Ana Tere Díaz
Miembro de Arabako Pentsionistak Lanean y Oneka (Plataforma de Mujeres Pensionistas de E·H)

Una oportunidad perdida

Es una opción perdida para superar la vergonzosa brecha de género entre mujeres y hombres en las pensiones

El pasado lunes, 29 de noviembre, fue un lunes muy especial porque los pensionistas salimos a la calle, a las doce en punto estábamos ahí, frente al ayuntamiento. En principio, los pensionistas tendríamos que estar super-hiper-mega-contentos porque el 2 de diciembre se iba a aprobar la primera parte de la reforma de las pensiones en el Pleno de Madrid.

Ese lunes 29, las personas pensionistas llevábamos copias del proyecto de ley y con gran cabreo, las rompimos y las tiramos. Eso sí, a una caja de cartón para no ensuciar «nuestra» plaza.

¿Cómo puede ser si tenemos que estar súper hiper-mega-contentos? Simplemente, porque es un proyecto de ley que destruye el sistema público de pensiones en beneficio de un sistema privado. Y esto supone un gran golpe para todos los pensionistas, especialmente para las mujeres que tienen las pensiones más pobres y más bajas.

Para empezar, el proyecto de ley fija los recortes impuestos por Rajoy en 2011: la edad de jubilación se prolonga hasta los 67 años; los años trabajados que se tienen en cuenta para calcular la pensión han pasado de 15 a 25 y aumentan a 37 los años de cotización para cobrar la pensión completa.

Y todo eso dificulta que muchas mujeres cobren una pensión decente porque tienen vacíos en su cotización por la maternidad y por haber realizado tareas de cuidados, generalmente llevando a cabo una penosa doble jornada de trabajo.

Además, la reforma perpetúa las pensiones mínimas de miseria, quedando lejos de los 1.080 € que reivindicamos, en la línea que recomienda la Carta Social Europea; penaliza la jubilación anticipada y amplía la edad de jubilación que en 2027 será con 67 años; recompensa la continuidad en el trabajo sin analizar las características del puesto desarrollado y ni siquiera garantiza el poder adquisitivo de las pensiones que se pierde en un 3% este año.

Si los puestos más precarios y los salarios más bajos los han tenido las mujeres, todas estas medidas repercuten muy negativamente especialmente en ellas. Quienes, en ocasiones, han tenido que renunciar a sus puestos de trabajo de forma parcial o definitiva y muchas veces de forma involuntaria o forzada, para realizar trabajos de cuidados totalmente imprescindibles para la vida. Esta situación y la falta de voluntad política de suavizar la brecha en las pensiones, ha reducido la pensión que hoy cobran.

Mención aparte merece la situación de las viudas, cuya pensión queda muy lejos de los 1.080€ que exigimos.

El proyecto de ley de pensiones es una oportunidad perdida para garantizar el sistema público de pensiones y unas pensiones públicas y dignas, pero sobre todo es una opción perdida para superar la vergonzosa brecha de género entre mujeres y hombres en las pensiones.

O sea, los lunes al mediodía no contéis con el tranvía porque, como en los últimos cuatro años, los pensionistas y las pensionistas seguiremos aireando nuestras reivindicaciones por las calles.

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