Si hay algo que me ha emocionado especialmente últimamente, han sido las últimas palabras de una de las fallecidas en las discotecas de Murcia. «Mami la amo, nos vamos a morir», creo que desde ayer, cada vez que lo leo en prensa, una pena inmensa me atraviesa el cuerpo y alma. Qué mensaje tan desgarrador y a la vez tan hermoso, lleno de grandeza y gratitud. En un mundo donde vivimos una verdadera crisis existencial, donde no sabemos lo que nos deparará el futuro, en el cual cada vez más se apuesta por el belicismo y menos por paliar el sufrimiento de los más necesitados, es de agradecer escuchar estas bellas palabras. Un fuerte abrazo a las familias, a la comunidad latina en general, quienes hacen una gran labor, la que muchos autóctonos no quieren hacer... Que ese bonito mensaje sirva para despertar muchas conciencias, que abra muchos ojos que hace tiempo que están cegados por la intolerancia y la xenofobia. Procuremos, pues, alcanzar a tener un corazón de oro, como bien cantaba el gran Neil Young, ese será nuestro mayor premio.