Iñaki Revuelta Lertxundi, cantante

A metros de distancia

No seremos pocos los ciudadanos donostiarras que nos vemos afectados por esa obra faraónica del dichoso metro, una verdadera insensatez desde su planteamiento hasta su posterior ejecución con un sobrecoste bochornoso y demás complicaciones. Una ciudad que dispone de buena red de autobuses y con la orografía que presenta, no se ve necesitada en absoluto de un nuevo medio de transporte que para nada encaja en las prioridades y necesidades del conjunto de la antes denominada Bella Easo. No será más bien, un oscuro interés de ciertas personas que puedan sacar rendimiento, tanto electoral como económicamente, de tan desastrosa y perjudicial actuación para con la respetable comunidad donostiarra. Con la aparición de los distintos socavones, siendo el último el más preocupante, ¿no debería realizar el señor alcalde, una honesta declaración institucional respecto al peligro existente, tanto para los trabajadores principalmente y después para el resto de conciudadanos si se llevara a cabo? No estaría de más una profunda reflexión, un «tirón de orejas» si cabe al señor Gasco y recular en dicha embajada siniestra y deficitaria. Es tiempo ya de dejar a un lado la demagogia ejercida por el hecho de ciertas pintadas y demás hechos que son totalmente ajenos al rumbo ejercido por la mayoría y, desde una objetividad y elegancia, reconocer el fracaso y daño provocado por esas ocurrencias de algunos que han preferido irse a Madrid y dejarnos estos «regalitos» llenos de agua y arena. Todo ese dinero, bien hubiera ido destinado, a paliar toda la ruina de tantos negocios de la ciudad, bares, restaurantes, tiendas de ropa... Calculen ustedes cuántos metros de distancia nos separan, de esa distancia que es la que mide la dignidad humana, de esa de la cual ciertos personajes parecen desconocer.

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