Eva Aranguren Arsuaga (*)
Concejales de EH-Bildu, de Iruñea

Zona azul: una moratoria para repensar el modelo de movilidad

Cualquiera que viaje por el centro y norte de Europa comprueba que hay una gran diferencia entre el modelo de movilidad que se ha desarrollado en buena parte de las ciudades del Estado francés, Bélgica, Holanda, Alemania, Suecia, Finlandia, Noruega... y el que existe en nuestro entorno, particularmente en Iruñea.

En las ciudades al norte de los Pirineos llevan a la práctica unos hábitos de transporte y movilidad urbana mucho más saludables, que dan gran protagonismo al peatón y a vehículos no contaminantes como la bici, cuyo uso está extraordinariamente extendido, pese a las inclemencias del clima. Ello nos lleva a concluir que no son factores objetivos los que determinan la apuesta de una sociedad por alternativas más sostenibles, sino la mentalidad, expresada en costumbres, y el compromiso colectivo, materializado en decisiones y políticas públicas.

La apuesta por un modelo alternativo de movilidad ha de ser colectiva. Es decir, ha de impulsarse desde las instituciones públicas como una estrategia global, que requiere decisiones valientes y coherentes que antepongan al peatón, a la bicicleta y al transporte urbano colectivo frente al vehículo particular en el centro de la ciudad. Esto es, es precisa una actuación planificada e integral en materia de movilidad y accesibilidad, que abarque decisiones en ordenación urbana, tráfico y configuración de la ciudad.

Sin embargo, y pese a los compromisos existentes sobre el papel (Pacto por la Movilidad, Plan de Movilidad de la Comarca de Pamplona, Agenda Local 21...) Iruñea no impulsa una estrategia de esta naturaleza. Las decisiones parciales que se han tomado hasta ahora (peatonalización, ascensores urbanos...) chocan con otras actuaciones como la falta de una red de ciclabilidad suficiente y segura (numerosos accidentes, falta de continuidad del carril bici y de políticas de concienciación...), encarecimiento constante del billete del transporte urbano colectivo (el 5,8% solo en el último año) y empeoramiento del servicio, o la proliferación desmesurada de parking subterráneos en pleno corazón de la ciudad, que siguen garantizando la preponderancia del coche en el casco urbano. Iruñea no contempla medidas que vayan logrando la convivencia entre las diferentes formas de moverse por la ciudad.

Así ha ocurrido también con la implantación de la llamada zona azul medida que se está promoviendo de forma aislada y que, si bien en principio sirve para ordenar el tráfico y el aparcamiento, y su presencia es habitual en los centros de las ciudades, en Iruñea se ha ido extendiendo injustificadamente a casi todos los barrios, por una razón meramente recaudatoria, en lugar de contemplarse como una medida más, dentro de una estrategia global de movilidad.

El pasado dos de mayo entró en vigor la última ampliación de la ORA o ZER (Zona de Estacionamiento Restringido), que afecta a los barrios de Donibane, Arrosadia, Azpilagaña, Ermitagaña y Etxabakoitz. Una ampliación que no persigue ningún objetivo en materia de movilidad -ya que algunos de estos barrios se encuentran casi en la periferia de la ciudad-, sino tan solo aumentan de golpe los ingresos del ayuntamiento. Una medida que se adopta en el peor momento económico para las personas y los sectores afectados.

En consecuencia, las movilizaciones vecinales han sido numerosas tanto en los barrios afectados como en Barañain, localidad limítrofe a la que ahora se trasladará el llamado ‘efecto frontera’.

Unas dinámicas vecinales que han culminado con la recogida de más de 5.000 firmas en favor de la paralización de la extensión de la zona azul, y que han obtenido la fría e indiferente acogida tanto del equipo de gobierno de UPN, como de los otros dos grupos municipales que avalan sin fisuras dicha ampliación: PSN y Geroa Bai.

No entendemos que se haga oídos sordos a las reflexiones y peticiones de más de 5.000 vecinas y vecinos. Ni siquiera se ha querido analizar qué aporta realmente esta medida a la estrategia global de movilidad y accesibilidad, o si, como medida recaudatoria es ahora mismo la más justa, equitativa y oportuna para los y las iruindarras. Todo ello cuando, además, la ampliación no va a suponer la creación de más puestos de trabajo, tal y como ya ha anunciado la empresa adjudicataria.

En definitiva, con esta ampliación se consolida un modelo de zona azul meramente recaudatorio que, superado el efecto disuasorio de los primeros días, no va a contribuir en nada a promover otro modelo de movilidad en Pamplona. Especialmente porque no es ese el objetivo con el que se implanta, y porque no se están impulsando paralelamente otras políticas de fomento de medios de transporte alternativos, sino todo lo contrario. Así que nadie puede llevarse a engaño y confiar en que las cargas y problemas que origine la zona azul se resolverán por sí solos, cuando no existe planificación ni voluntad política para promover otro modelo de movilidad. Han sido permanentes las llamadas de atención al gobierno de UPN para que habilitara nuevos carriles bus en el centro, y no han servido de nada. Qué decir del uso de la bicicleta, resuelto siempre sobre la marcha mediante parches, y enfrentando deliberadamente a los y las ciclistas con el peatón... No se da respuesta a las necesidades de aparcamiento de las vecinas y vecinos del Casco Viejo, mientras se abren nuevos parkings que están llenos de día y vacíos de noche.

La herencia de Yolanda Barcina en materia de movilidad es un modelo caótico y contradictorio que sigue anteponiendo el vehículo particular frente al peatón, la bicicleta y el transporte urbano colectivo. Y las decisiones de los últimos meses en el Ayuntamiento de Pamplona y en la Mancomunidad solo agravan esas contradicciones y carencias. Las instituciones, entre ellas el Ayuntamiento de Iruñea, están actuando a remolque de los problemas que sus propias políticas generan en esta área, cuando no en contra o franco retroceso respecto de compromisos y decisiones adoptados en etapas anteriores, como es el caso del TUC.

En estas condiciones, avalar la ampliación de la zona azul a prácticamente todos los barrios de Pamplona, sin acompañarla de otras medidas de fomento de la movilidad sostenible es un error. Teníamos la ocasión de exigir una moratoria que nos permitiera atender las propuestas y necesidades de los barrios, revisar todo un modelo de estacionamiento restringido que ha fallado en su finalidad disuasoria, y mejorar un sistema de ORA que debe insertarse en una estrategia global y coherente de movilidad. La cerrazón ha impedido que ese debate se diera antes de la ampliación de la zona azul. Pero nuestro empeño es que ese se dé, en cualquier caso, también a partir de ahora. En ese objetivo trabajaremos desde EH Bildu.

Firman este artículo también: Peio Martínez de Eulate Maestresalas, Aritz Romero Ruiz, Patricia Perales Hurtado y Ana Barrena Arellano.

Search