Esta agrupación de inútiles defensora de la paz y la democracia se dispone a interpretar el sketch "La guerra de los payasos" y sus protagonistas son el anciano Joe Biden, el necio Boris Johson y de segundones Macron y Pep Borrell como El Guerrero del Antifaz de la UE. Pedro Sanchez va como monaguillo pues no le han invitado a la reunión de los jefes de los miembros de la OTAN porque se han olvidado La TVE le saca en su despacho en mangas de camisa hablando por un teléfono rojo dando imagen de líder mundial. Seguramente saldrá por una esquina el porquero de Agamenon asegurando que no habrá guerra, que no puede haberla, pues ello supondría que hasta los ganadores serían perdedores por la destrucción que provocaría. Claro que algo tan obvio quizá no lo llegaría a entender el abuelo Biden y menos aun el zopenco Boris, pues cuando no está bebido es cuando peor reacciona. Cuando proliferan las amenazas de invasión y movimientos de tropas es que está activada la guerra psicológica que sustituye a las armas. Es que la OTAN está dando imagen de ser el hazmerreir en el mundo de la violencia, pues no hace ni tres meses que han huido valientemente con el rabo entre las piernas de Afganistan y por eso se les ha ocurrido redimirse con una nueva comedia en la frontera entre Ucrania y Rusia. Lo que hay subyacente es el negocio descomunal de gas ruso para Alemania por el gaseoducto Nord Stream que está listo para entrar en actividad tan pronto como la OTAN se recupere del complejo humillante que le ha causado la huida por el back yard de Afganistán. El problema es que todo está en manos de militares a quienes les cuesta reflexionar. «Nunca discutas con un imbécil, porque te llevará a su terreno y te ganará por experiencia» (Mark Twain).