Ra Abad | Autor

Capital cultural contra la cultura

El día 21 del presente mes leo con estupor en “Diario de Navarra” que la biblioteca privada (con más de 5.000 volúmenes) de la escritora, realizadora, guionista, periodista y figura clave en la historia de la televisión Lolo Rico, fallecida en enero pasado, ha sido donada por sus hijos a la Biblioteca de Navarra.

Y ustedes, obviamente, se preguntarán por qué la noticia de tan generosa dádiva me causó estupefacción. La respuesta es una nueva pregunta: ¿a qué obedece que el preciado legado no se haya quedado en la ciudad que amaba y donde residió hasta su fallecimiento?

Cuando acudo a la fuente directa para resolver este desconcertante interrogante, la contestación no puede ser más descorazonadora. Según los familiares, las instituciones de Gipuzkoa no mostraron ninguna sensibilidad cuando se les hizo el ofrecimiento.

Despejada la incógnita, lanzo una última pregunta desde mi perplejidad y enojo. ¿Cómo es posible que una ciudad que presume de capitalidad cultural europea –porque no quiero ser malpensado y creer que solo se trató de una estrategia de atracción turística– desdeñe tan preciado tesoro para disfrute y formación de sus ciudadanos? Espero que algún responsable del Departamento de Cultura se digne a dar respuesta a lo inexplicable.

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