Rafa Diez Usabiaga
Miembro del Consejo Nacional de Sortu

Violencia de género y muerte en el trabajo

No puede ser que las familias de los trabajadores muertos en el trabajo no tengan otro respaldo y reconocimiento de la sociedad, que queden abandonadas y a expensas de la batalla por conseguir tal o cual indemnización económica

En este verano estamos asistiendo a una necesaria sensibilización y persecución de una violencia de género que debemos extirpar en los comportamientos sociales. En los últimos años el entorno festivo, con su masificación y los aditivos «lógicos» de esos lúdicos momentos, se había convertido en un ámbito propicio para hechos de esta naturaleza, algunos de los cuales terminaban con resultados trágicos, como en el caso de Nagore, u otros con agresiones grupales bestiales como el caso de «La Manada». La tolerancia «0» contra la violencia de género es necesaria y, por tanto, necesitamos no solo situarlo en la agenda informativa de manera central y masiva, sino abordarla con más profundidad en la cadena educativa para condicionar de raíz los comportamientos que la hacen posible.

Me parece elogiable que con el trabajo tractor del movimiento feminista hayamos llegado a condicionar el mundo mediático situando la violencia de género como lo que antes se consideraban «serpientes informativas del verano» y, por tanto, entiendo y comparto esa centralidad, pero creo que también debemos «rascar» un poco más en este fenómeno comunicativo. Estamos ante un tema que concita el apoyo explícito de todas las fuerzas políticas y, como consecuencia, no hay ningún aditivo «ideológico» que pueda condicionarlo. Todo el mundo esta de acuerdo en darle esa centralidad. ¿Esconde algo esta cohesión social, esta confluencia mediática?

Analizando el éxito del 8 de Marzo, la explosión social del feminismo en la lucha por la igualdad y/o equidad de género en todas las dimensiones de presencia y actividad social, me preocupa que la «violencia de género», con su importancia y centralidad, se convierta en una pantalla que no visibilice otras reivindicaciones de igualdad de género que, siendo la base de esta violencia estructural, influyen en pilares económicos y sociales del sistema. Es decir, mientras la «violencia de género» es un lugar común ideológico de todo el arco político, existen otras muchas reivindicaciones  –brecha salarial, precariedad especifica en muchos sectores, discriminaciones...– que afectando a las mujeres con especial relevancia pasan desapercibidas porque, evidentemente, hay otros componentes ideológicos y/o de clase en juego.

Por lo tanto, entiendo que en este época festiva la violencia de género alcance esa centralidad pero me gustaría que se equilibrase con problemáticas que son también un ejercicio de «violencia blanca» contra las mujeres y, también hombres por supuesto, en esta etapa estival. La precariedad masiva con sueldos miseria, la brecha salarial y otras discriminaciones en el espacio laboral-económico son realidades de este verano pero quedan amortizadas por la ola comunicativa central. Por tanto, es muy importante que el feminismo no quede mediáticamente disminuido en un vector de su lucha y pueda seguir influyendo en la escala vasca por reivindicaciones que den forma a un modelo social avanzado y realmente igualitario en la perspectiva de género.

Pero ademas de esto, quería expresar un grito de rabia ante otra realidad brutal y denunciable. En esta ultima semana cinco trabajadores han perdido la vida en sus respectivos ámbitos laborales. Cinco trabajadores, con padres, hijos... muertos trabajando y, en muchos casos, cuando se dan estos hechos, en condiciones laborales de precariedad y falta de seguridad. Cada muerte del trabajador es un «flash» de 10-15 segundos, en el mejor de los casos, en los informativos de algunos medios. 10-15 segundos y pasa a la estadística del año. Los sindicatos hacen, también, la «clásica» concentración de denuncia y hasta el siguiente.

Detrás de este rosario de muertes existen responsabilidades que no son abordadas en profundidad. Todo queda envuelto bajo el concepto de «accidente laboral» y punto. Habrá alguna investigación de oficio y punto. Creo que la sociedad y las instituciones tienen que reaccionar de otra manera ante esta sangrante realidad. No puede ser que, inconscientemente, estemos equiparando casi un accidente laboral a un accidente de tráfico. No puede ser que las familias de los trabajadores muertos en el trabajo no tengan otro respaldo y reconocimiento de la sociedad, que queden abandonadas y a expensas de la batalla por conseguir tal o cual indemnización económica. No se merecen los trabajadores muertos un reconocimiento social sustancialmente diferente y sus familias una consideración institucional y social, también cualitativamente diferente. ¿Las instituciones no tendrían que jugar otra función? ¿Los medios de comunicación no tendrían que abordar con mas tenacidad y persistencia este tema dándole la misma o similar centralidad que a la «violencia de género»? ¿Donde esta el problema para esta amnesia colectiva?

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