Iulen Lizaso Aldalur

Transiciones

Sería deseable que el tan esperado año 2019, como antesala de una nueva década, estuviese marcado como el año en que desde lo individual a lo global multidisciplinar, para lo colectivo y comunitario, pusiésemos todo el empeño... ¡todos!, en darle la vuelta al «calcetín», para ir saliendo del sueño de la vida, de la pesadilla de mundo que hemos creado dentro del mundo real.

Pasados cuarenta años, termina la transición política diseñada para el tránsito de la dictadura a esta democracia. Queda para cada uno, qué añadir en la pancarta de meta junto a la palabra «democracia»... y a verlas venir.

Siendo la igualdad el rasgo mas consustancial y esencia original de una democracia, a la española la califico de: «fallida». Inmadura e inestable en sus cuatro pilares fundamentales: económico, judicial, institucional y popular, con la correspondencia de «valores» para cada una: desigualdad, prevaricación, ineficacia e inexistencia, respectivamente.

A la vista de las nuevas tendencias involutivas, pocas dudas de que el «ADN» político que distinguirá a futuro al país será, seguir gobernado por dirigentes sin cultura democrática ni intención para dotarse de ella. Con una izquierda rebozada de retórica y teoría, pero exenta de audacia y ambición, que en oposición escenifica y en tareas de gobierno le sobra condescendencia con el franquismo institucional y complicidad con la derecha política y la patronal.

Sería deseable que el tan esperado año 2019, como antesala de una nueva década, estuviese marcado como el año en que desde lo individual a lo global multidisciplinar, para lo colectivo y comunitario, pusiésemos todo el empeño... ¡todos!, en darle la vuelta al «calcetín», para ir saliendo del sueño de la vida, de la pesadilla de mundo que hemos creado dentro del mundo real.

Qué difícil denominar «evolución», a la ¿progresión? en el ámbito tecnológico, medioambiental (plásticos en el mar, emisiones y contaminación de aguas, extractividad abusiva) agroalimentario y energético, al no llevar parejo un mínimo respeto al planeta y sus criaturas, derroche económico por la carrera y chatarra espacial y millones de seres sin alimento. «Cataclismo climatológico» lo llamamos, pero pocas dudas de que son consecuencias de haber elevado a cuasi divino la inteligencia humana de los sumo científicos y sus proyecciones mentales, más volcadas a desarrollos tecnológicos de profunda motivación bélico-económica y alteración biogenética que la búsqueda de bienestar global.

Se celebró en Ficoba la feria «Go Mobility» para promoción del sector de la electromovilidad. Hoy, junto al de sostenibilidad energética, son la reválida que nos calificará ante el planeta, como merecedores de sus bienes al empezar a saldar las cuentas con él, o nos reafirmará como sus mayores enemigos.

El primero en 1830 y en el año 1900 un tercio de los coches en el mercado eran eléctricos. Hemos tenido que esperar mas de un siglo para que se de una verdadera transición hacia una movilidad silenciosa y limpia con impulso irreversible y como apuesta de futuro. Pero si a su vez no se racionaliza, en particular el transporte de mercancías, por su envergadura y alcance, sería un nuevo fracaso desde lo medioambiental y económico hasta lo civilizatorio.

Hacerlo desde una operatividad diferente, exige mayor cuidado en toda la cadena de valor; no solo en la producción y rodadura de vehículos, sobre todo en los procesos de extracción de materias primas: cobre, cobalto, níquel, litio... Dar la vuelta al «calcetín» en que unos pocos acumulan mucha riqueza, a costa de forzar a otros a malvivir en entornos insalubres, tierras depauperadas y espacios degradados por lodos contaminados y talas abusivas, que provocan desplazamiento de pueblos, etnocidio, violación y mortandad infantil por abuso extractivo en el subsuelo.

Nada de esto se daría, si el sistema de alimentación del motor eléctrico fuese instantáneo a través de baterías de carga autónoma, en vez de con baterías recargables en puestos de pago como las electrolineras, para que nada cambie.

Los gurús mediático-políticos, nos «venden» futuro de confort y riqueza, al digitalizar servicios y robotizar la producción en cadenas de fabricación y montaje, como clave o llave tecnológica a la inteligencia artificial (IA) que nos permitirá crear «cielos» a personas y empresas emprendedoras también de la pequeña Euskal Herria. Pero silencian la contrapartida que ya sufrimos, de empobrecimiento por precariedad salarial (salario precario, futura pensión precaria) y destrucción de empleo que conlleva esa transformación tecnológica (las cadenas de montaje de coches eléctricos precisan cinco veces menos personas que las de coches convencionales), endosando a la Seguridad Social y ayudas públicas (RGI), esa factura y brecha socioeconómica generada por la voraz patronal, a costo cero para esas empresas modélicas incentivadas con dinero público y para las cuales nuestros gobiernos aún no han creado un impuesto tecnológico. Sumar y no restar ¿que Impuesto de Sociedades pagan?

