Maddi Beguiristain Garaikoetxea

Domingos de lluvia

Domingo por la noche. Está jarreando y lo único que me apetece es tumbarme en el sofá mientras veo alguna película romántica en la tele. Tengo un poco de hambre, ya es hora de que coma algo. ¿Hacer la cena? Uf, qué pereza, los domingos están para descansar. Saldría a picar algo por ahí, pero la verdad es que hace un tiempo de perros y estoy muy cómoda tapadita con la manta. Mejor pago quince euros y pido Glovo, que el que trabaja ahí está porque quiere. Además, seguro que al repartidor le apetece que las preciosas gotas de agua le acaricien la piel. Y que la carretera esté resbaladiza y pueda caerse en cualquier momento le va a parecer una aventura extraordinaria. Qué bien suena. Y no solo eso, que le pagan tres eurazos, si es que le estoy haciendo un favor. Qué buena persona soy y qué bien voy a comer.

¿Telepizza o McDonalds?

Search