Enric Vivanco Fontquerni | Barcelona

Chantal Mazet

Chantal Mazet, una mujer de 63 años muerta por estas máquinas infernales de 2 toneladas, estas carrozas mortuorias que solo los humanos pueden fabricar y fanfarrones comprar semejantes engendros de cuatro ruedas, que su único objetivo es ensuciar la naturaleza. Por primera vez en su vida participaba en una manifestación, en que la ciudadanía dice basta, y que en toda Europa tiene siglos de recorrido estas revueltas imprevisibles por los poderes establecidos, como las que tuvieron efecto por todo el continente, brotes de indignación en las zonas rurales, urbanas, y en gremios, aplastados por las políticas que las minorías siguen aplicando con una cobertura teórica que ahora denominan democracia, y antes era por la gracia divina. Una viuda con cuatro hijos y nietos, que tenía la suficiente lucidez para tener la certeza que su vida y la de su familia, se iba degradando a pesar de los encantadores de serpientes, ayudados por los narcóticos medios de comunicación. A escasos días de la conmemoración de la IGM, en que el ridículo Macron, quería limpiar a un criminal como Pétain, si se visiona la película La Rafle, de Roselyne Bosch, se evidencia una vez más la miseria humana más extrema, que no tiene posibilidad de reparación bajo ningún concepto. Todos los festejos impúdicos, que se realizó en Paris, con dinero público, en que la hipocresía era oceánica, ¿cuántos de estos actores irán a su entierro? Las ciencias sociales cada vez más se preocupan de los ciudadanos anónimos, y esta mujer será recordada como una luchadora, y no como Pétain, y otros muchos que siguen vivos, como unos auténticos matarifes.

Search