex 35)? ¿Incluso de tu propia opinión?

Pero todo indica que no va a ser así, ni van a escuchar a Morrison, ni a Brando, ni leerán a Joseph, simplemente porque o bien están ya en estado catatónico, o las presiones internas y externas no les permiten ya ser ellos mismos, les impiden ser libres.

Estos 128 días de parodia, de engaño, incluso a ellos mismos, no han servido para nada. La izquierda camina con paso firme hacia del despeñadero, hacia su auto destrucción y lo hace de manera cainita, a guantazos en la prensa, en las redes sociales, en los pueblos y ciudades, entre socialistas y podemitas impulsados por las soflames de unos cuantos irresponsables que en estos momentos los dirigen (¿?). Qué tragedia.

No solamente Pedro y Pablo deberían escuchar con atención esa canción, visionar esa película y leer ese libro abriéndose a sus mensajes, también deberían analizar todas las encuestas que a pesar de sus diferencias tienen algunos denominadores comunes. Dos en concreto, que la derecha después del 26-J puede tener mayoría absoluta y que la izquierda, su suma, bajará respecto la situación actual. Para ese viaje no necesitábamos alforjas, pareja de insensatos.
Del análisis sensato y objetivo (cualidades que parece carecen ambos personajes) de las mismas se podrían contestar un par de preguntas:

¿Quién pierde con estas nuevas elecciones? Pues pierde el PSOE que pudiendo lograr el gobierno ha desperdiciado su ocasión, incluso pudiendo convertirse en tercera fuerza política, pierde su líder Pedro Sánchez que como consecuencia de ello será apuñalado en otoño cual Julio César sociata por los Bruto y Casio de turno. Pierde Podemos porque bajará considerablemente aunque la unión con IU pueda paliarlo. Y sobre todo pierde la izquierda, su base social de 14 millones de personas a las que se condena a cuatro años más de sufrimientos y recortes.

¿Quién gana? Queda claro que Rajoy y su PP que durante este tiempo sin ningún tipo de desgaste (ya se ve que en esta sociedad la corrupción no erosiona el apoyo electoral) se ha dedicado a estar sentado a la puerta de su casa, la Moncloa, esperando ver el cadáver de su enemigo pasar.

Gana ciudadanos porque se verá recompensado por su posición dialogante en el ámbito del electorado conservador, gana IU a quien se valora la cordura de su líder Alberto Garzón, quizás la figura que más salga fortalecida de esta sinrazón. Lo ocurrido les sitúa en una posición radicalmente diferente a la que tenían después del 20-D de cara a la negociación con Podemos. Una IU al alza y un Podemos a la baja hace más probable la posibilidad de unión de ambas de cara a esas nuevas elecciones y que exclusivamente por este efecto pueda producirse el «sorpasso».

¿Queda algún margen para la esperanza a falta de apenas 5 días para el final del plazo? Mínima, pero posible. Está claro que para Pedro y Pablo, especialmente el primero, es su última oportunidad de supervivencia política. Incluso la posición de Pablo podría quedar debilitada, especialmente después de los últimos deslices y su incontinencia verbal, ante la figura emergente de un Iñigo Errejón, a quien al igual que a Garzón se le reconoce su sensatez, su saber estar. Hace apenas unos meses nadie osaría en Podemos cuestionar su liderazgo, hoy comienzan a oirse voces peligrosas para la continuidad en el mismo.

La última pregunta sería: ¿Pedro y Pablo, PSOE y Podemos podrán cambiar el sentido de la marcha en el último instante como ocurrió en Catalunya para evitar incluso su propio descalabro?

Quizás si visionaran que la noche del 26-J catorce millones de ciudadanos y ciudadanas se preguntarán: ¿qué más da que PSOE supere a Podemos, o que éste con la ayuda de IU lo haga con el PSOE si ellas y ellos van a ser condenados a cuatro años más de sufrimiento? ¿Qué más da quién tiene la supremacía en la izquierda si va a acabar gobernando la derecha? ¿Qué más da quién haya tenido la culpa si ambos son responsables? Quizás si son capaces de mirar más allá de sus ombligos aún se pueda solucionar como en ese baloncesto que tanto les gusta, al límite de la bocina.

Veremos, pero lo que sí resulta evidente es que estamos ante el final, the end, del camino, o nos volvemos hacia atrás aunque dejemos plumas en la gatera, o caemos por el despeñadero.

Veremos…

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