Estaba previsto porque en campaña electoral dijeron que no lo subirían. Eso es lo normal de Rajoy, dice una cosa y hace la contraria. El Ministro de Hacienda, dijo sin ruborizarse ni una pizca que «no había una promesa electoral de bajar impuestos». Si que la hubo. No os parece raro, lo raro es que no dijera que la culpa es de la herencia recibida, entonces sería la tomadura de pelo total. Lo malo es que la herencia no es de ZP, sino de Rajoy.

Suben los impuestos en la bebidas azucaradas para que haya menos gordos, pagamos un poco más, la ventaja es que pagaremos menos que una operación de liposucción.   

El Gobierno ha subido los impuestos. Montoro está protegiendo nuestra salud. Perdemos dinero y kilos, saneamos los pulmones y el hígado, el Gobierno no perderá la credibilidad por qué no la tiene. Hemos de agradecer es por nuestro bien, os acordáis de la amnistía fiscal. Era por nuestro bien, para recaudar más.

Es indignante el lenguaje político, la semana pasada se produjo una estafa. El Juez pidió la imputación del Presidente de Murcia por cuatro delitos de corrupción. Cuatro. El Juez cree que P.A. Sánchez puedo cometer fraude, malversación de fondos, prevaricación continuada y falsedad de documento oficial.

El PP reaccionó rebajando la cosa, en Génova dijeron que se trataba de un asunto, una sospecha a un tema administrativo.

El caso es retorcer la realidad. Rajoy  dijo en campaña «Yo me comprometo a llamar al pan, pan. Y al vino, vino». Es previsible y no cambiará nunca.   

Salud y República