Eva Aranguren Arsuaga
Concejala de EH Bildu en Pamplona

UPN y sus «responsabilidades políticas» en la Meca

Cuatro centros de mayores de Iruñea (la Meca, con 66; Amma Argaray, con 35; Oblatas, con 38 y La Vaguada, con 17) aglutinan el 38% de personas fallecidas por coronavirus en las residencias en Navarra. Analizar las razones de este grave impacto y tomar medidas eficaces para evitar que se repita es un mandato ético de todas las instituciones, incluido el Ayuntamiento de Pamplona.

En una entrevista publicada el 12 de junio el presidente de UPN y portavoz de Navarra Suma en el Parlamento de Navarra amenazaba con «exigir responsabilidades políticas por lo ocurrido en las residencias» de Navarra. Asumía así el papel justiciero de la derecha estatal, cuya principal estandarte durante toda la pandemia, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, se enfrenta hoy a uno de sus peores momentos tras la filtración de las instrucciones expresas que su gobierno dio para que no se ingresara a personas mayores de residencias en los hospitales madrileños. No parece oportuno el momento elegido por el mandamás de UPN para transmitir una imagen de dureza ante un drama que se ha vivido en toda Navarra y el resto de la geografía estatal, y que requiere una reflexión seria y profunda sobre aspectos de gestión, por supuesto política y también directiva, en las residencias de ancianas y ancianos, pero que nos lleva, indefectiblemente, a cuestionar todo el modelo de cuidados y atención a mayores, privatizado (solo 2 de 71 residencias navarras son públicas) apuntalado por la derecha.

Pamplona no ha estado al margen de este drama, al contrario. El pasado 6 de abril la concejala delegada de Servicios Sociales, María Caballero, dio una rueda de prensa para dar cuenta de la gestión de su área durante la crisis del coronavirus. A su término, un medio de comunicación le preguntó cuántas personas habían fallecido por covid-19 en la Misericordia, residencia con una especial relación histórica y política con el Ayuntamiento de Pamplona, cuyo patronato preside el alcalde, Enrique Maya, acompañado por las concejalas delegadas de Servicios Sociales y de Cultura, María Caballero y María García-Barberena.

Para nuestra sorpresa y estupor, la señora Caballero respondió que habían muerto cuatro personas, cifra siete veces menor a la realidad por esas fechas. Cuando en la Junta de Portavoces preguntamos el porqué de esa desinformación a la ciudadanía y mostramos nuestra absoluta discrepancia con los criterios opacos del gobierno municipal sobre la Meca, la señora Caballero restó importancia al asunto. Tal vez porque se trataba de la Meca, institución de honda raigambre en la ciudad, o porque se quiso aprovechar la «mentira» lanzada públicamente y que se había consolidado como verdad a través de los medios, el hecho es que días después se nos dejó sospechosamente de enviar el informe sobre la situación en dicha residencia que se nos mandaba a los grupos diariamente hasta ese momento. Y pese a que lo solicitamos varias veces, jamás volvimos a tener por parte del gobierno municipal –recordemos, miembro del Patronato– la cifra actualizada de personas muertas por covid-19 (confirmadas o sintomáticas) infectadas y recuperadas. Ni ninguna otra información sobre la situación interna en la entidad.

Al retomar las comisiones, el 28 de abril, denunciamos la «ocultación de libro» que había cometido Caballero y pedimos todos los datos. La concejala de Servicios Sociales se lavó las manos y echó balones fuera: «a mí me dijeron con test cuatro fallecidos y decimos con test cuatro fallecidos», «si quiere datos acuda usted al Gobierno»; «es absurdo que traiga usted aquí unas cuestiones que sabe que no tenemos la respuesta». Incluso me acusó de mentir. También preguntamos qué medidas de prevención se propondrían desde Servicios Sociales ante la advertencia de la clase científica del riesgo de un rebrote en otoño que coincidiría con la gripe, y conocerse un estudio que calificaba la zona de la Meca como la más vulnerable al coronavirus de toda Navarra. Y Caballero respondió: «dice que ´tenemos que aprender´; por supuestísimo, pero es que nosotros no tenemos ninguna competencia en las acciones de las residencias». ¿Es esta la manera de colaborar que defiende el señor Esparza en su entrevista para evitar más muertes y contagios en las residencias, desentenderse y obviar la representación cualitativa del gobierno municipal en la Meca? ¿Cómo puede exigir transparencia a otros cuando la concejala de Servicios Sociales de Navarra Suma en Pamplona ocultó la mayor parte de los datos sobre la Meca a la prensa y a los pamploneses y pamplonesas el pasado día 6 de abril?

Lo vivido, más allá del reparto de competencias, debe llevar a la Meca y al Ayuntamiento a estudiar con el Gobierno de Navarra medidas específicas para evitar la repetición de las situaciones dramáticas sufridas, optimizar la respuesta a futuro y mejorar la calidad de vida de las y los residentes, la seguridad del personal y la tranquilidad de las familias. Algunas ya se han puesto en contacto con las y los concejales de Pamplona pidiendo mejoras en las condiciones actuales de las y los residentes.

Si de algo pecó el gobierno de Maya desde el primer momento fue de autocomplacencia. En solo tres días, el relato sobre la situación en la principal residencia de Navarra pasó del «todo va bien y se ha actuado con anticipación del viernes 20 de marzo» a la llamada de urgencia a los y las portavoces el lunes 23 de marzo para informar de que había 77 personas con síntomas.

Cuatro centros de mayores de Iruñea (la Meca, con 66; Amma Argaray, con 35; Oblatas, con 38 y La Vaguada, con 17) aglutinan el 38% de personas fallecidas por coronavirus en las residencias en Navarra. Analizar las razones de este grave impacto y tomar medidas eficaces para evitar que se repita es un mandato ético de todas las instituciones, incluido el Ayuntamiento de Pamplona. En la residencia El Vergel, con 161 residentes, no hubo ningún fallecimiento. Tampoco en otras. ¿Qué hicieron bien? Esto es lo que debemos analizar, y aprender de ello.

El Gobierno municipal de Navarra Suma era conocedor de lo que ocurría en la Meca y tenía la obligación de informar a la ciudadanía y a los grupos. De la misma forma, ahora tiene la obligación de exigir la revisión de protocolos, pedir medios suficientes y proponer medidas preventivas para reducir riesgos futuros. Exigir responsabilidades cuando su partido no las asume es miserable, señor Esparza.

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