A raíz de la huelga convocada por LAB, Steilas, ELA y CCOO en la educación pública para los días 25, 26, 27 de marzo, 1 y 2 de abril, me surge la sincera duda de si alguien en algún momento ha pensado en el alumnado.

Vaya por delante que defiendo la huelga como una herramienta efectiva y necesaria para reivindicar los derechos de trabajadoras y trabajadores y que considero legítimas las reivindicaciones que han provocado multitud de días de huelga en la educación pública en los últimos años, pero en esta ocasión me da la impresión de que se han olvidado de lo más importante.

Pongámonos, por ejemplo, en la piel de una alumna de 6º de primaria que haya llegado justa al último trimestre y que necesite refuerzo para no repetir curso y llegar bien preparada al instituto. Le quedan por delante dos semanas en las que poca cosa se podrá avanzar, seguidas de una semana normal, Semana Santa, Pascua y San Prudencio-1 de mayo (en Álava tienen fiesta toda la semana) antes de afrontar las últimas cuatro semanas de clase normal (con clase mañana y tarde). Es decir, sobre un calendario ya de por sí muy complicado para avanzar materia en este último trimestre, se van a inhabilitar (prácticamente) dos semanas más, mermando considerablemente los días productivos que quedan antes de dar el curso por finalizado.

¿Alguien ha pensado en el daño que puede hacer esta huelga al alumnado? ¿Tan importantes son las reivindicaciones como para considerar que ese daño es necesario?