Txema García
Periodista y escritor

Urdaibai: Manifiesto de la «Otra Gente»

Somos la «otra gente». La que nunca cuenta aunque se nos necesite. La que no importa a nadie. La invisible. La que propugna que este planeta no se rija por los beneficios sin límites para unos pocos a cambio de hipotecar la casa que a todos nos pertenece.

La naturaleza es nuestro hogar, el de todos, no solo el de una única especie. Los humanos sois una parte mínima, ínfima, de esta gran creación que nos envuelve. Y ha llegado la hora cambiar el rumbo y la deriva que desde hace ya tiempo nos lleva al apocalipsis.

Animales, plantas, minerales, los recursos naturales, en definitiva, todo lo que conocemos como medio ambiente, sigue siendo, cada vez más, objeto de codicia y destrucción al servicio de espurios intereses.

Vosotros, los humanos, para sobrevivir, dependéis del agua, del aire, del sol, de la tierra, de los árboles… No sois nada sin nosotros, así que todos, los humanos no depredadores y nosotros, sin exclusiones, formamos parte de la «otra gente».

Nunca se ha llegado a poner tan en riesgo la vida sobre este planeta como ahora ocurre. La contaminación de la tierra, del aire y los mares, la tala indiscriminada de los bosques, el agotamiento de los recursos naturales, nos lleva a todos, si no se rectifica cuanto antes, a un colapso irremediable.

Gobernantes irresponsables nos dicen ahora que el gran elixir que va a mejorar todos los males de una comarca (Busturialdea), que han tenido abandonada durante décadas, es la instalación de un nuevo Museo Guggenheim con dos sedes, una en Gernika y otra en Murueta, en plena Reserva de la Biosfera de Urdaibai, donde también vivimos nosotros, la «otra gente».

Hemos de decirles que con esta propuesta ustedes han traspasado todos los límites. El paisaje no es un decorado con el que jugar a «ricos y pobres». Ni la naturaleza el lugar en el que resolver sus intereses ocultos y/o sus incapacidades.

La «otra gente», nosotros, no les vamos a permitir semejante ecocidio. ¿No les basta con lo ocurrido con la central nuclear de Lemoniz, con la catástrofe del Prestige, con el vertedero de Zaldibar, con la nefasta gestión que hacen del agua, con la destrucción de las masas forestales de especies autóctonas o, por poner otro ejemplo muy cercano, con la situación en San Juan de Gaztelugatxe?

Su incompetencia quieren sustituirla por el recurso a lo más fácil, a lo que todos hacen, acudiendo a la misma y machacona fórmula que nos está acercando aún más al gran desastre: el turismo cultural masivo e invasivo que degrada paisajes, espacios naturales y ciudades. Una lacra para entornos y habitantes a cambio de un pasatiempo consumista, rápido, pero muy lucrativo y aparente.

En Busturialdea tienen un laboratorio excelente para cambiar de política, pero no para experimentar con «ratones». Disponen de una comarca con muchos recursos ambientales que hay que revertir en sostenibles, con gente muy cualificada y una población a la que sin imponer falsas soluciones hay que consultarla para saber sus auténticas necesidades reales. No han hecho nada de eso, ni se espera que lo hagan porque no es su estilo, siguen con el mismo de siempre.

Su modelo económico es la plusvalía, pero solo para los de su especie, no para nosotros, la «otra gente». Su modelo cultural es el de las élites. Hablen con los licenciados en Bellas Artes y pregúntenles qué les parece la central neoyorkina del Guggenheim, eclipsando y marginando sus creaciones. Y por favor, no utilicen el Arte para colorearlo de «verde» ahora que la etiqueta de «lo ecológico» se ha convertido en lo que más y mejor vende.

Pedir el voto cada cuatro años ya no nos vale a nosotros, a la «otra gente». De hecho, muchos y muchas de nosotros no podemos votar. Somos las aves de las marismas, la fauna y flora de la Reserva, los cientos de especies que solo queremos que nuestra casa no la invada nadie. Somos para ustedes un mero recurso para llenar sus cajas de caudales mientras venden nuestra tierra a multinacionales, en este caso, del arte.

Sí, responsables del Ministerio de Medio Ambiente, Gobierno Vasco y Diputación Foral de Bizkaia. La «otra gente» os decimos «¡Basta ya!», «¡Se acabó!», «¡Nunca Mais!», «Nahikoa!», «Alde hemendik!».

Les exigimos que dejen en paz a los pocos reductos de la Naturaleza que, como Urdaibai, todavía quedan con algo de biodiversidad. Y que busquen otras soluciones, que las hay, para un auténtico bienestar de la gente compatible con el respeto a nosotros, sí, a la «otra gente». ¡No al Museo Guggengheim en Urdaibai!

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