He leído en las últimas semanas todas las críticas que se han publicado por parte de vecinos y partidos políticos al proyecto Ipurua Tallara, presentado por la S.D Eibar.

Sin conocer en profundidad el proyecto, más allá de lo que se ha publicado, y sin querer darle al mismo de momento ningún apoyo incondicional, sí tengo que decir que me ilusiona que se hable de proyectos importantes para mi ciudad.

En los últimos años no hemos tenido en Eibar más que noticias negativas, sobre todo en cuanto a cierre de empresas, desempleo, pérdida de población, etc. El hecho de que alguien, en este caso una entidad tan querida y que tantas alegrías nos ha proporcionado como es el Eibar, presente un proyecto de futuro merece al menos un apoyo inicial.

Soy consciente de que estamos en un momento de grave crisis económica y que los recursos de las instituciones son limitados pero habrá que analizar si el dinero y la rentabilidad social que pueda generar este proyecto es suficiente para justificar la participación del Gobierno Vasco, la Diputación de Guipúzcoa y el Ayuntamiento de Eibar.

Lo que sí me parecería profundamente injusto es que se negara esta posibilidad a Eibar y sí se hayan apoyado otros proyectos de infraestructuras deportivas mucho más caras en Bilbao, San Sebastián y Vitoria. ¿O es que solo las capitales merecen inversiones de este tipo?

Me ha gustado que, además de la ampliación de las gradas, se incluyan aspectos formativos y culturales y todo se haga sin que el club tenga que endeudarse y condicionado a los resultados deportivos, pues cada fase no condiciona a las otras. Quiero conocer más a fondo el proyecto para tener una opinión más certera pero en principio digo sí a que Ipurua Tallarra sea debatido en profundidad y sin condicionantes por todos los agentes sociales interesados.