Señor Imaz, hace muchos años tuve ocasión en Santo Domingo de la Calzada de verle a usted en un restaurante comiendo con sus compañeros de partido y todoslos comensales ocupaban en su momento puestos muy relevantes en el PNV. En ese momento se comentaba la posibilidad de que fuera usted el próximo lehendakari.

Pasados los años y leídas sus declaraciones como consejero delegado de Repsol, creo que estoy en posición de poder decir que menos mal que no llegó a darse esa situación, por su falta de compromiso político y social.

Su familia y sus hijos agradecerán la decisión que tomó en su momento, ya que tienen la vida más allanada, más fácil que muchos que conozco.

Repsol, en gran parte, ha llegado a ser lo que es porque la sociedad ha aportado y siempre aceptando las condiciones y precios establecidos por ustedes, y, ahora que son ustedes los que deben devolver parte de esa aportación a la sociedad, hacen esas declaraciones que no dejan de ser vergonzosas y más aún si es usted precisamente quien tiene el valor de decirlas.

Ya sabemos que a muchos la ética, moral y el compromiso social, o aquellos ideales firmes y convincentes en la entrega y ayuda a la sociedad (que es lo que usted transmitía en su momento) termina dominando el poderoso caballero que es Don Dinero.