Javier Orcajada del Castillo | Bilbo

Catalunya: desde la distancia con afecto

A veces se enjuician desde la distancia hechos complejos a los que se proponen soluciones simples que no son tales. Por ello disculpas por anticipado al dignísimo pueblo de Catalunya desde la admiración que se le tiene en Euskal Herria. El pueblo catalán y sus dirigentes están siendo ejemplares en todos los sentidos durante el proceso de gestación del referéndum del 1-O por la honestidad de los dirigentes en el exilio y los que están pendientes de sentencia en el Procés. Ambos acontecimientos suponen un motivo de legítimo orgullo para el pueblo catalán y así lo valora el pueblo vasco. Pero, visto desde la distancia, produce cierta tristeza constatar que por influencia de los poderes fácticos y los agresivos medios de propaganda al servicio del estado se ha provocado un ambiente de enfrentamiento y tensión entre los partidos y grupos políticos que han asumido la responsabilidad de orientar al pueblo catalán a lo largo del complejo desarrollo del proceso que tanto está contribuyendo a dinamizar la conciencia nacional de la ciudadanía. Se echa de menos que en estos momentos de tanta trascendencia no predominen unos criterios que centralicen los elementos nucleares del plan de autodeterminación que está debatiéndose. En el momento presente es imprescindible la unión de la fuerzas soberanistas, sea cual sea su ideología, pues el objetivo sería superar la presión que ejercen esos poderes fácticos en contra de los partidos nacionalistas que buscan aplicar la fórmula de «divide y vencerás» que es la técnica más elemental que ejerce el poderoso cuando carece de argumentos y recurre a la argucia y la fuerza. El pueblo catalán unido es invencible a pesar de todos los ejércitos, jueces, presión de organismos internacionales y grupos de presión. Los catalanes poseen la fuerza de la razón de los organismos democráticos y tribunales internacionales que defienden los derechos humanos. Una vez conseguido el reconocimiento internacional como nación soberana será hora de los matices y de defender todas las ideas legítimas de cada grupo social o político. Pero sería falta de lesa patria dilapidar el valor más importante que es la unidad de la nación catalana en estos momentos trascendentales.

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