Javier Orcajada del Castillo

«Cogérsela con papel de fumar»

La presión de los medios de difusión españoles sobre el referéndum catalán es tan agobiante y tosca, que la Generalitat no necesita estimular el voto a la ciudadanía: ya se lo están haciendo los sumisos medios de difusión del Estado. Se quedan en la anécdota, con lo curioso y fútil: el abrazo de un guardia civil llorando con una persona que le ofrece su casa porque les han echado del hotel. Les acusan que no se dan las condiciones legales para efectuar un referéndum por no existir censo o por no haberse constituido las mesas electorales o se proclama sin pruebas que muchos votantes lo han hecho en varios colegios. Que el Parlament ha utilizado un procedimiento forzado para votar las leyes necesarias para culminar el proceso de referéndum y el subsiguiente de declaración de independencia. Claro, cómo van a poder realizar un proceso de votación normalizado si tienen a la Policía Nacional, Guardia Civil y Mossos d'Esquadra machacando descontrolados a toda la población, niños u ancianos incluidos, por el gravísimo delito de intentar ejercer el derecho a votar libre y democráticamente. Los medios de difusión españoles sacan imágenes difusas de la saña de las policías reprimiendo, pero las genuinas y dolorosas vienen en la prensa extranjera. Ahí la española pierde, pues las imágenes son patéticas. Califican a Rajoy de inútil, pero colocan al mismo nivel a Puigdemont. La actuación del President está siendo ejemplar por su serenidad, su actitud de liderazgo y la continua presencia ante todos los medios de difusión incluso los más hostiles, como fue con Evole, que en una entrevista en una cadena «progre», pero que depende de «La Voz de su Amo» le interrumpía cualquier línea argumental de manera despectiva, con intención de ridiculizarle, aunque quien tuvo la oportunidad de verla pudo comprobar que se trataba de una ofensiva programada para desacreditarle. El resultado fue que resaltó la gran personalidad de un lider carismático del éxito que ha supuesto lograr celebrar el referéndum a pesar de que Rajoy aseguraba categórico que no lo habría porque era ilegal. Catalunya ha demostrado que las leyes contrarias a la voluntad del pueblo son injustas y, según Santo Tomás, no hay que obedecerlas, aunque lo sentencie el Tribunal Constitucional o el Poder Judicial. Por cierto, compuestos por jueces nombrados por el partido en el poder y con el Fiscal General repudiado en Las Cortes y dependiente orgánicamente del gobierno. Los catalanes ya no tienen miedo. Ahora a ver cual es el siguiente movimiento del gobierno: ¿con la cabeza o con la Constitución?

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