Javier Orcajada del Castillo, Bilbo

De prestamista a benefactor

Momollu, excura y economista quiso compaginar su vocación religiosa con su formación profesional ayudando a los pobres con pequeños préstamos a través de una especie de crowfounding que se le ocurrió hace muchos años. Con lo que recibió de sus padres, más lo que nos sacaba a los amigos y ayudas que recibía de los fondos sociales de las cajas de ahorro y algunas subvenciones de instituciones acumuló un fondo para poner a disposición de gente humilde, pero con iniciativa e ideas para crear pequeños negocios que necesitaba liquidez en especial al iniciarse para salir de la pobreza, preservar su dignidad.  

Desarrollaba una actividad frenética haciendo gestiones para apoyar a aquellos «emprendedores» de manera que su actividad en favor de la gente pervertía su ministerio de cura que tenía bastante abandonado. No obstante, se sentía satisfecho sobre todo cuando alguien lograba despegar y el negocio se consolidaba o le devolvían los préstamos, pues así podía entrar en la cadena y prestarlo a otros de los muchos que acudían en demanda de esos fondos. Pero llegó un momento que le ocupaba más tiempo la gestión de recuperación de los prestamos que cada vez más terminaban fallidos. Así que tomó la decisión de abandonar su función de prestamista y la transformó en «fondo de inversiones» el cual entraba como  ocio en cada proyecto que participaba cuando confiaba que fuera viable, por tanto  asumiendo los riesgos de insolvencia como los demás socios.

Su filosofía se transformó, pues decía: «no te presto porque no me lo devolverás y nos enfrentaremos, prefiero donártelo y que sigamos como amigos». Terminó en El Salvador, se salió de cura y se unió a la guerrilla y está felizmente casado. Además es un excelente escritor en euskara.

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