Txema García
Periodista y escritor

Urdaibai es el Museo

Hemos dejado la política en manos de quienes apenas saben nada acerca de la Naturaleza y del sentido profundo de la Vida. En las de tecnócratas que todo lo miden en términos de rentabilidad económica para las clases dominantes de la sociedad, mientras reparten migajas para el resto.

Desconfío de dirigentes políticos que solo pisan el césped de sus mansiones cuidadas por trabajadores en precario, que no han hablado nunca con un baserritarra o un arrantzale, que jamás han cogido una azada para plantar un árbol, que nunca han hecho trabajos comunitarios de cuidados al medio ambiente, o que no valoran y no se han quedado asombrados por el fascinante trabajo que hacen, por ejemplo, las abejas fuera y dentro del panal.

Vivimos en una era digital en la que absolutamente todo tiene un valor de cambio. Un tiempo en el que la Naturaleza es la pieza fundamental, junto con miles de millones de seres humanos, de un inmenso mecanismo de explotación que ya no conoce límites.

La depredación está alcanzando cotas inimaginables hasta hace muy poco tiempo. Ya nada está a salvo en este planeta. Todo es susceptible de ser explotado por unos pocos. Lugares hasta hace unas décadas que creíamos que debieran estar protegidos, como la selva amazónica (el pulmón de la Tierra, esencial para la reproducción de la vida), o el mismo continente antártico, están cada vez más amenazados.

Ríos, mares, bosques, ecosistemas enteros, la propia atmósfera... todo está siendo afectado por la avaricia depredadora de empresas multinacionales con la complicidad de la gran mayoría de gobiernos del mundo y de una justicia corrupta y casi siempre ausente que mira para otro lado.

El mundo se está convirtiendo en un gran Museo de los Horrores, en el que un extractivismo acelerado de materias primas está provocando el agotamiento de los recursos naturales y ahora este sistema ecocida, para sobrevivir, busca nuevos nichos de explotación. Los pocos lugares de la Naturaleza que nos quedan con algunos restos de biodiversidad (fauna, flora, paisajes...). Son otro de los objetivos a cubrir para el afán lucrativo de las élites empresariales y políticas que manejan el sistema.

Ya comenzó hace tiempo, pero ahora la fórmula la están acelerando en grado máximo. Un nuevo filón de oro. Una ecuación que consiste en unir turismo de masas + medio ambiente en forma de hermosos paisajes + cultura + gastronomía. Todo en un pack con diferentes propuestas que cristalizan en una operación de marketing para vender mejor sus productos o, lo que es lo mismo, nuestras condiciones de vida. Aquí, en esta parte de Euskal Herria que es Euskadi, todo esto tiene su propia formulación de la mano del partido gobernante: el PNV.

Así que el proyecto de querer establecer otro Museo Guggenheim en la Reserva de la Biosfera de Urdaibai (con dos sedes) resulta ser una copia más de esta carrera sin sentido a la que nos conduce este modelo de turismo depredador e invasivo.

La excusa en este caso es «revitalizar» una comarca absolutamente abandonada por más de cuatro décadas por los mismos (Diputación Foral de Bizkaia y Gobierno Vasco), para ahora querer vendernos la idea salvadora de obrar el «milagro» de los panes y los peces en Busturialdea.

No es creíble, señores de la Diputación y del Gobierno Vasco. Ustedes funcionan a ritmo de mandato de la Fundación Solomon R. Guggenheim de Nueva York y de los grupos de poder instalados en el seno del EAJ-PNV con la inconfesable ayuda del PSOE-PSE en un intercambio de cromos de la gobernabilidad, aquí y allá, en Gasteiz y en Madrid, tanto monta, monta tanto.

Ustedes han entregado la pasada, presente y futura biodiversidad de nuestros bosques al clúster de empresarios forestalistas con su política de monocultivo del pino y del eucalipto que está secando nuestras tierras y agotando los acuíferos, además de practicar una gestión nefasta y privatizadora de un bien tan elemental como es el agua.

Ustedes transitan de un modelo caduco de energía basado en los combustibles fósiles (no les salió bien las nucleares que con tanto ahínco defendieron para Lemoniz, Ispaster y Deba) a otro con nombre rimbombante que ahora nos quieren vender con su fórmula de capitalismo verde, basado en el hidrógeno y en la instalación de parque eólicos por doquier. Más de lo mismo, porque la factura la seguimos pagando los ciudadanos... ¡Y una Naturaleza cada vez más degradada!

Ustedes solo ofrecen recetas ya caducas basadas en esquilmar recursos y están dispuestos a convertir Euskadi en bantustanes de «parques temáticos» distribuidos por todo el territorio en función exclusivamente de grandes operaciones de alta rentabilidad económica al servicio de los grupos de presión y de círculos clientelares gravitando permanentemente en su órbita, y viviendo de los presupuestos públicos que pagamos todos los ciudadanos y ciudadanas.

Ahora, ustedes han decidido darle otro «gran mordisco» al pastel. Su voracidad no tiene límites y no contentos con todo lo anterior, ya han cocinado la nueva receta: turismo de masas. Eso sí, para que quede más digerible para el estómago de los ciudadanos, le ponen la orla de «sostenible».

¡Qué ironía!: turismo de masas sostenible. Una fórmula que ya está de vuelta y media en todo el mundo. El mismo esquema siempre: un gran negocio para unos pocos listos y el descalabro para pueblos y sociedades enteras, y para todo lo que las sustenta, para el único recurso que tenemos en nuestras vidas: la Naturaleza.

«A por ella, a por la Naturaleza», es el nuevo grito de estos conquistadores. «Compremos la tierra, el agua, incluso los paisajes, que también se venden», esa es la nueva consigna. Y en eso están, adueñándose de las mejores cumbres para instalar eólicas que tanto en su fabricación como cuando dejan de ser operativas, resultan ser muy contaminantes; haciéndose con propiedades rurales al por mayor para convertirlas en resorts de lujo para los mismos ejecutivos que dirigen instituciones y ciudades; esquilmando las pocas zonas costeras que aún nos quedan vírgenes o; como es el caso por estos lares, montando un Museo con dos sedes en la única Reserva de la Biosfera del mundo mundial que va a acoger un engendro como este.

Por favor, señores y señoras del PNV-PSE: no sigan haciendo nada por «nuestro bien». Cojan una azada, busquen un terreno abandonado por su desidia, planten un roble o, si quieren, tomates, no nos pongan un Museo para ensuciar el paisaje de Urdaibai y no contaminen más nuestros ríos y nuestras mentes, perdón, montes.

No lo olvides: el próximo día 19 de octubre tienes una oportunidad de responder a esta imposición asistiendo a la manifestación que la plataforma Guggenheim Urdaibai Stop ha convocado en Gernika.


Podéis enviarnos vuestros artículos o cartas vía email a la dirección iritzia@gara.net en formato Word u otro formato editable. En el escrito deberán constar el nombre, dos apellidos y DNI de la persona firmante. Los artículos y cartas se publicarán con el nombre y los apellidos de la persona firmante. Si firma en nombre de un colectivo, constará bajo su nombre y apellidos. NAIZ no se hace cargo de las opiniones publicadas en la sección de opinión.

Search