Sismak Khatami
Politólogo

¡¿Vuelta a los años 50?!

Otro caso son las cumbres anuales internacionales que se celebran sobre el cambio climático. Los países que participan, proclaman ideales muy nobles que, en realidad, significan poco o casi nada

En los últimos años de la década de los 80, cuando estudiaba en la universidad un master y luego el doctorado, nos decían que la política internacional había cambiado de enfoque. Nos decían que lo que importaba más eran el medio ambiente, las energías renovables, los derechos humanos, pacifismo, un estado social que impidiera el lado más salvaje del capitalismo, derechos de la mujer, etc. Nos decían que el mundo había cambiado respecto a la década de 1950, poco después de terminar la Segunda Guerra Mundial, cuando todavía se ponía todo el énfasis sobre los Estados soberanos y la competencia entre ellos por poder e influencia, por dominar el mundo. En los años 50, organizaciones internacionales como la ONU (que se creó en 1948), importaban poco, mientras que en los 1980, se suponía que la importancia de la ONU, la UE, el Tratado de Libre Comercio para América del Norte, etc., era enorme.

Pero miremos el escenario internacional ahora, en 2022: todavía hay un gran enfoque sobre los Estados soberanos y la competencia entre ellos por el poder y la influencia, todavía hay guerras y conflictos por todo el mundo, desde el Oriente Medio hasta Asia del Sur hasta Ucrania hasta la región de Sahel en Africa y en muchas más partes del globo. Derechos de la mujer y derechos humanos en general cuentan poco en muchos países; se habla mucho del medio ambiente pero se hace bien poco por mejorar su calidad, las energías renovables todavía son muy caras, etc. ¿De verdad ha cambiado algo el mundo desde la Segunda Guerra Mundial? ¿O es que la escena internacional todavía se resume en un grupo de Estados compitiendo por poder e influencia? Es como si las Grandes Potencias estuvieran involucradas en políticas que solo se pudieran definir como imperialistas del mismo modo que lo dijo Lenin cuando escribió su "Imperialismo: fase superior del capitalismo", pero con la gran diferencia que Lenin basaba la política de la antigua Union Sovietica en anti-imperialismo, mientras que ahora Vladimir Putin parece estar encantado de ser un imperialista en toda regla.

Y no es solo Putin, sino que también los dirigentes de la República Popular de China, son ávidos seguidores de lo que en inglés se denomina «power polítics» –la política como búsqueda de poder–, cuando los «actores» más importantes, los Estados independientes, basan su politica en intentos de mantener o aumentar su poder, para conseguir que otros Estados independientes hagan lo que de otra manera no habrían hecho– como si yo consigo que tu hagas algo que de otro modo no harías, sea a través de persuasión, de presionarte, o de aterrorizante.

Y Potencias regionales desde India pasando por Pakistan e Iran hasta Israel, así como otras potencias, también son seguidores de power politics.

Quizá las negociaciones entre Iran, EEUU y varios países europeos para asegurar que el programa nuclear iraní no iba a terminar con la manufactura de armas atómicas, podría haber sido un caso importante para demostrar que el mundo se mueve hacia otro modo de hacer política, a través de compromisos, negociaciones y acuerdos, sin resorte al poder absoluto de ninguna súper potencia. Esas negociaciones incluso resultaron en un acuerdo en 2015 que firmaron todas las partes en aquellas negociaciones, incluyendo tanto Iran como EEUU. Pero Donald Trump, que ganó las elecciones presidenciales de su país en 2016 y llegó al poder en 2017, unilateralmente abandonó ese acuerdo en 2.018. Ahora se rumorea que un nuevo acuerdo con Iran es posible con Joe Biden como presidente estadounidense; pero un nuevo acuerdo va a ser difícil, y va a requerir muchos meses de nuevas negociaciones. Además, Trump cree en power politics y dice que ha ha tomado la decisión de entrar en la campaña electoral para ser presidente otra vez en 2024.

La guerra en Yemen es otro ejemplo de la política internacional según los principios de power politics. A la absoluta mayoría de los otros países no les importa nada lo que pase en Yemen y los sufrimientos de los yemeníes, simplemente porque dicho país no tiene ningún recurso natural importante como petróleo o gas natural –solo tiene una situación estratégica de importancia mundial, y controla el acceso sur del Mar Rojo. Pero para Iran y Arabia Saudi, Yemen es importante porque ambas potencias regionales consideran Yemen como parte de «su» patio trasero y por eso quieren controlar lo que pasa allí. Y cada Potencia regional apoya a una diferente en la guerra en Yemen– según los intereses de cada potencia regional.

Otro caso son las cumbres anuales internacionales que se celebran sobre el cambio climático. Los países que participan, proclaman ideales muy nobles que, en realidad, significan poco o casi nada. Y los países que contaminan más el medio ambiente son los países que menos hacen para mejorar la situación, porque parece que para cada Estado, lo que importa más es su propio poder e influencia, su propia capacidad para persuadir, presionar o amenazar a otros Estados para que hagan algo que de otro modo no habrían hecho. E ideales como mejorar el medio ambiente, por muy nobles que parezcan, no significan casi nada. ¡Parece casi más importante que el publica vea a Greta Thumberg dando discursos, como si uno de los objetivos de esas cumbres anuales, fuera hacerle famosa a Greta Thumberg! Yo incluso he oído programas de radio donde han dedicado tiempo a enseñarnos como decir bien «Greta Thumberg» en sueco (ella es de Suecia).

A pesar de lo mucho que me gustaría ver un escenario internacional en el que se ponga el énfasis en la paz, los derechos humanos y de la mujer, el medio ambiente y un estado más social/socialista del que existe hoy en día (el lector puede ver mis otros artículos recientes en GARA y NAIZ), veo que el mundo en el que vivimos no es así. Estoy consciente de que la política de la mayoría de los países, si no de todos, se rige por consideraciones de poder e influencia, que todavía son las consideraciones prioritarias de la mayoría de los Estados.

También veo que al menos en la península ibérica y la zona del Cantábrico, los partidos que más fervientemente promueven los valores de la paz, derechos humanos, medio ambiente y un estado más social/socialista, son los partidos de izquierda, con la izquierda abertzale de Euskadi muy prominente entre ellos. A falta de un cambio en las tendencias de otros partidos, es la izquierda abertzale que mejor representa los valores que yo favorezco.

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