Cecilio Rodrigo

Un amigo alemán

Se consume más energía para construir una edificación nueva que para rehabilitar un edificio antiguo. El 80% de las viviendas necesitan rehabilitación para evitar el despilfarro de energía que se escapa por paredes, techos, ventanas y cubiertas. Las consecuencias de este despilfarro las pagamos y las pagaremos cada día con más desastres producidos, por lo que con sospechosa asepsia nos dicen que llamemos «cambio climático». En algunos países de la UE había subvenciones para la rehabilitación de las viviendas. Ahora, como con la guerra que llamamos “guerra de Ucrania” aumenta desmesuradamente el gasto militar en todos los países de la UE, disminuye desmesurada e indefectiblemente el dinero para educación, sanidad, infraestructuras y rehabilitación de viviendas.

Si, -como decíamos más arriba-, se consume más energía para construir una edificación nueva que para rehabilitar un edificio antiguo, nos podemos preguntar por las consecuencias climáticas que provocan la «guerra de Ucrania» y la «guerra de Gaza».

Un amigo alemán me cuenta que el presupuesto alemán para gasto militar alcanza por primera vez los 100.000 millones de euros. Añade que son secretas e incalculables las aportaciones económicas que los países de la UE malgastan en Ucrania, aún a sabiendas de que van a seguir derrochándolas en armamento para que perdure eso que la prensa sigue llamando «guerra». Añade que los dirigentes de los países de la UE son marionetas que bailan, obedecen, cumplen y acatan las órdenes que les dictan desde lugares muy lejanos.

Añade que Norteamérica e Inglaterra hacen y deciden, harán y seguirán decidiendo, todo lo que les venga bien para debilitar y exprimir tanto las economías de la UE, como las de Ucrania y de Rusia. USA y UK se pasan por el forro de sus pantuflas las recomendaciones, y ruegos de la ONU, los sermones del Papa, las súplicas de todo cristo viviente. Añade que para describir el crimen que se inició con el bombardeo, la quema y el ametrallamiento de la población civil de Gernika y acabó con la aniquilación de Hiroshima y Nagasaki, no habría que utilizar «nunca mais» la palabra «guerra».  Añade que lo que hay es: «Vernichtung», hay aniquilación. Y añade que los medios desdibujan, desfiguran y tergiversan el sentido de las palabras, y recuerda una frase que Karl Kraus dijo ya en 1921:

«En el principio fue la prensa y después apareció el mundo».

Añade que la prensa alemana no habla de los soldados y civiles muertos ni de familias rotas, ni de los millones de desplazados, ni de las ciudades derruidas, ni de las cosechas perdidas, ni de sus hospitales, fábricas, museos, conservatorios y parques arrumbados. Los y las de la prensa ni hablan de genocidios ni del despilfarro energético.

Y me da, como ejemplos, algunos titulares: “Israel logra eliminar con varios bombardeos selectivos a tres dirigentes de Hamás”, “Una división del ejército ucraniano consigue avanzar en la zona del Dombás”.

Añade que, si protestas, te tildan de «pro-putinista».

Me pregunta si aquí salimos a la calle.

Le envío instantáneas de algunas manifestaciones, de algunos conciertos de rock y de algunas terrazas al lado de la playa.

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