Poco hablan, de que en la jerarquía de valorización de materiales y economía circular, la reutilización está por delante del reciclado en la línea marcada por la Directiva Europea 2018/851 del 30 de mayo. Así, la pregunta para foros docentes y parlamentarios, en la empresa y universidad, es: ¿porqué enviar a reciclar el 100% chatarrable de un coche convencional, cuando para convertirlo en eléctrico tiene mucho reutilizable, y lo rechazado: motor, caja de cambios, embrague, carter, bomba de combustible y aceite, depósito de combustible y agua, radiador, motor de arranque... es reciclable?, sabiendo que esto también sería: «alta innovación»... y no competencia al goliath de la automoción.

Crear oficios es crear riqueza. Esta nueva rama electromecánica de Formación Profesional para jóvenes emprendedores en las nuevas tecnologías de la automoción, conllevaría a su vez crear talleres diseminados y un crecimiento del consumo interno, incremento del PIB, más recaudación por IVA, IRPF...

Cuando el lehendakari Urkullu daba el mensaje a empresarios: «Las empresas que miren hacia otro lado, desaparecerán», invitando a gastar en investigación para innovación como apuesta de futuro, recordarle las PYMES y pequeños talleres mecánicos de coches: ¿que harán ante el nuevo reto? Su única salida sostenible, renovar con jóvenes formados, tanto para reparar vehículos con tracción eléctrica en origen, como para reconvertir los convencionales en eléctricos. Siendo EEUU el país que mas facilidades da para su homologación, ¿porqué en el nuestro, lo mismo que en autosuficiencia energética e «impuesto al sol», su homologación para paso por la ITV... es tan difícil?

En temas de electromovilidad y energía, el gobierno debería tener mayor altura de miras; abrir el arco de la mirada innovadora en cuanto a ideas pioneras, no solo en lo empresarial, también en lo cívico y formativo. En particular, desde el respeto medioambiental, no solo desde la movilidad sostenible, también desde la generación eléctrica limpia y con mayor control del oligopolio eléctrico... tampoco recogido en el borrador de la Ley de Transición Energética.

Sobre esta ley, conviene saber que sigue considerando «energía renovable» o sostenible a la obtenida a partir de la incineración de basuras y residuos reciclables. Así, las plantas incineradoras que valorizan con basuras, además de lo que facturan por generar agua caliente (ACS) y electricidad, cobran primas del estado. ¿Por qué esa diferencia con las plantas que generan esa misma energía con hidrocarburos (gas, petróleo...) si el proceso térmico de transformación energética y las emisiones y residuo resultante son idénticos? La razón es que la biomasa combustible de las basuras es de bajo costo y sostenible en el tiempo, razón por la que el reciclado va en retroceso. Señores de la izquierda ecologista, terminemos con la denominación de origen: «sostenibles y renovables» y pidan cambiar por «limpias»... a secas.

También, que a diferencia de muchos países europeos, en España tendremos grandes impedimentos en autosuficiencia doméstica, a la hora de recargar nuestras baterías; en la misma línea que disfrutar de autonomía energética en nuestro hogar por el «impuesto al sol», haciendo buena la máxima: «Quien tiene la energía tiene el poder». Una vez mas, quedaremos a años luz del programa Enernet o «red eléctrica inteligente», que como pioneros de la transición energética, revoluciona desde abajo el mercado de la electricidad en Alemania por intercambio de igual a igual en compraventa de energía entre consumidores-productores domésticos a través de la red: SonnenCommunity.

¿Y la transición humana? Sí, pero ¿a donde? Leía a la escritora Manuela Hernán Matesanz: «De que nos sirve saber mucho, si luego no sabemos como llegar». La humanidad que nos precedió, transitó la Tierra el mismo período de tiempo que ya hemos cumplido; ¿cómo es que aún usamos el fuego para la combustión (destruye la atmósfera y su luz) la rueda para automoción y números inexactos (Pi) para cálculos geométricos? Cuando los atlantes no los utilizaban, y si llegaron a su «Finisterre»... puerta y enlace al «Plus Ultra».

Transición política, transición energético-tecnológica y transición humana. Miles de años caminando el Planeta, para que llegado el final, a pesar de la herida que le hemos provocado, le duele mas el hecho de que una gran parte de sus hijos, no hayan sabido transitar del primitivismo lunar a la espiritualidad solar.

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