Kiko Lako

Una vez más

¿Y ahora qué? Esta es la pregunta de trabajadores y trabajadoras, ayuntamientos y gentes de Aoiz y comarca.

Una vez más. Si. Una vez más los plásticos reivindicativos adornan las paredes del ayuntamiento de Aoiz. Y otra vez, al igual que hace cuarenta años con Sedinsa, treinta con Iribarren, veinte con El Irati, diez con Solano, etc..., las mismas expresiones: «No al cierre de...», «Los trabajadores de… en lucha».

Esta vez se trata de Gamesa, la joya de la corona, la compensación de Itoiz. Se necesitaban 500 trabajadores. «Si es necesario desdoblaremos la carretera para facilitar el transporte de las palas», dixit Miguel Sanz, por aquellas fechas emperador foral. Y todo aquello aplaudido por la derechona navarra, y por el ayuntamiento agoizko del mismo color que casi nos lleva a la ruina, anunciando que «Aoiz deberá importar mano de obra a espuertas, no es suficiente con la de nuestro pueblo y comarca». Esto dicho por el lucero de alcalde que entonces regía nuestros destinos.

Hace once años que Gamesa se instaló en Aoiz. Entonces todo fueron facilidades y subvenciones; el ayuntamiento cedió los terrenos del polígono industrial al Gobierno de Navarra para su construcción, la empresa eólica recibió excepcionales cuantías económicas para I+D..., en definitiva, todo el mundo haciendo rendibú a la gran empresa de energía renovable.

Pero pronto vimos que todo era un «bluf». Varios años después de instalarse en Aoiz, Gamesa comenzó a contratar gente de la zona. Pero eso sí, toda persona que necesitaba el trabajo debía pasar por un interrogatorio previo y esclarecedor de cara a su posible contratación, donde las preguntas personales más íntimas, ideológicas, y por supuesto si hablaba o no euskera, eran obligatorias.

Más tarde, la planta de Aoiz comenzó a absorber a trabajadores y trabajadoras de lugares como Altsasu, Tudela, Albacete, Galicia e Imarkoain, que llegaron a la Villa tras el cierre que ejecutó Gamesa en sus respectivos centros de trabajo. La misma jugada que quiere repetir ahora.

Han sido en estos tres últimos años cuando en la factoría de palas ha tenido cabida personal de Aoiz y comarca. Y cuando parecía que por fin Gamesa comenzaba a ser una empresa que aportaría trabajo, aparece Siemens, que compra el accionariado que Iberdrola tenía en la eólica, y ¡zas! cerrojazo. Ahora parece que ya no es competitiva. Unas naves que entonces costaron, solo su construcción, 65 millones de euros, que ocupa el 40% del polígono de Aoiz, que ha estado trabajando este último año a pleno rendimiento, rentable, y con carga de trabajo como mínimo hasta el 2021, lisa y llanamente se deslocaliza y se la llevan a otra parte. Y me imagino que con la misma partitura.

¿Y ahora qué? Esta es la pregunta de trabajadores y trabajadoras, ayuntamientos y gentes de Aoiz y comarca.

No queda sino involucrar al Gobierno de Navarra. Pero de verdad, ya no valen paños calientes y solidaridad barata, ahora hay que mojarse y darse un chapuzón. En esta zona que hemos sufrido Itoiz y sus terribles consecuencias sociales, humanas, ecológicas..., donde se derramaron tantas lágrimas, y se desgastaron tantas energías, y se hirieron tantos sentimientos, necesitamos de una vez por todas soluciones.

Con Itoiz se benefician muchos navarros y navarras de nuestra solidaridad. Sin embargo, las gentes del valle del Irati, que aguantamos pantanos, balsas y cambios en nuestro ecosistema, solo seguimos teniendo despoblamiento, paro y miseria en esta parte del Pirineo.

Le recordaría a nuestra presidenta señora Chivite los grandilocuentes discursos de futuro de gobiernos socialistas, y de otros ejecutivos apoyados por el PSOE con presidentes y gestores de Itoiz, y las continuas promesas que hicieron a estos valles y pueblos. La lista sería interminable. Más vale que todo está recogido en la hemeroteca.

Ha llegado la hora de la verdad, junto con los trabajadores y trabajadoras, con ayuntamientos, con las gentes de nuestros valles, necesitamos soluciones urgentes y alternativas reales de vida.

Basta de palabrerías y falsas palmaditas al hombro, ahora demandamos realidades.

Señora Chivite, señor Ayerdi; queremos soluciones.

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