Un año más, el Día Internacional contra la Corrupción
Hoy 9 de diciembre, las sociedades, pueblos y países honrados y civilizados conmemoran y reivindican su inquebrantable y radical posicionamiento en el Día Internacional contra la Corrupción. Una designación establecida por la Asamblea General de Naciones Unidas de 31 de octubre de 2003 en el punto 7º de su Resolución 58/4. En la misma, se apela a “la acción colectiva que involucra a todas partes interesadas, los gobiernos, las empresas y la sociedad civil, y se hace hincapié en el empoderamiento de las comunidades”.
Una fecha para adquirir conciencia, denunciar y combatir esta tragedia de la humanidad extendida por todos los continentes que no solo supone un quebranto ético, moral de quienes la practican para un ilimitado enriquecimiento, sino que originan enormes estragos en los lugares que padecen sus consecuencias, sean poblaciones pobres o ricas. Práctica criminal que corroe las estructuras desde los poderes legislativos, judiciales y ejecutivos, los gobiernos estatales e incluso los autonómicos que aspiraban a una diferenciación con el poder central pero que han caído en la misma metodología delictiva.
A esta maldición debe añadirse la prevaricación, ya que la miserable y ruin acción de prostituirse por dinero habitualmente viene precedida de una alteración o interpretación, premeditadamente maliciosa, de leyes, normas, ordenanzas, directrices que deben regular la acción política pública en todas sus aplicaciones. Es difícil distinguir cuál de las dos es previa. Por lo que quizá convendría que alguna institución social recomendara a Naciones Unidas extender la denominación del día “contra la corrupción y la prevaricación”.
Esta plaga, semánticamente “calamidad grande que aflige a un pueblo”, tiene un especial e incluso tradicional arraigo en Euskal Herria, y en concreto su máximo y ya legendario multipracticante es unánimamente reconocible por sus siglas. También deja una parte de oportunidad en el botín de la rapiña a su coaligado político en los diversos gobiernos, para asegurarse un encubrimiento recíproco: PNV-PSE.
Los batzokis, tabernas de reclutamiento de afiliados, donde estos días se vende Lotería Nacional Española, son los principales focos o centros de contratación de militantes. Nada importa que su sentimiento nacional o abertzale, incluso perfil lingüístico, sea menor que precario, lo importante es, como en toda secta, la obediencia y sumisión a la trama a cambio de un excelente e inmerecido salario en puestos de trabajo de las múltiples administraciones manipuladas por el aparato político para controlar la operatividad y máxima eficacia. Que todo proceso se adapte al fin perseguido por el partido cuyo lema es bien explícito: “entre la patria y el dinero, lo segundo es lo primero”. También conviene, si es posible, acudir un día al año a una exaltación de fervor ficticio momentáneo en Salburua después de la misa y el txakoli.
No hay sector que se libre de la toxicidad que extiende el PNV. Desde lo sanitario, ya se ha visto la negligencia en Osakidetza con resultado de numerosas muertes por inoperancia con una impresentable consejera Gotzone Sagardui que no tuvo la elemental decencia de dimitir ni el Gobierno de cesarla. En lo cultural, con el consejero Bingen Zupirua y su equipo que han prevaricado ostensiblemente al admitir los reiterados incumplimientos de la Ley 6/2019 de Patrimonio Cultural Vasco en el ilegal y corrupto proyecto de ampliación y deformación del Museo de Bellas Artes de Bilbao que se desarrolla entre evidentes delitos contra el patrimonio que debía proteger la citada pero inútil ley. O la prepotencia absolutista de la Diputatu Nagusia Elixabete Etxanobe, autoproclamada faraona de Urdaibai, “el museo se construirá sí o sí”.
El binomio prevaricación-corrupción donde encuentra su mejor acomodo es en el ordenamiento urbanístico, impulsado por constructoras afines, inmobiliarias y fondos de inversión con recalificaciones adaptadas en habitual comunión con alcaldes, políticos y arquitectos municipales o asesores, como se ha demostrado judicialmente e incluso habiendo sido condenados. Se han removido ilegalmente miles de metros cúbicos de tierra que se han convertido en decenas de millones de euros para repartir entre los facilitadores. Si consideramos el ámbito urbano, aparece otro clan, la mafia hostelera a la que los ayuntamientos han cedido espacio público, pre-bar-icar para urbarizar calles y plazas mediante abrevaderos y corrales acristalados para que los empedernidos bebedores muestren su cotidiano ritual públicamente incomodando la movilidad peatonal. En esta gentileza a la alcoholización del espacio urbano ocupa un lugar preferente el alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto, convertido en siervo del influyente gremio de hostelería y apóstol del botellón, tanto del diurno como del nocturno.
Un histórico partido antaño abertzale y en la actualidad monárquico españolista, especialmente en Bizkaia, se evidencia en las cada vez más frecuentes e inoportunas visitas del rey de los españoles y su mujer, como ha sucedido muy recientemente para crear un leve impacto de simpatía populista en la calle y una vergonzosa sesión fotográfica en determinadas entidades donde son recibidos con un entusiasmo desbordante, adecuadamente ataviados por los políticos y políticas del PNV en todas las instituciones. Al parecer, no tenían nada más importante que hacer esos días.
En la Sociedad Bilbaina, un club privado de derechas (28/10) por su 185 aniversario y poco después (29/11) a una sesión de ópera en Euskalduna Jauregia (29/11) invitado personal y autoritariamente por el presidente de la Asociación Bilbaina de Amigos de la Ópera (ABAO), Juan Carlos Matellanes. Como cualquier contribuyente vasco, no podemos aceptar que el dinero de nuestros tributos sirva para pagar caprichos publicitarios de un parásito personaje impuesto por ser hijo de un corrupto y putero monarca a su vez hijo político del criminal dictador Francisco Franco. Esta entidad recibe cuantiosas cantidades de subvenciones del Gobierno vascongado que, visto el despilfarro cometido, deberían cancelarse inmediatamente.