Buenos días. Soy Isabel Celaya, enfermera del Servicio Navarro de Salud desde hace veinte años.

Sí, enfermera, esas que estamos ahí, detrás del médico. Mujeres sumisas, maltratadas e invisibles. Por eso me esfuerzo un poco en explicarte quienes somos, porque quizás nunca se ha fijado en que existimos.

Y le comento lo de existir, porque no sé si está al corriente de que el día 6 tuvimos una oposición en la que el Gobierno de Navarra nos dejo bien claro que no estábamos a la altura para trabajar como enfermeras en Navarra.

Solo el 14% de las enfermeras que se presentaron aprobaron, el resto no dimos la talla, y no le culpo. Usted quiere lo mejor para Navarra, y para la Sanidad de Navarra, entonces le ruego que sea coherente, no puede permitir que tantas personas incompetentes estemos trabajando con los pacientes. Despídanos.

Entiendo que ahora mismo su preocupación será máxima al descubrir que esas «chachas» que están detrás del médico no sirven ni para eso.

Habrá convocado una reunión de urgencia para ver que pasa con el nivel de enfermería de esta comunidad. ¡Somos las más tontas del Estado con diferencia! Y eso usted no lo puede permitir.

Por último darle las gracias por su apoyo. Sin el que quizás estaríamos ahora todas hundidas, llorando, con insomnio, ansiedad, medicación... pero que tonterías digo. No me lo tenga en cuenta, no valgo ni para aprobar un examen y menos para ser merecedora de una contestación.